viernes, 13 de octubre de 2017

ADN revela los secretos de los pobladores de la isla de Pascua

ADN revela los secretos de los pobladores de la isla de Pascua

HISPANTV

  • Todavía quedan misterios por desvelar de los constructores de los moais de la isla de Pascua.
Publicada: viernes, 13 de octubre de 2017 1:55

No hay restos genéticos del contacto entre los antiguos habitantes de la isla de Pascua y nativos americanos antes de la llegada de los europeos.
Los rapanuis, los pobladores de la isla de Pascua, no tuvieron ningún contacto con los nativos americanos hasta la llegada de los europeos. O, si lo hubo, no dejó rastro en sus genes. Eso es lo que sostiene un estudio que ha analizado ADN antiguo de los pascuenses. Estos resultados cuestionan investigaciones previas que defienden que sí hubo contacto y que pudo producirse varios siglos antes.
La historia como pueblo de los rapanui estaba llena de misterios que la ciencia ha ido desvelando en las últimas décadas. La arqueología estimó que llegaron a ia Isla de Pascua en torno a 1200 de esta era. La genética demostró después que la teoría sobre su origen polinésico era la acertada. Pero, ¿estos navegantes que venían del oeste se aventuran aún más allá hasta América?, ¿Los amerindios arribaron a las costas de la isla?, ¿o nunca hubo un contacto entre rapanuis y nativos americanos antes de que los europeos empezaran a visitar la isla a partir de 1722? Y si nunca lo hubo, ¿cómo entre el 6 % y el 8 % de sus genes son de origen americano?
Por primera vez, un grupo de investigadores ha podido estudiar ADN antiguo de cinco rapanuis encontrados en el yacimiento de Anakena, en el norte de la isla. Los científicos pudieron aislar el material genético de pequeñas muescas de apenas 200 miligramos obtenidas de las costillas de los restos. Tres de ellos los dataron como muy anteriores al año 1722, de en torno al siglo XIV-XV y los otros dos pertenecerían a dos individuos nacidos en el siglo XIX o principios del XX. Es decir, tenían datos genéticos anteriores y posteriores a la llegada de los occidentales.
“No encontramos pruebas de un flujo de genes entre los habitantes de la Isla de Pascua y los América del Sur”, dice en una nota el antropólogo de la Universidad de California en Santa Clara y principal autor del estudio, Lars Fehren-Schmitz. “Estamos realmente sorprendidos de que no hayamos encontrado nada. Hay muchas pistas que señalan esa posibilidad, tantas que estábamos convencidos de encontrar una evidencia del contacto previo a los europeos con Sudamérica, pero no había nada”, añade.
No encontramos pruebas de un flujo de genes entre los habitantes de la Isla de Pascua y los América del Sur”, dice en una nota el antropólogo de la Universidad de California en Santa Clara y principal autor del estudio, Lars Fehren-Schmitz.
Vista de los Moais del AhuTongariki en la isla de Pascua, en el océano Pacífico

Entre esas pistas que sugerían el contacto están los estudios náuticos sobre la viabilidad de navegar hasta la isla desde la costa americana con la tecnología del pasado, a más de 3500 kilómetros. También el ingente trabajo del antropólogo noruego Thor Heyerdahl que, empeñado en demostrar que los polinesios procedían en realidad de América, realizó la mítica travesía de la Kon-Tiki a mediados del siglo pasado.
Algunos antropólogos mantiene que la cultura rapanui, la creadora de los majestuosos moais, tiene más que ver con los pueblos precolombinos que con los de las otras islas polinésicas. La prueba arqueológica más contundente es la presencia de boniatos o camotes en varias islas polinésicas desde hace casi 1000 años. Pero, la pista más concluyente es que varias investigaciones recientes han desvelado la presencia de genes ancestrales americanos en los rapanuis actuales.
Sin embargo, este nuevo estudio, publicado en Current Biology, no encuentra rastro (un porcentaje inferior al 1 %) de genes amerindios en los tres rapanuis de antes de que llegaran los europeos. Sin embargo, sí lo han encontrado en los dos posteriores y en porcentajes en torno al 6 %, en concordancia con anteriores trabajos. Aunque no se puede descartar la posibilidad de que hubiera algún contacto cultural, “no dejó rastro genético”, comenta Fehren-Schmitz.
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