Se trata de una táctica de difamación que sigue empleándose desde la Guerra Fría contra cualquier voz antimilitarista.
El líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, pidió la semana pasada que se ponga fin a la escalada de tensiones entre la OTAN, Rusia y la Unión Europea. "No quiero ver más tropas desplegadas en la frontera entre la OTAN y Rusia, quiero ver una reducción de las tensiones; en definitiva, una desmilitarización y una mejora de las relaciones a ambos lados... no puede haber un retorno a la mentalidad de la Guerra Fría", explicó en una entrevista a la 'BBC'.

Las declaraciones del líder laborista se producían en el marco de nuevas tensiones con miembros de su propio partido respecto a su crítica postura frente al despliegue de la OTAN en la frontera con Rusia. Al igual que Estados Unidos, Reino Unido ha aumentado considerablemente su presencia militar en los países Bálticos. De hecho, el gobierno enviará otros 800 soldados más a Estonia en primavera, 500 de los cuáles formarán parte del rotativo permanente de la Alianza Atlántica.

Como respuesta a este despliegue sin precedentes, Rusia ha movilizado a sus propias tropas en la frontera del país, lo que ha aumentado todavía más las tensiones militares del último año. Hace apenas una semana, Estados Unidos desplazó otros 4.000 efectivos a Polonia, el mayor despliegue de tropas norteamericanas en Europa desde el final de la Guerra Fría.

Sin embargo, la respuesta al llamamiento de Corbyn de mejorar las relaciones y reducir las tensiones con Moscú no se ha hecho esperar. El ministro de las Fuerzas Armadas británicas, Mike Penning, ha acusado al líder laborista de ser un colaborador del Kremlin: "Estos comentarios sugieren que el líder laborista preferiría colaborar con la agresión rusa que apoyar mutuamente a los aliados de la OTAN. Al igual que sucedió con (el programa nuclear) Trident, todo lo que el Partido Laborista dice y hace demuestra que no se puede confiar en ellos en temas de seguridad nacional británicos", afirmó.

Una táctica de difamación

No obstante, no es la primera vez que Corbyn muestra públicamente sus ideales antimilaristas. El pasado verano, el líder laborista hizo causa común con el Partido Nacionalista Escocés para pedir la cancelación del programa de misiles y submarinos nucleares como parte de una iniciativa de desarme, y se mostró claramente en contra de renovar el programa nuclear Trident.

Respecto a Rusia, en numerosas ocasiones ha abogado por mejorar las relaciones y, además, ha defendido abiertamente que la OTAN es una organización que "debería haber sido dada de baja en 1990 junto con el Pacto de Varsovia". Sin embargo, a pesar de que también ha sido muy crítico con otros aspectos de la política rusa, como la intervención en Siria, sus declaraciones siempre son atacadas de forma fulminante por los sectores más conservadores.

El periodista Glenn Greenwald, en un artículo publicado en The Intercept, señala que se trata de la misma formulación propagandística que se ha utilizado durante décadas en Occidente para equiparar la oposición al militarismo con alguna forma de deslealtad o traición: "Si alguien se opone a la confrontación militar con un adversario extranjero o aboga por mejores relaciones con él, entonces se le acusa de albergar una simpatía secreta e incluso de apoyar a esos líderes extranjeros, y son a menudos sospechosos de ser 'colaboradores' activos de ellos".

"Esta táctica de difamación fue, por supuesto, desplegada una y otra vez durante la Guerra Fría con respecto a aquellos que abogaban por mejores relaciones o una reducción del conflicto con Moscú, pero se ha utilizado repetidamente desde entonces y cada vez que llega el momento de confrontar un nuevo 'Villano Exterior'". Así explica Greenwald cómo los que se opusieron a la invasión de Irak, Libia o la denominada Guerra contra el Terror fueron acusados de ser pro-Saddam, gadafistas o simpatizantes del terrorismo.

El despliegue de la OTAN en la frontera de Rusia en cifras:
  • A principios de enero, llegaron al puerto alemán de Bremerhaven 4.000 soldados que se distribuirán entre Polonia, Bulgaria, Rumanía y los países bálticos. Este despliegue marca una nueva fase en la continua presencia estadounidense en Europa, siendo el mayor desde los tiempos de la Guerra Fría.
  • En total EE.UU. planea llevar a Europa oriental 87 tanques Abrams M1A1, 20 sistemas de artillería Paladín y 136 vehículos de combate Bradley en esa operación.
  • La Décima Brigada de Aviación de Combate —con 50 helicópteros Black Hawk, 10 helicópteros CH-47 Chinook y 1.800 soldados—, así como un batallón de aviación compuesto por 400 aviadores y 24 helicópteros Apache, también se desplegarán en Europa oriental.
  • Un millar de efectivos del Ejército de Tierra de EE.UU., junto con las primeras brigadas de carros de combate, llegaron a Polonia el 10 de enero. En general, está previsto que en Polonia se desplieguen casi 7.000 efectivos de la OTAN, según precisó el ministro de Defensa polaco, Antoni Macierewicz.