Una gran tormenta solar que se está acercando a la Tierra podría apagar las redes eléctricas en todos los continentes, según advierte la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU.


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Las tormentas solares se producen cuando el plasma del Sol es impulsado hacia nuestro planeta dentro de una corriente de partículas sobrealimentadas.

Este tipo de tormenta crea un fenómeno atmosférico conocido como 'aurora boreal'.

No obstante, la oleada de los electrones también puede causar interferencias en dispositivos electrónicos y sistemas de navegación.

Los efectos producidos por estas tormentas son similares a un pulso electromagnético masivo (EMP) —radiación electromagnética proveniente de una explosión de un arma nuclear detonada en el cielo—.


El pasado octubre, el presidente saliente de EEUU, Barack Obama, firmó una orden ejecutiva para instar al Gobierno del país a adoptar medidas que ayuden a paliar las posibles consecuencias de una tormenta solar.

Según indicó, "el tiempo espacial tiene el potencial de afectar y perturbar simultáneamente la salud y la seguridad de continentes enteros".

La última gran tormenta solar, conocida como evento Carrington, ocurrió en 1859.

Fue tan potente que apagó las máquinas telegráficas en dos continentes.

Además, la 'aurora boreal', que normalmente aparece en las regiones cercanas al polo norte, pudo observarse en África, Australia, América Latina y EEUU.


Desde entonces, la dependencia de EEUU de las tecnologías modernas ha convertido las tormentas solares en una amenaza mucho mayor que antes.

La revista científica Atmospheric Environmental calculó que si una tormenta solar del tamaño del evento de Carrington llegara a nuestro planeta hoy, podría causar daños de hasta 2.600 millones de dólares solo en EEUU.

Además, el investigador principal de la empresa estadounidense Predictive Science, Pete Riley, dijo a APS Physics que la probabilidad de una fuerte tormenta solar en la próxima década está en torno a un 10%.