domingo, 13 de noviembre de 2016

Testimonios reveladores tras los atentados en París

Los testigos relataron con asombro lo sucedido.

Los testigos relataron con asombro lo sucedido. | Foto: Publico.es

Publicado 13 noviembre 2016

Testigos de los ataques terroristas que dejaron saldo de 130 muertos, contaron parte de los detalles de esa noche de terror.

Algunos de los testigos que vivieron el drama de los atentados perpetrados 13 de noviembre del 2015 en París, capital de Francia, revelaron los detalles de lo ocurrido.
Se trata de uno de los ataques más sangrientos que ha vivido Francia en los últimos años, el cual cobró la vida de 130 personas y otras 300 salieron heridas. 
"No decían nada, sólo disparaban”.
Un reportero de una emisora de radio de Francia, identificado como Julien Pearce, detalló lo ocurrido en el concierto de la sala de fiestas del Bataclan.
"Escuchamos disparos fuera de la sala. Todos nos tiramos al suelo y nos cubrimos la cabeza. Duró diez minutos", dijo.
Pearce detalló que vio entrar a uno de los asaltantes. “Era como un tipo cualquiera que sostiene un Kalashnikov. Eso es todo. No iban enmascarados y eran muy jóvenes, como de 25 años", relató.
El periodista dijo además que los terroristas tuvieron tiempo de recargar sus cargadores dos o tres veces. "No decían nada, sólo disparaban. Disparaban a la gente acurrucada en el suelo".
En uno de los momentos de silencio, Pearce logró subir al escenario y encontrar una salida hasta alcanzar la calle y escapar.
Disparaban a la gente al azar
Por otro lado, Fahmi B., un joven turco de 23 años, contó al periódico Libération lo que vivió esa noche de terror.
"Yo estaba en el foso (del teatro), cuando de repente oí un ruido como de petardos. En ese momento pensé que era parte del show, y luego me di la vuelta y vi a una persona que había recibido un disparo en el ojo. Se puso de pie y se desplomó. Todo el mundo se echó al suelo, escuchamos disparos. Disparaban a la gente al azar. Me acurruqué en posición fetal, pero mis pies estaban bloqueadas por el cuerpo de alguien. Me las arreglé para quitarme los zapatos y pude correr detrás del escenario, porque una puerta de salida estaba justo al lado, con otras tres personas que resultaron heridas", relató.
El escenario se derrumbó
Un testigo citado por el diario Le Monde contó que el escenario de la sala se derrumbó porque había mucha gente.
“Me recosté detrás del altavoz. Entonces dispararon 20 ó 30 balas, dispararon al azar. Vi rifles de asalto. He tenido que caminar sobre cadáveres. Había sangre. En la calle había muertos", comentó.
"Escuché muchas balas, tal vez cien, y todo el mundo gritaba"
Mathieu, de 29 años, citado por el portal español Publico.es, le contó a periodistas que en la noche del viernes circulaba con unos amigos en un coche Uber por la calle Charonne cuando vieron una berlina negra de la que se bajaba un hombre con un Kalashnikov. Entonces empezaron las ráfagas. Al menos cien balas fueron disparadas "en todos los sentidos".
 

Más de 20 medios de comunicación se encuentran para dar El Salto

Más de 20 medios de comunicación se encuentran para dar El Salto
DIAGONAL reúne en Madrid a medios de comunicación crítica para presentar las líneas estratégicas de EL SALTO, un proceso que supone la creación de una cooperativa estatal de medios y el lanzamiento de un nuevo medio de calidad, incisivo, con nuevos formatos y hecho desde las premisas de la economía social. El nuevo medio sustituirá, después de 12 años, al quincenal en papel al que están suscritas casi 5.000 personas.


Los pasados 5 y 6 de noviembre una idea sobrevolaba el ambiente del espacio Ecoo en Madrid: “el Salto no es hacia adelante, es hacia arriba”. Ésta fue una de las frases más repetidas en el encuentro estatal de medios independientes interesados en el proyecto del Salto, que impulsa el colectivo editor de DIAGONAL y que abre las puertas a repensar de forma colectiva las claves de la comunicación crítica, la soberanía informativa y el periodismo situado.

























Tras una consulta vinculante a suscriptores y suscriptoras, que concluyó con un apoyo mayoritario de la comunidad Diagonal, el colectivo editor juntaba por primera vez en un mismo lugar físico a los diferentes proyectos comunicativos que quieren participar de la propuesta.
El objetivo: reconocernos en una forma similar de hacer comunicación y sentar las bases de un nuevo colectivo editor que haga posible el salto de escala.






Diagonal, Pikara Magazine, El Salmón Contracorriente, Arainfo (Aragón), Directa (Catalunya), Praza Pública (Galiza), Último Cero (Valladolid), El Salto Andalucía, Galiza Ano Cero, Wiriko, Nodo50, SiberiaTV, La Marea, Pamplonauta (Nafarroa), La Entrevista del Mes, revista Ecologista, revista Pueblos, Viento Sur, Colectivo Burbuja, Ágora Alcorcón, Revista Bostezo, medios locales como Voces de Pradillo (Móstoles), Periódico de Hortaleza, El Desperttador, Periódico 15M, así como diferentes radios libres comunitarias… Más de 20 medios acudieron a la cita del Salto.



Junto a ellos, debatieron decenas de periodistas, activistas de la comunicación y portavoces de organizaciones de la sociedad civil y movimientos sociales que han acompañado a DIAGONAL durante la última década.
En total, más de 100 personas se volcaron en desplegar las posibilidades de crear en 2017 el primer gran medio hecho por la gente, un nuevo medio que funcione con reglas diferentes a las de los medios tradicionales: sin publicidad de las grandes empresas, sin contenidos patrocinados, un medio de propiedad colectiva, descentralizado y democrático.
Combinar independencia económica y condiciones laborales dignas, una de las preocupaciones centrales.
No se trata de una idea al aire, sino de un proceso con planes de viabilidad y calendario sin vuelta atrás que a finales de este mes vivirá un nuevo hito: el inicio de la campaña de socias y socios (accionariado popular) que dotará de los recursos económicos necesarios para iniciar esta aventura periodística.
Además, el último número de DIAGONAL como "quincenal de actualidad crítica que llega cada dos jueves a los kioskos y a tu casa" llegará a mediados de diciembre y será el 284. Estén atentas a los próximos pasos.

Cooperar, no competir

El Salto es mucho más que una red de medios. “Es una apuesta por alcanzar una escala más grande gracias a una mirada construida colectivamente”, recordó Fernán Chalmeta, del colectivo editor de Diagonal. Con distintos niveles de integración, desde la coordinación de coberturas y trabajos de investigación conjuntos, pasando por compartir una plataforma digital y una publicación mensual en papel con ediciones locales, el encuentro abordó las distintas posibilidades abiertas para cooperar entre medios afines, evitar duplicidades y potenciar una comunicación diferente en tiempos de crisis. Se comentaron los pasos y detalles para la creación de una federación de medios en forma de cooperativa que reordene el panorama mediático en el Estado español y en el Sur de Europa.
 
A qué comunidad nos dirijimos, otra de las ideas centrales del debate
Todos los medios de comunicación invitados tienen trayectorias propias, procedencias diversas y prácticas periodísticas singulares. Sin embargo, todos entienden la comunicación como una herramienta al servicio de la transformación social y comparten la misma idea de independencia (o interdependencia) frente a los grandes grupos empresariales de comunicación.
Para Chorche Tricas, de Arainfo, frente a un escenario de competencia “es necesario participar, cooperar, aportar a este ecosistema que planteamos con el Salto para crecer desde la diversidad, que es una riqueza en sí misma. Entendemos el periodismo como una herramienta a disposición del tejido social y de los debates e ideas que de aquí surgen, como una herramienta más que posibilita esos cambios”.
 
El encuentro tuvo una parte de debate abierto y otra destinada a trabajar en la organización del futuro colectivo editor.
Desde Último Cero, medio de Valladolid que contribuyó como pocos a desenmascarar las tramas de corrupción del PP en la región, definían el encuentro como “histórico”, un punto de inflexión en la creación de “un nuevo sujeto”, un nuevo colectivo que afronte un reto tan complicado como necesario: darle la vuelta a la comunicación en el Estado español.
Con este encuentro damos por sentadas las bases para poner en marcha un medio de comunicación llamado a cambiar las formas de producción de información del periodismo social a gran escala. Por supuesto, no empezamos de cero. Llevamos años experimentando, bajo diversas cabeceras, con una manera de hacer periodismo que resulte útil tanto para la comunidad que lo recibe como para el equipo humano que lo elabora. Un periodismo situado que transforma y reivindica, desde la alegría, la puesta en práctica de unos valores que trascienden la propia profesión y que son, en última instancia, una forma de vida.
El equipo de DIAGONAL lo tiene claro: Nos toca ahora seguir trabajando en la propuesta, concretar las alianzas, apelar a nuestra comunidad para que nos ayude y confiar en que más gente nos acompañará en esta aventura. ¿Te animas al salto de escala?

Cientos de personas protestan contra la hidrofracturación en Manchester, Reino Unido

Cientos de personas protestan contra la hidrofracturación en Manchester, Reino Unido 

 

Publicado: 13 nov 2016 03:44 GMT
Unas 2.000 personas han marchado contra la fracturación hidráulica en la ciudad británica de Manchester después de que el Gobierno permitiera a la compañía Cuadrilla emplear esa técnica de extracción de gas y petróleo cerca de la urbe. Este método específico genera mucha polémica por el riesgo que supone para el medioambiente y fue prohibido en varios países de la Unión Europea.

Fuerzas iraquíes anuncian la liberación de la ciudad de Nimrud dentro de su ofensiva por recuperar Mosul


rtve.es

Fuerzas iraquíes anuncian la liberación de la ciudad de Nimrud dentro de su ofensiva por recuperar Mosul - RTVE.es

 

 

 

Fuerzas iraquíes patrullan por un barrio al este de Mosul el pasado 3 de noviembre

EFE
Las fuerzas iraquíes han liberado este domingo la ciudad de Nimrud, situada en el frente meridional de la batalla por el control de Mosul, según ha informado el comandante de las Fuerzas Especiales, el general de brigada Abdelamir Yarala.
En un comunicado, Yarala ha anunciado que "las unidades de la IX Brigada de Blindados liberaron totalmente la localidad de Nimrud e izaron la bandera iraquí sobre sus edificios".
Asimismo, ha destacado que en la recuperación de esa zona el grupo terrorista Estado Islámico (EI) sufrió bajas en sus filas y pérdida de equipamiento militar.
Las fuerzas iraquíes también han recuperado la aldea de Al Naamaniya, al sur de Nimrud, un día después de haber expulsado a los yihadistas de Abas al Rayab, otra población de la comarca de Nimrud.
En esta zona se encuentra la antigua ciudad asiria de Nimrud, que llegó a ser un importante centro de poder durante el reinado de Salmanasar I (1373-1244 a.C.) y que sufrió el saqueo y el destrozo por parte de los yihadistas del grupo Estado Islámico, que ocuparon esta zona en junio de 2014. Entre los emblemas de la antigua Nimrud destruidos por los yihadistas figura el templo de Nabu.
La ofensiva de las tropas iraquíes y kurdas para liberar Mosul y la totalidad de la provincia de Nínive comenzó el pasado 17 de octubre desde tres frentes -norte, sur y este-, y ha permitido hasta el momento la conquista de varios barrios orientales de la ciudad, considerada el principal bastión del Estado Islámico en Irak

Los Smith que auparon al nuevo presidente

Los Smith que auparon al nuevo presidente

En los barrios de clase media de Dayton (Ohio) hay miedo, decepción y fe en el cambio. Es la América que dio el triunfo al empresario


Seguidores de Trump en Nueva York REUTERS
Cada vez que Donald Trump proclamaba “Hagamos América grande de nuevo”, muchos progresistas se burlaban preguntándose cuándo había Estados Unidos dejado de ser grande. Pero en Centerville, un suburbio de Dayton (Ohio), Erin Smith sí sabe ponerle una fecha de caducidad a esos buenos tiempos. Sucedió hace unos 20 años, cuando la industria que hizo de Ohio un Estado próspero donde sin una cualificación especial se podía encontrar un trabajo bien remunerado empezó a cerrar sus fábricas.

El martes 8 de noviembre, Erin, blanco, de 32 años y sin estudios superiores, votó por Trump. Otros 2,7 millones (el 52,1%) de ciudadanos votaron también por él en Ohio, que en 2012 y 2008 aupó al demócrata Barack Obama. Es uno de los seis Estados que cambió de color y dio la victoria al magnate Trump.
Smith es muy afable. No mostró impaciencia el viernes cuando la periodista irrumpió sin aviso en su casa, que tiene un gran cartel de Trump en el jardín bajo una bandera estadounidense aún mayor, para preguntarle qué le llevó a votar a Trump. No fue el único. Todo su barrio, y muchos más en los alrededores, muestran todavía orgullosos propaganda electoral republicana. Es difícil ver un afiche de Hillary Clinton y Tim Kaine.
Smith, un veterano que busca trabajo tras volver a la vida civil, asegura que no odia a nadie. “Creo en unas normas fronterizas más estrictas, hay mucha gente aquí que está usando nuestras cosas, prestaciones sociales, cupones de comida… Y no quiero pagar para que todos los que vengan a este país se beneficien de esos servicios. Si estás en este país ilegalmente, no tienes nada que hacer aquí y te deberías ir. Si estás legalmente, pues bien”.
También quiere que se frene el tráfico de drogas desde México y que se deje de permitir la entrada de refugiados sirios y “de toda esa gente que está intentando entrar” porque, “con ISIS y todas esas cosas, es difícil diferenciar quién está involucrado o no” en actividades terroristas. No ve con buenos ojos movimientos como Black Lives Matter, que ha canalizado la ira de los afroamericanos por la persistente tensión racial, y tampoco está de acuerdo con firmar más acuerdos comerciales internacionales. “La economía va mal ahora, ¿por qué llevarse todos los empleos a otra parte? No tiene sentido”, lamenta. También percibe una pérdida de valores: “En los últimos ocho años, el país ha ido cuesta abajo en valores, las cosas se han desatado, y si Hillary hubiera sido elegida, las cosas habrían seguido yendo del mismo modo”
La casa de Smith está en el condado de Montgomery (medio millón de habitantes, un 73,8% blancos y casi el 80% sin estudios superiores). Son los denominados blue collar, la clase trabajadora. Como Smith. Como tantos en Ohio (donde el salario son 48.849 dólares anuales frente los 53.482 de la media) y otros estados del cinturón industrial del Medio Oeste. Como buena parte de los votantes de Trump. El republicano, que no ganó en ninguna ciudad de más de un millón de vecinos, recibió un impulso clave de los blancos sin educación universitaria (le votó el 67%, según las encuestas a pie de urna del New York Times), aunque también lo votaron el 49% de los licenciados blancos y el 42% de las mujeres. Una imagen que se refleja en Montgomery.
El 42% de las mujeres y el 49% de los licenciados blancos votaron al magnate
Aunque en este condado el desempleo es del 4,7%, por debajo incluso de la media nacional, persiste la sensación de que todo va cuesta abajo. En la edad de oro de Ohio, desde los sesenta hasta comienzos de este siglo, la tasa de pobreza estatal era inferior a la media nacional. Hoy es algo superior a la media (15,8 % frente al 15,5%, según datos del censo de 2014).
“La gente está harta de cómo se han manejado las cosas, está cansada, quieren que se les devuelva su país, y Trump fue tan entusiasta… Esa frase, hagamos que América sea grande de nuevo, me gustó porque queremos que las cosas vuelvan a ser buenas, como antes”, dice Smith.
A Steve, de 57 años, también le gustaría volver atrás. Aunque tampoco completó los estudios, nunca le faltó trabajo. Pero las fábricas empezaron a cerrar. “Lo perdimos todo”, lamenta. Él tuvo unos problemas médicos que supusieron unas facturas que no podía pagar. Perdió hasta su casa. En 2008, votó por Barack Obama. El martes, lo hizo por Trump.
En Dayton, la capital de Montgomery, Kathleen, una empleada de banca entrada en la cincuentena, hojea libros en la sección de política e historia de una feria del libro de segunda mano. “La clase media se ha cansado de ser la gallina de los huevos de oro”, coincide. “Clinton es demasiado elitista, se olvidó de la clase media”. También votó a Trump, a pesar de su sexismo. Al menos sacudirá las cosas en Washington, comenta. “Trump no tiene miedo de provocar ampollas”. “Necesitamos que alguien remueva la maldita olla”, coincide Steve.
Hacía 28 años que en este condado a una hora en coche de la capital de Ohio, Columbus, no ganaba un republicano. La última vez fue George H.W. Bush, en 1988.
Sienten que los demócratas han dejado de ocuparse de ellos 
Al politólogo Paul Beck no le sorprende. Los votantes “sienten que los demócratas han dejado de preocuparse por ellos, mientras que Trump se trabajó bien su apoyo”. El neoyorquino fue dos veces a Montgomery. Clinton ni una. Además existe, agrega Beck, una cuestión de “percepciones” más que de datos objetivos o promesas políticas realistas. “Añoran tiempos pasados, hace 15 o 20 años, cuando las cosas les iban mejor, y están dispuestos a votar por Trump porque creen que él puede traer de vuelta esos tiempos”, explica el profesor emérito de Ciencias Políticas de la Universidad Estatal de Ohio.
A ello se unen, “considerables cambios culturales” en un país cada vez más diverso y con novedades como el matrimonio gay. Y esto, en zonas históricamente blancas y conservadoras como Ohio, donde el porcentaje de hispanos solo es del 3,6%, produce recelos. “No quiero llamarlo un shock, pero sí hay una sensación en estas zonas rurales y pequeñas ciudades de que las cosas están cambiando a su alrededor de una manera con la que no se sienten cómodos”.
“Son todas esas cosas las que hacen que la gente se sienta muy insatisfecha con la situación actual. Y las que les disponen a votar por alguien que ven como antiestablishment”, señala. Con todas las diferencias ideológicas, que son abismales, “de alguna forma, dice el profesor Beck, son los votantes de Podemos en España, que no están satisfechos con la gente que los gobierna y están dispuestos a intentarlo con alguien distinto”.

Un estado menos diverso y menos educado que el resto del país

Ohio, según los datos del censo, se ha convertido en un estado “un poco más blanco, un poco menos educado y más viejo” que el resto del país. En Ohio, los blancos son el 82,7 % ciento de la población (la media nacional es de 77,1%), mientras que los afroamericanos suman el 12,7% (13,3% en todo EE UU) y los hispanos solo el 3,6% (17,6%). La cifra de ciudadanos con estudios universitarios en Ohio es del 25,6%, frente al 29,3% nacional. Los ingresos medios en este estado del deprimido cinturón industrial estadounidense son de 48.849 dólares anuales, frente al promedio nacional de 53.482.
Estos datos sirven, al menos en parte, para explicar por qué Ohio, que en 2008 y 2012 votó demócrata, ha dado ahora una victoria contundente al republicano Donald Trump, que se impuso con el 52,1 % de los votos, frente al 43,5% de Hillary Clinton. “Los estados en donde hay una población hispana considerable, se los llevó Clinton. Pero Ohio tiene una población hispana muy pequeña y no fue suficiente para marcar la diferencia que hicieron en Nevada o Colorado”, señala el politólogo Paul Beck. A ello se une un fenómeno un tanto sorprendente, admite: en Ohio, Trump se llevó el voto de los blancos sin educación superior, como en el resto del país, pero también el de los blancos con estudios superiores y el de las mujeres. Algo que podría deberse, aventura, a que hay un sentimiento generalizado de que Trump, con sus promesas electorales, “se preocupa por ellos de una forma que ya no lo hace el Partido Demócrata”. En las encuestas a pie de urna, la cualidad más valorada de los candidatos fue su capacidad de “traer un cambio” (45%), por encima de la experiencia adecuada (20%) para el cargo.
Kyle Kondik, autor del libro “El barómetro: Por qué Ohio elige al presidente”, considera “bastante probable” que este estado que desde 1896, salvo en dos ocasiones (1944 y 1960) ha vaticinado siempre al candidato presidencial ganador, se consolide en el futuro como un estado republicano. La tendencia republicana de este 2016 fue, en todo caso, la más pronunciada desde 1932, señala en un correo electrónico.

El secretario general de la OTAN explica por qué EE.UU. no debe abandonar la Alianza

El secretario general de la OTAN explica por qué EE.UU. no debe abandonar la Alianza

Publicado: 13 nov 2016 11:10 GMT | Última actualización: 13 nov 2016 15:55 GMT
Jens Stoltenberg señala que Donald Trump tiene razón en sus exigencias de "un reparto más equitativo de la carga", dado que ahora EE.UU. cubre casi el 70% de los gastos de la OTAN.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg
El secretario general de la OTAN, Jens StoltenbergFrancois LenoirReuters
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El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha señalado al rotativo 'The Guardian' que "ahora no es el momento de cuestionar el valor de la asociación entre Europa y Estados Unidos", ya que afirma que el bloque militar y la potencia norteamericana enfrentan "grandes desafíos por nuestra seguridad durante una generación", en declaraciones producidas tras conocerse el sorpresivo triunfo de Donald Trump, quien en la campaña criticó el modelo actual de la Alianza.
El secretario general ha reconocido que no hay equidad en la distribución de la responsabilidad entre los miembros de la OTAN. "Hasta la fecha, Estados Unidos es responsable de casi el 70% de los gastos de defensa de la Alianza y (el presidente electo Donald Trump) ha pedido con razón un reparto más equitativo de la carga".
Según Stoltenberg, en los últimos años, la situación de la seguridad se ha "deteriorado dramáticamente" a causa de "Rusia y la turbulencia en el norte de África y Oriente Medio". No obstante, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, señaló este sábado que el Ejército de su país "no amenaza a nadie". "Nuestro territorio es el más grande del mundo, todo el mundo lo sabe, y tenemos que garantizar con fiabilidad la seguridad de nuestro propio país, y de nuestro propio pueblo", fueron las palabras del líder ruso.
"Hasta la fecha, Estados Unidos es responsable de casi el 70% de los gastos de defensa de la Alianza y ha pedido con razón un reparto más equitativo de la carga"
Jens Stoltenberg, el secretario general de la OTAN
El alto cargo de la Alianza ha indicado que el fortalecimiento más extenso desde la época de la Guerra Fría en la defensa colectiva del bloque fue la respuesta a los retos de seguridad que enfrenta, por lo que destacó que "ir solo no es una opción, ya sea para Europa o para Estados Unidos".
Por su parte, Moscú en reiteradas ocasiones ha expresado su preocupación por la expansión de la OTAN cerca de sus fronteras y lo calificó de amenaza para su seguridad. Este lunes, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, anunció que "es imposible erradicar la naturaleza agresiva" de la Alianza Atlántica.

Trump: "Es una institución obsoleta"

Durante la campaña electoral, Trump calificó a la OTAN de "institución obsoleta" y señaló la necesidad de que sus miembros cumplan con sus obligaciones en la Alianza, en concreto, las necesidades presupuestarias en términos de gastos de Defensa.
En un encuentro con periodistas estadounidenses en marzo de 2016, el entonces precandidato republicano a la presidencia abogó por una política exterior menos intervencionista y por reducir la implicación de su país en la OTAN. "Definitivamente, no podemos permitirnos seguir haciéndolo", afirmó Trump en referencia a los gastos de EE.UU. en la OTAN.
"La OTAN nos cuesta una fortuna", dijo el político, destacando que el problema real radica en que EE.UU. es "el que hace todo el trabajo pesado", mientras que los países europeos "no hacen nada".

Donald Trump, el demagogo que capitalizó la ira

Donald Trump, el demagogo que capitalizó la ira

El magnate fue una estrella de la televisión y posee un imperio diversificado.

Le gusta presumir de dinero y desdeña las costumbres de la alta sociedad


Donald Trump, durante la campaña electoral. DAMON WINTER / QUALITY
Algo que Donald Trump aprendió muy joven es que, cuando uno llama a una puerta, no debe quedarse plantado enfrente, sino echarse a un lado. El primer trabajo que hizo para su padre, un constructor que hizo fortuna con la promoción de viviendas asequibles en los distritos neoyorquinos de Brooklyn y Queens, fue ir a cobrar los alquileres remolones, casa por casa, junto a un empleado especializado en la materia. Ser alto, imponer con la presencia física, era necesario. Pero, aun así, si uno daba con un apartamento desafortunado, podía llevarse un disparo, así que ante la puerta solo se exponía la mano.

Donald John Trump, el presidente electo de Estados Unidos, nació ya rico el 14 de julio de 1946. Su padre, Fred, era hijo de un inmigrante alemán, pero durante décadas la familia hizo creer que sus orígenes eran suecos, como recoge la biografía de Michael d’Antonio, para no ahuyentar a la clientela judía de Nueva York tras la Segunda Guerra Mundial.
El inesperado ascenso del hijo de un constructor a la presidencia del país más poderoso del mundo no se explica en las estructuras de los partidos, ni en el Senado de Washington o la política local, cantera tradicional de los presidentes americanos. Tampoco en los salones del establishment. Hay que buscarlo en los platós de televisión, en el Manhattan de la Hoguera de las vanidades y en las calles más difíciles del Brooklyn y el Queens de los años sesenta. El hombre que sacude el mundo comenzó su andadura llamando puertas y esquivando potenciales disparos en barrios humildes.
Cuando estos días tanta gente se pregunta cómo un millonario de la Quinta Avenida —un hijo de papá que vive en mansiones versallescas— se ha metido en el bolsillo a tanto votante obrero enfadado con el sistema, ayuda mucho retroceder a esos años de recaudador, a la época en que su madre, pese a todo el dinero que tenían, iba personalmente a las lavanderías de los edificios de la familia a recoger las monedas de las máquinas.
La calle en la que creció, en Jamaica Estates, una zona adinerada de Queens, está formada por residencias elegantes, jardines cuidados y coches buenos aparcados. La casa, porticada, de ladrillos marrones y columnas blancas, es una de las mayores del barrio. Pero bajando por la misma acera, a tan solo cinco minutos, llega uno a la avenida Hillside, otra dimensión. Las tiendas árabes de comida halal se multiplican en la calle, ocupada por comercios de todo a 99 céntimos, compraventa de oro y desprendiendo un olor mayúsculo El Palacio de la Barbacoa.
El hombre que ha llegado a la Casa Blanca azuzando los sentimientos del nacionalismo blanco americano procede del lugar más multiétnico de Nueva York, Queens, y de una zona concreta en la que las casas de los ricos estaban pegadas a las de aquellos de clase obrera. Kevin Russell, un vecino de 50 años de su misma calle, dice que Trump “era un tipo muy amable, que estuvo viniendo a ver a sus padres hasta el final, hablaba con todos”. “Esas cosas que dice ahora de la inmigración no pueden venir de él, esto es Queens, hemos vivido todos juntos en paz”, asegura.
El magnate posa con su padre en la inauguración de la pista de hielo de Central Park en 1987 getty
Pero la tensión racial siempre ha estado presente en la vida del próximo presidente de Estados Unidos. En 1973 fue denunciado junto a su padre por discriminar la entrada de las familias negras en sus propiedades de alquiler. Y nunca ha dado marcha atrás en el llamado caso de los cinco de Central Park, cuando en 1989 unos adolescentes —un hispano y cuatro afroamericanos— fueron condenados por una violación que, se supo en 2002, no habían cometido. Cuando aún no se había celebrado el juicio, Trump pagó anuncios a toda página pidiendo la pena de muerte. Fueron exonerados, pero el empresario ha mantenido que son culpables.
Miente a menudo. Entró en política también con el lanzallamas de la raza en la mano, abanderando en 2011 la campaña que cuestionaba el origen del presidente Barack Obama. Fue tal la presión que este tuvo que llegar a mostrar su certificado de nacimiento. Aquel año, en la tradicional cena de periodistas en la que el presidente pronuncia un discurso jocoso, la víctima fue Trump, sus aficiones televisivas y los concursos de belleza. “Sin duda, Donald traerá el cambio a la Casa Blanca”, se burló Obama. Hay quien dice que eso le espoleó.
Muchos seguidores de Trump, a lo largo de la campaña, argumentaban que les inspiraba confianza porque su candidatura era desinteresada: ¿por qué querría un magnate multimillonario meterse en política, teniendo ya todo? Es tan difícil —o tan fácil— de explicar como su adicción a las cámaras. No se entiende el ascendente de Trump en la sociedad estadounidense sin su condición de showman: presentó 14 temporadas de El Aprendiz, un concurso de talentos en el que desempeñaba el papel de ogro, de tipo exigente que decía las cosas con crudeza. Cuanto más agresivo era, más audiencia lograba.
Trump ha utilizado a los medios toda su vida para obtener publicidad gratuita, aunque fuera a golpe de polémica. “El precio de un anuncio a toda página en The New York Times puede ser de más de 100.000 dólares, pero cuando publican una noticia sobre alguno de mis negocios, no me cuesta un céntimo, y tengo una repercusión más importante”, confesaba en su último libro, América paralizada. En él admite que en ocasiones hace “comentarios indignantes” para darles a los medios “lo que buscan”.
Trump alimenta su imagen de matón. Cuando era un niño, le dejó un ojo morado a su profesor de música porque consideraba que el docente no sabía nada de la materia. Este y muchos de estos episodios han sido relatados en primera persona, en El arte de la negociación, una obra que publicó en los años ochenta, muy reveladora sobre la personalidad del próximo presidente, no tanto por la fiabilidad de lo que cuenta (mantiene la falsedad del origen sueco de su abuelo), sino porque muestra la imagen que Trump tiene de sí mismo o, más bien, la que quiere proyectar. Por ejemplo, dice que cuando llega a Manhattan, en los años setenta, unas de las primeras cosas que hace es intentar entrar al selecto Le Club, un local elitista al que costaba incorporarse sin conocer a alguien, como era su caso. Al final, Donald sale un par de veces con el presidente y aun así le cuesta convencerle. Esta es la razón: “Yo era joven y guapo y, como algunos miembros mayores del club estaban casados con mujeres también jóvenes y bonitas, temía que yo se las robara. Me pidió que le prometiera que no lo haría”.
Trump se ha casado tres veces. Con su primera esposa, Ivana, una maniquí de origen checo, pasó 15 años y tuvo a sus tres hijos mayores (Donald, Eric e Ivanka). Se separó en 1992, después de un affair con la actriz Marla Maples, con la que también contrajo matrimonio después, del que nació Tiffany. La pareja se rompió a los siete años. Con Melania, la futura primera dama, de origen esloveno y 24 años más joven, empezó a salir al poco tiempo, pero no se casaron hasta 2005. Son padres de Barron, ese chico de 10 años rubio que la noche de la victoria electoral miraba al público muy serio. Trump ha sido acusado muchas veces de abusos y él mismo, en un vídeo de 2005, se jactaba de poder manosear a las mujeres sin su consentimiento. Su primera esposa, Ivana, llegó a acusarle en un libro de haberla violado, aunque luego ha matizado sus palabras.
"El precio de un anuncio a toda página en The New York Times puede ser de más de 100.000 dólares, pero cuando publican una noticia sobre alguno de mis negocios, no me cuesta un céntimo"
Donald Trump
Nada le ha pasado factura electoral. En los mítines, sus votantes le quitaban hierro a cualquiera de sus insultos o provocaciones. “Me encanta la gente poco formada”, ha llegado a decir en referencia a sus propios votantes. Hay algo que fascina a parte de su electorado y es la exaltación de su éxito. Como escribió hace poco Lauren Collins, “si la promesa de Obama es que él era tú, la promesa de Trump es que tú eres él”. Trump quería convertirse en un rey del ladrillo en Manhattan. Hoy, unos 17 edificios de la ciudad llevan su marca, en letras enormes, aunque la mayoría no le pertenecen ya. Le gusta venderse como un hombre hecho a sí mismo, pero inició su propio negocio con un préstamo paterno de un millón de dólares de la época. Antes había pasado por la Academia Militar de Nueva York, la Universidad de Fordham del Bronx, de jesuitas, y la prestigiosa escuela de negocios Wharton, donde se graduó sin pena ni gloria.
Su abogado y amigo, en el inicio de la andadura por libre, fue Roy Cohn, mano derecha de McCarthy durante la caza de brujas y defensor de conocidos gánsteres de la época. De los primeros edificios en Manhattan, pasó a abrir casinos en Atlantic City, Nueva Jersey, donde se acogió a varias bancarrotas para evitar pagos. El imperio de Trump está muy ramificado, aunque el grueso de los negocios conocidos siguen siendo en el sector inmobiliario, turístico, los campos del golf. Durante la campaña, entregó un documento obligatorio por ley que mostraba sus intereses financieros y, según Reuters, recogía más de 500 entidades en el mundo. También está bajo investigación la Trump University por presuntas irregularidades.

Un imperio empresarial con origen en un burdel

Donald Trump se refiere a la historia de su padre, Fred, como un cuento clásico de Horatio Alger, un autor del siglo XIX que solía escribir historias de chicos humildes que salen adelante con esfuerzo. Nacido en EE UU en 1905, Trump padre era nieto de un inmigrante alemán, el abuelo Friedrich, que se mudó de Nueva York a Seattle, al calor del boomminero en la zona, y allí regentó un burdel, según el autor Michael d’Antonio, que pasó tres años investigando la vida de Trump.
Fred padre se hizo rico con la construcción de viviendas, con el desarrollo de los distritos de Queens y Brooklyn. Como su hijo, también los conflictos raciales marcaron su vida: fue denunciado por discriminación en las viviendas y documentos de 1927, publicados por The Washington Post, muestran que Fred Trump fue detenido en los disturbios del Ku Klux Klan. El magnate ha negado esta información.
El futuro presidente recuerda a su madre, Mary, fascinada con el lujo y el glamur. Escocesa de nacimiento, no se podía despegar de la tele el día de la coronación de la reina Isabel de Inglaterra. El futuro presidente tuvo cuatro hermanos, dos mujeres y dos varones. Siempre recuerda con emoción a Fredy, que murió alcohólico a los 43 años. Trump no bebe.
El magnate cifra su fortuna en 10.000 millones de dólares, un volumen que exhibe como aval de su capacidad de gestión: si era capaz de engordar así su negocio, lo sería también de enriquecer al país, pero en Bloomberg lo han rebajado a 3.000 millones. Lejos de disimularlo, a Trump le gusta presumir de dinero. Siente desdén por las costumbres de la alta sociedad. Cuando se hace con el lujoso resort Mar-a-lago en Palm Beach (Florida), pide al chef que incluya en la carta el pastel de carne y puré de patatas, su plato favorito, una antítesis del refinamiento gastronómico, y bromea: “La mitad de la gente lo pide, siempre que lo tenemos. Pero después, si les preguntas qué comieron, lo niegan”, le explicaba al escritor Mark Singer, un reportero de la revista New Yorker, en El show de Trump.
En una entrevista con EL PAÍS, Singer, sostenía que “no existe Donald Trump, es un personaje”. Pero hay algo genuino en su extravagancia: es imprevisible. Cuando publicó su libro, Trump reaccionó con furia. La publicidad que el percance le supuso al libro le llevó al escritor a enviar al empresario un cheque de 37,8 dólares, como sarcástico agradecimiento. Singer tiene el resguardo enmarcado en su casa: Trump había ido a cobrar el cheque.

Hillary Clinton culpa al FBI de su derrota frente a Trump en las elecciones

Hillary Clinton culpa al FBI de su derrota frente a Trump en las elecciones

  • La institución anunció once días antes de las elecciones una nueva investigación por el caso de los correos electrónicos

  • Sin embargo, dos días antes de los comicios su director, James Comey, anunciaba que daba por cerrada la investigación

     

     

     

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La excandidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, ha culpado este sábado de su inesperada derrota electoral al FBI por haber anunciado solo unos días antes de las elecciones una nueva investigación relacionada con el uso de servidores de correo privados que hizo cuando era secretaria de Estado.
Estas son las declaraciones más extensas que Clinton hace desde el discurso de Nueva York, que tuvo lugar el día después de las elecciones del 8 de noviembre y en el que admitió su derrota frente a su rival, Donald Trump, ahora presidente electo de Estados Unidos.
En una llamada telefónica con donantes, filtrada a medios como The Washington Post, Clinton ha responsabilizado de la derrota al director del FBI, James Comey, que 11 días antes de las elecciones anunció una nueva investigación sobre el uso que hizo Clinton de servidores de correo privados para tratar asuntos oficiales cuando era secretaria de Estado (2009-2013).

Considera que la decisión de James Comey acaparó la atención del público

Durante la llamada de unos 30 minutos, Clinton consideró que la decisión de Comey colocó de nuevo la polémica de los correos electrónicos en la portada de los medios de comunicación, acaparó la atención del público e impidió a la demócrata cerrar la campaña con un mensaje optimista, destinado a conquistar a los indecisos.
"Hay muchas razones por las que una elección como ésta no tiene éxito", admitió Clinton, según un donante que transmitió las declaraciones a The New York Times y The Washington Post.
"Nuestro análisis es que la carta de Comey, que levantó dudas que eran infundadas, detuvo nuestro impulso", aseguró Clinton, que tuvo que enfrentarse a duros ataques de Trump por la nueva investigación, relacionada con el ordenador de la expareja de una de sus asesoras, Huma Abedin.
Cuando quedaban dos días para las elecciones, Comey volvió a sorprender al anunciar que el FBI daba por cerrada la investigación al no haber encontrado ningún elemento incriminatorio en la nueva pesquisa, por lo que no había motivos para reabrir la investigación de los correos, cerrada en julio.
Para Clinton, este segundo movimiento de Comey se convirtió en "una verdadera motivación para los votantes de Trump", que como el millonario creen que el sistema está "amañado" para proteger los intereses de las elites políticas y favorecer a los Clinton.
"Trump pasó los últimos cuatro días de su campaña con ataques personales dirigidos a mí, y éste es el resultado", concluyó.
Clinton ya protagonizó este viernes una breve conferencia telefónica con voluntarios, a los que agradeció su trabajo y a los que urgió a "volver a salir allí y seguir luchando", aunque reconoció que "estos habían sido unos días muy, muy duros" para ella.
Desde su discurso en Nueva York, la única imagen que los estadounidenses han podido ver de Clinton es la que colgó en la red social Facebook una mujer que se encontró con la demócrata y su marido, el expresidente Bill Clinton, en un bosque de Chappaqua, en el estado de Nueva York, donde el matrimonio tiene una casa.
Margot Gerster, la autora de la fotografía que se ha hecho muy popular en Facebook, explicó en un comentario junto a la imagen la emoción del encuentro con Clinton y los abrazos que las dos se intercambiaron.

Donald Trump suaviza algunas de sus promesas más rupturistas

Donald Trump suaviza algunas de sus promesas más rupturistas

El presidente electo se rodea de sus hijos, políticos veteranos y lobistas para preparar la transición


Nadie sabe cómo gobernará Donald Trump, y los vaivenes durante la campaña hacen difícil augurar su programa a partir del 20 de enero, cuando se convierta el presidente número 45 de Estados Unidos. Pero las primeras señales indican que podrían recular en algunas de sus promesas. En una entrevista con el diario The Wall Street Journal, Trump dice que está dispuesto a preservar partes de la reforma sanitaria del presidente Barack Obama, en vez de revocarla como prometía. El presidente electo prepara la transición al poder rodeado de su familia, veteranos políticos republicanos, donantes y cabilderos que él denostó en campaña.
Donald Trump, el pasado miércoles EVAN VUCCI (AP) ATLAS
El republicano Trump explica en la entrevista con el Journal, la primera desde que el martes ganó las elecciones presidenciales, que el demócrata Obama le sugirió algunas ideas sobre la reforma sanitaria durante la reunión que mantuvieron el jueves.

La reforma sanitaria, que ha ampliado la cobertura médica a millones de personas que carecían de ella, es un elemento central en el legado de Obama. En el pasado, Trump se mostró abierto a un sistema que cubriese a todos los estadounidenses, pero en la campaña electoral retomó el argumento republicano. Era necesario revocarla completamente, decía. La mayoría de su partido en ambas cámaras del Congreso se lo permitiría.
Ahora deja abierta la posibilidad de no revocar la reforma, sino reformarla. Se trataría, según explica Trump, de mantener dos partes de la ley: la que prohíbe a las aseguradoras privadas negar un seguro a las personas con enfermedades previas, y la que el seguro de los padres cubra a los hijos adultos hasta los 26 años. “Me gustan mucho”, dice Trump sobre estas partes de la reforma.
En otra entrevista, que se emitirá el domingo en la cadena CBS, precisa que revocará la ley sanitaria de Obama, pero en seguida la reemplará por otra ley con sus elementos centrales.

Clinton culpa a Comey

Entre las múltiples razones para la derrota el martes ante el republicano Donald Trump, la demócrata Hillary Clinton ve una clara: la carta que el director del FBI, James Comey, hizo pública once días antes de las elecciones. En la carta, Comey revelaba que el FBI volvería a examinar los correos electrónicos que Clinton envió desde un servidor privado cuando era secretaria de Estado.
El caso se había dado por cerrado en julio, pero la carta de Comey lo situó en medio de la campaña y, según la candidata demócrata, la perjudicó. “Nuestro análisis es que la carta de Comey, sembrando dudas que carecían de base, detuvo nuestro impulso”, dijo Clinton el sábado en una conferencia con donantes.
A partir de ese día se sucedieron los sondeos que mostraban una reducción de la ventaja de Clinton sobre Trump. No está claro que el motivo de la caída en los sondeos fuese la carta de Comey, pues la recuperación de Trump comenzó antes, pero la carta pudo influir.
Dos días antes de las elecciones, en otra carta, Comey anunció que la investigación no había dado frutos y no había nada sospechoso en los correos. Clinton cree que esta segunda carta también fue dañina, puesto que reforzó el argumento de los seguidores de Trump según el cual el sistema está amañado y por eso el FBI decidió exculpar a Clinton.
Es aventurado formular teorías sobre una figura excéntrica como Trump, pero una que circula estos días es que, dada la división del país y la realidad de que Clinton recibió más votos que Trump, este deberá atenuar sus ángulos más agresivos.
En la entrevista con el Journal también habla de su promesa de nombra a un fiscal especial para procesar a Hillary Clinton, su rival demócrata en las elecciones, por su uso de un servidor privado de correos electrónicos cuando era secretaria de Estado. La amenaza de encarcelar a Clinton fue uno de los ejes de sus últimas semanas en campaña. Entusiasmaba a sus seguidores. Ahora parece dar marcha atrás.
“No es algo en lo que haya pensado mucho, porque quiero resolver la protección sanitaria, los empleos, el control de la frontera y la reforma fiscal”, dice el presidente electo.
Cuando el jueves un periodista le preguntó, a la salida de una reunión en el Capitolio, si pediría al Congreso prohibir la entrada de musulmanes a EEUU, evitó responder. Esta fue otra de sus promesas de campaña.
Algunos de sus asesores han sugerido que el muro en la frontera con México, otra de sus propuestas estrellas, ya no es tan prioritario. Tampoco lo es la idea de que lo sufrague México. “Dedicará mucho tiempo a controlar la frontera. Quizá no dedique tanto tiempo a intentar que México pague por ello, pero fue una gran herramienta de campaña”, dice a The Washington Post Newt Gingrich, que fue presidente de la Cámara de Representantes en los noventa y aconseja a Trump.
Para preparar la nueva administración, Trump ha creado un equipo de transición. Su cometido es buscar a los miembros claves del nuevo gobierno. Además, deberá buscar a unos 4.000 altos cargos y dejarlo todo listo para que el 20 de enero, cuando Obama pase el bastón a Trump, pueda comenzar a gobernar.
En el equipo de transición, que dirige el vicepresidente electo Mike Pence, figuran los tres hijos del primer matrimonio de Trump: Ivanka, Donald Jr. y Eric. También el yerno, Jared Kushner, que tuvo un papel relevante en la campaña.
No es la primera vez que un presidente nombra a un familiar: en 1961 John F. Kennedy nombró a su hermano Bob fiscal general. Pero es llamativo que estén todos los hijos de su primer matrimonio y, más aún, que los hijos hayan sido designados por Trump como responsables de gestionar su imperio empresarial mientras él sea presidente. Uno de los problemas que Trump afronta es el de los potenciales conflictos entre sus intereses empresariales y su nuevo trabajo en el que puede buscar el beneficio de estos intereses.
Otro conflicto potencial reside en el nombramiento de consultores y miembros de grupos de presión en el equipo de transición. Trump cuenta en su equipo con figuras como Jeffrey Eisenach, que ha trabajado para el sector de las telecomunicaciones, Michael Catanzaro, del sector petrolero, o Michael Torrey, del sector agroalimentario, según The New York Times. Se encargarán de diseñar la futura administración en sus respectivos ámbitos.
En campaña, Trump prometió acabar con la influencia de los lobis. “Toda esta idea de que él era alguien de fuera que llegaría para destruir el ‘establishment’ político y ‘drenar el pantano’ [la metáfora que usaba cuando prometía que acabaría con la influencia de los lobis y las corporaciones] eran frases de trilero, y ahora queda revelado que lo es”, dice al Times Peter Wehner, un republicano se opuso a Trump.

Así puedes cambiar lo que Google sabe de ti

Así puedes cambiar lo que Google sabe de ti

La empresa tecnológica asegura que quiere dar el control a los usuarios para borrar búsquedas y dejar de guardar información


Portal del buscador Google. ERIC GAILLARD (REUTERS) / EL PAÍS VÍDEO
Google lo sabe todo de ti. Donde has estado, cuál es la última canción que has escuchado en Youtube o qué destino te interesa para las vacaciones. Su buscador, el más potente y utilizado del mundo, registra cada palabra tecleada. Sus servidores almacenan millones de datos de usuarios a tiempo real. Pero, ahora aseguran que quieren ceder parte de este inmenso control a los usuarios y hacer posible elegir la información que compartes. Dan dos opciones: tanto borrar las búsquedas que ya has realizado como dejar de guardar lo que buscarás. Para conseguirlo han creado la herramienta 'Mi Actividad' desde donde se gestiona el historial de todos los servicios de Google: Youtube, Mapas, Chrome, Voz... El objetivo: mejorar la confianza que los usuarios tienen en su empresa.
Poder ver los datos que guardamos significa ganarse la confianza de los usuarios y cuánto más gente confía, más usuarios para Google
En un edifico de ladrillo gris a las afueras de Munich (Alemania), está el equipo de 400 ingenieros que se ocupa de la seguridad y privacidad de la gran compañía tecnológica. Seis plantas de oficinas desde donde se ha apostado por un servicio que ya consideran como un ejercicio de transparencia. "Por supuesto que hemos tenido que hacer una gran inversión, pero merece la pena porque significa ganarse la confianza de los usuarios y cuánto más gente confía, más usuarios para Google", reflexiona Wieland Holfelder, jefe del equipo de ingenieros de Munich.
Ahí explican orgullosos una herramienta que crearon para "dar respuesta a toda esa gente que quería saber los datos que Google guardaba sobre ellos", explica Holfelder. El proceso para conocer la respuesta es sencillo. El usuario debe entrar en 'Mi cuenta' —el espacio personal donde está el inicio de sesión y la seguridad—, y elegir 'Mi actividad'.
¿Se puede comprobar si sigue almacenado en los servidores o se ha eliminado realmente? "No, pero es una cuestión de confianza", responde Google.
El primer vistazo asusta. Está lo qué tecleaste hace un minuto o hace un año; el vídeo que te pasaron o aquella imagen que viste. Todo ha quedado registrado. Pero, puedes elegir borrarlo. Se puede eliminar cada búsqueda de forma individual o por períodos de tiempo: hoy, hace una semana, un año o todo lo guardado. De un clic puedes hacer desaparecer todos tus datos.
¿Se puede comprobar si sigue almacenado en los servidores o se ha eliminado realmente? "No, pero es una cuestión de confianza. Si lo borras tienes que confiar en que lo hemos borrado de verdad", contesta Holfelder. De nuevo, la confianza. ¿Deberíamos confiar en vosotros? "Por supuesto, los datos están más seguros con nosotros".

Imposible no dejar rastro

Estamos en un tiempo en el que es imposible no dejar rastro: no podemos evitar que se creen datos sobre nosotros y nuestros gustos, sobre las páginas o la música que buscamos, sobre las preferencias e incluso sobre donde estamos. Con este panorama, parece lógico que se nos ofrezca la opción de borrarlos. No solo con las ya famosas peticiones a la Unión Europea sobre el derecho al olvido, sino de una forma más fácil y rápida. Sin embargo, solo Google ofrece una herramienta así de sencilla para eliminar los datos almacenados sobre los usuarios.
Va a llegar el momento en el que el usuario tenga todo el control sobre sus datos
¿Por qué les cuesta tanto a las empresas mostrar lo que saben de nosotros? "Creo que las compañías están empezando a darse cuenta de que esto es muy importante, porque la gente ya cree que este control sobre sus datos es algo que tienen que tener", responde este ingeniero que antes trabajó para Mercedes-Benz y considera que 'Mi Actividad' puede servir de modelo para otras grandes compañías. ¿Va a llegar el momento en el que los ciudadanos tengan el control total sobre sus datos? "Absolutamente, estoy seguro. Si el usuario no tiene el control de determinadas cosas, pierde la confianza; y hay muchos beneficios para una empresa que tiene la confianza de sus clientes".

Dejar de guardar las búsquedas

La otra opción que proponen es dejar de guardar los historiales. Esta opción no implica que se borre lo que ya está almacenado, sino que no se registrara a partir de ese momento. Con solo un botón puede desactivar: el registro del historial de tu actividad (tus búsquedas), de tus localizaciones, de los comandos por voz y de las reproducciones de Youtube. El sistema te advierte de lo que perderás: Google ya no podrá ofrecerte el trayecto más corto a tu casa de forma automática y tampoco verás música relacionada con la que sueles escuchar.
No comparten los datos de cuánta gente ha decidido borrar todo lo que han guardado o dejar de registrarlo, pero sí hay mil millones de personas cada año gestionando aspectos desde 'Mi Cuenta'.

Sin seguridad no hay privacidad

"Sin seguridad es imposible que haya privacidad", sostiene Andreas Türk, jefe de producto del equipo de Identidad, Seguridad y Privacidad en Munich. Y es algo en lo que suspendemos. La contraseña más utilizada del mundo sigue siendo 12345. En una empresa que depende tanto la seguridad como Google alerta este poco esfuerzo hacia unas redes en la que se guarda tanta información personal como en nuestras propias casas. "El 95% de los ciberataques puede prevenirse con una simple configuración de la privacidad", explica Wieland Holfelder.
El 95% de los ciberataques pueden prevenirse con una simple configuración de la privacidad
¿Por qué no nos preocupa? "No es que no les importe, sino que la gente no sabe qué tiene que hacer para protegerse. Esa es nuestra responsabilidad: hacer la privacidad y la seguridad visible y fácil de entender. La gente tiene que enterarse de que existen herramientas fáciles para gestionarlas", describe Holfelder. Ellos proponen: contraseñas fuertes (compuestas de números, letras y signos), doble autenticación (mandando un mensaje al teléfono móvil, por ejemplo) y un llavero en la nube que gestione todas estas largas contraseñas para cada uno de los sitios.
En España, según un informe realizado a 2.000 jóvenes entre 13 y 30 años, el 48% de milenials utilizan la misma contraseña en la mayoría de sus cuentas y un 61% lo hace porque le cuesta memorizar distintas contraseñas. Pero, no es recomendable tener la misma en todas las cuentas.  "Porque si te hackean una ya pueden entras en todas", explica Türk.
Sin embargo, a pesar de todas estas medidas de protección, reconocen que las contraseñas son la parte más débil del acceso a Internet. Lo explica el jefe del equipo de seguridad: "Llegará el fin de las contraseñas, pero será un proceso muy largo y difícil. Es algo que la industria en conjunto necesita adoptar".