martes, 10 de enero de 2017

Deutsche Bank: la caída de un megabanco


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Deutsche Bank: la caída de un megabanco

 

 

Juan Hdez. Vigueras

Deutsche Bank: la caída de un megabanco

9 enero 2017 |
Juan Hernández Vigueras – Consejo Científico de ATTAC España
Todo lo dicho sobre los banksters podría ser una descripción del caso del Deutsche Bank, según el informe de la ONG SOMO de Ámsterdam. Las multas, los acuerdos de compromiso y las compensaciones obligatorias que el Banco ha tenido que pagar desde 2009 ascienden a casi 20.000 millones de euros. Entre los delitos cometidos encontramos la manipulación del líbor y el euríbor (junto con la mayoría de los grandes bancos europeos y estadounidenses), el lavado de dinero sucio, el fraude fiscal, la manipulación de swaps de tipos de interés, los CDS y otros derivados, adquisiciones fraudulentas mediante falsos pretensiones de garantías públicas y las prácticas ilegales con hipotecas. El banco es también uno de los culpables de los fraudes fiscales revelados por los Offshore Leaks de 2013 y los Luxemburg Leaks. Sin embargo, el caso más espectacular todavía está por cerrarse. El 16 de septiembre de 2016, el Departamento de Justicia de los EEUU presentó una reclamación de más de 14.000 millones de dólares por los métodos ilegales utilizados en el negocio hipotecario estadounidense del Banco antes de la crisis. Aunque el Banco ya se ha dotado de unas provisiones de 5.000 millones de euros para afrontar futuros juicios, el pago de la cuantía total demandada por los EEUU podría llevarle a su colapso. Aunque al  final de las negociaciones a puerta cerrada, se puede esperar una reducción de la multa. A esta amenaza jurídica se une la crisis económica del Deutsche Bank que muestran todos los indicadores. Entre el 1 de enero de 2006 y el 29 de septiembre de 2016, su valor en el DAX (índice de la Bolsa alemana) ha caído de 45.300 millones a 14.500 millones de euros; una disminución del 67,9%; una bajada solo superada por el Royal Bank of Scotland con un descenso del 70%.
Fundado en 1870, el Deutsche Bank (DB) ha sido el orgullo de la industria financiera alemana durante muchos años. Ya antes de la Primera Guerra Mundial, el banco era un actor global con importantes filiales desde Buenos Aires hasta Hong Kong, Singapur y Calcuta. Muchos comentarios en Alemania que lamentan la crisis actual de este banco apuntan a esa tradición de 150 años.
Tras sus años de vergonzante colaboración con el régimen nazi, después de la Segunda Guerra Mundial el gobierno militar de Estados Unidos consideró dividir el Banco; pero el comienzo de la Guerra Fría, paralizó estos planes. En las décadas siguientes, el DB se convirtió en el núcleo de lo que se llamaba Alemania Inc. Alemania S.A., una simbiosis con los grandes actores de la industria alemana, como Mercedes, BASF, Siemens, etc. En ese período el DB tenía un asiento en el consejo de 35 de las 100 mayores corporaciones alemanas; y era uno de los principales financiadores de la reconstrucción de postguerra. Sin embargo, a partir de los años noventa, el DB comenzó a integrarse en el nuevo tipo de capitalismo financiero globalizado abierto a la supresión de los controles sobre el movimiento de capitales y a la liberalización vía acuerdos comerciales, así como al estímulo del supervisor alemán. E DB se convirtió en un megabanco sistemáticamente importante a nivel internacional y el mayor banco de la zona euro.
La división de inversiones del Banco, cuya base principal era la sucursal de Londres, se convirtió en el centro de gravitación para el nuevo modelo de negocio; y  también el centro de beneficios hasta 2008. En una conferencia del SPD, el partido socialdemócrata alemán, Ackermann consejero delegado del DB, declaró que después de las crisis asiáticas de 1998, “los mercados financieros se han vuelto mucho más estables“. Las razones de esta estabilidad eran las “sabias políticas” junto con “el uso de instrumentos financieros innovadores y la aparición de nuevos actores que permiten una mejor distribución de los riesgos. Estamos hablando de instrumentos como los derivados y la titulización“. Aunque sucedió todo lo contrario, Ackermann permaneció en el cargo hasta 2012 como personaje arrogante e influyente, sobre todo como presidente del Instituto Internacional de Finanzas, una agencia del lobby bancario global. Sólo después de que los rumores sobre las prácticas delictivas del DB se fueron confirmando, se desvaneció este ejemplo de colusión entre el capital financiero y la política.
Publicado por
La Europa Opaca de las Finanzas
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