sábado, 13 de agosto de 2016

POR QUÉ DEBES DESPERTAR DEL ENGAÑO DEL SISTEMA

POR QUÉ DEBES DESPERTAR DEL ENGAÑO DEL SISTEMA




¿Te gusta vivir engañado? ¿Quieres saber la verdad o te gusta vivir en esa falsa realidad que te programa el sistema?

¿Qué nos ocultan? ¿Qué quieren de nosotros?

“Ellos” quieren que no pienses por tí mismo.

Quieren que consumas.

Quieren que te sientes en el sofá y veas la televisión, que te tragues toda su mierda, veas esos informativos con todas esas imágenes tan negativas, quiere manipularte y que el televisor piense por tí, y le hagas caso en todo.

Quieren que comas alimentos transgénicos y dejes lo natural.

Quieren que enfermes y te tomes sus medicamentos y vacunas, les és muy rentable.

Quieren que sigas creyendo en la política, y nos peleemos unos con otros, con un partido que sólo les representan a ellos, nunca saldrá uno de verdad que luche por el pueblo, la política es dividir a la gente y mentir.

Quieren que no protestes ante cualquier ley injusta que se saquen de la manga, quieren que lo aceptes y punto, porque éllos són los que mandan.

Quieren que te endeudes con los bancos, es otra de las cosas que les renta mucho a las arcas, ahh y que no protestes, que aunque te echen a la calle, por tus deudas, sigas callado, acusandote que la culpa es tuya.

Quieren vigilarte, en todas partes, por el teléfono móvil, a través de cámaras de vigilancia, internet (redes sociales), quieren saberlo todo de tí y controlarte.

Quieren que no mires el cielo, quieren que piensen que los “Chemtrails” son cosa de 4 locos conspiranoicos.

Quieren culparte de la crisis, que ellos crearon, porque claro no se puede “vivir por encima de nuestras posibilidades”.

Quieren que aceptes lo que ellos digan como “única verdad”, tu no tienes voz ni voto.

Quieren darte una buena educación, lógicamente en la que ellos queden bien, y sobretodo necesitan robots, gente que les haga su trabajo sin pensar, quieren adoctrinarte.

Quieren que pienses que las teorías de la conspiración es cosa de locos.

Quieren que sigas aceptando la invasión a Oriente Medio de países occidentales como “algo bueno”, porque claro allí hay mucho terrorista y también ya de paso nos llevamos su petróleo y nos sacamos un dinero, además de robar todos sus recursos naturales, és muy rentable la guerra para ellos.

Quieren por encima de todo, que no despiertes, ante éste engaño, eso les perjudicaría bastante, quieren que sigas fielmente lo que ellos te manden, y por supuesto aceptes sus leyes injustas y pagues sus impuestos.

Quieren que sigas viendo futbol y programas de marujeo.

Quieren que aceptes trabajos esclavos, de muchas horas diarias con una porquería de salario.

Quieren que estés siempre ocupado y no tengas un segundo para despertar y empezar a pensar por tí mismo.

Quieren que vivas con miedo, por eso nos bombardean constantemente en todas partes.

Quieren hacerte creer que tú el ser humano es el responsable de todo, que el calentamiento global es real y es por tu culpa, no dicen nada de HAARP y la geoingeniería que llevan manipulando el clima muchos años.

Quieren por encima de todo que compres y compres y compres, para eso nos quieren, si dejáramos de consumir en sus grandes centros comerciales el sistema se vendría abajo y eso es lo que no quieren.

Próximamente te venderán el microchip en el cuerpo como “algo bueno” y entonces si tendrán el control de toda la humanidad.

Quieren que pienses que somos los únicos seres del universo, cuando no es verdad, llevan muchísimo tiempo ocultando pruebas de visitas de seres de otros mundos.

Quieren que creas todos los actos de guerras como “normales”, cuando todos sabemos que en la mayoría de casos son operaciones de bandera falsa.

Quieren que avance el sistema de inteligencia artificial, y así las empresas se ahorren dinero con los trabajadores y los cambien por robots.

No quieren que busques un alternativa a la medicina actual, ni uses plantas medicinales, porque eso seria muy malo para la industria farmacéutica.

Quieren que te pelees por la ideología de un país y otro, para decir el mio es mejor, constantemente nos quieren divididos, porque divide y vencerás.

Te quieren distraido, por eso te ponen tantas distracciones para que no pienses.

Quieren que pienses que los animales sólo valen para comérselos que han venido a esta vida para servirnos en un plato, y que no tienen conciencia, cuándo tienen mucha más que algunos humanos.

Quieren que pienses que los organismos genéticamente modificados son muy buenos para la salud y ayudan a paliar el hambre en el mundo, cuando no és así.

Quieren que pienses que es buena la guerra, y que es normal invadir países, y la industria de las armas y la muerte es lo mejor, por eso por tu país alístate!! para matar!!.

Quieren que pienses que en la televisión está la verdad.

Quieren que consumas Coca Cola y comida basura, es buena para la salud sigan consumiendo sigan!!.

Quieren que aceptes los recortes sociales es bueno para el estado!!.

No quieren que seas autosuficiente, quieren que dependas del sistema.

Quieren que ante un atentado sobretodo dejes tu libertad por tu seguridad y aceptes leyes draconianas.

Quieren que dejes de usar dinero físico y empieces a usar el dinero electrónico para mayor control del estado y los bancos, y cuando ellos quieran desaparecer tu dinero si les interesa.

Quieren que pienses que el 11-S es real, y fue un atentado, no quieren que pienses que fue un autoatentado para entrar en Oriente Medio e invadir países.

Quieren que no te informes sobre El Club Bilderberg, que no pienses sobre lo que hacen en esas reuniones en las que planean los próximos pasos a seguir para el Nuevo Orden Mundial.

Quieren que pienses que el Estado Islámico se creó solo, de la nada, cuando todos sabemos que ellos mismos lo crearon y lo financian.

Quieren que aceptes la obsolescencia programada, y compres y enseguida se rompan los objetos y vuelvas a comprarte otro al poco tiempo, vaya negocio!!.

Quieren que las personas sin hogar, sean olvidadas a su suerte, ya que no consumen no valen para el sistema, ahi que quitarselas de enmedio!!

Y bueno habrían muchas más, pero esas son unas cuantas cosas que debes saber.

Esto és lo que quieren de tí y te oculta el sistema.

Iván Torregrosa
(Fuente: http://buscandolaverdad.es/)

FILOSOFÍA O ESTUPIDEZ: NUESTROS GOBERNANTES YA HAN ELEGIDO

FILOSOFÍA O ESTUPIDEZ: NUESTROS GOBERNANTES YA HAN ELEGIDO



Y sopesando el pragmatismo de la inmediatez y su voluntad de disponer de una masa de votantes acríticos, no de ciudadanos informados, es obvio que la opción es por la estupidez. La filosofía, eje mismo de nuestra civilización, está siendo tratada como un residuo molesto que arrumbar al desván de los trastos viejos cuya utilidad no se ve clara. Pero, ¿es que solo es valioso lo útil?

Gilles Deleuze
"Cuando alguien se pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta debe ser agresiva, ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve al Estado ni a la Iglesia, que tienen otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido (…) Sirve para detestar la estupidez. Hace de la estupidez una cosa vergonzosa. Sólo tiene ese uso: denunciar la bajeza del pensamiento bajo todas sus formas. ¿Existe alguna disciplina, fuera de la filosofía, que se proponga la crítica de todas las mixtificaciones, sea cual sea su origen y su fin? (…) Hacer del pensamiento algo agresivo, activo y afirmativo. Hacer hombres libres, es decir, hombres que no confundan los fines de la cultura con el provecho del Estado, la moral o la religión. Combatir el resentimiento, la mala conciencia, que ocupan el lugar del pensamiento. Vencer lo negativo y sus falsos prestigios. ¿Quién a excepción de la filosofía se interesa por todo esto? (…) La estupidez y la bajeza serían aún mayores si no subsistiera un poco de filosofía que, en cada época, les impide ir todo lo lejos que querrían".

Este párrafo de Deleuze debe responder por sí solo a todas las preguntas acerca de la utilidad-inutilidad de la filosofía. La filosofía no sirve a nada. No es sirvienta ni de las matemáticas ni de la teología ni de la política. No sirve a nada sino a ella misma como disciplina que cuestiona los límites de todas y cada una de las cosas del mundo.

Sentimos que sea insuficiente a ojos de algunos, pero la filosofía no sirve a la propaganda del Estado, sino que es una máquina de guerra contra él cuando excede lo tolerable.

Cierre de la Facultad

El supuesto cierre anunciado por el rector de la Universidad Complutense de Madrid de la Facultad de Filosofía para anexarse a los departamentos de Lingüística, denunciado por algunos catedráticos y profesores, como José Luis Pardo o Carlos Fernández-Liria, no puede más que entristecernos.

Nos parece una casualidad demasiado grande que sea el mismo año que entra en vigor la eliminación de las asignaturas como Educación para la Ciudadanía, Ética y el recorte drástico de horas a Historia de la Filosofía en Secundaria y Bachillerato con la entrada triunfante de la LOMCE, literalmente Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa. Toda una paradoja. Sin embargo, la eliminación de la filosofía en las aulas no supone el fin del pensamiento.

Pero ¿qué es y para qué sirve la filosofía? Como Deleuze, empecemos por lo que no es. La filosofía no es reflexión ni contemplación; nadie necesita la filosofía ni para reflexionar ni para pensar.

La filosofía es el ejercicio mismo del pensamiento, su campo de batalla. En ese mismo sentido, la filosofía excede todos esos planos reflexivos y contemplativos y va más allá de ellos: evita el fascismo cotidiano.

Tampoco nos parece una casualidad que tras la entrada de Podemos en el panorama político, con muchos de sus dirigentes de clara formación filosófica, venga a darse esta dramática noticia. ¿No vendría esta medida a impedir que los estudiantes llamados en mayor número por esta visibilidad acudieran en busca de afinidades políticas o intelectuales? Tal vez estemos yendo demasiado lejos, pero no perdamos de vista esa posibilidad.

El sometimiento de la filosofía es una constante y su genealogía es larga. Puede que comenzara el día que Platón nos describió en La República a aquel habitante que volvía a la caverna para contarle al resto lo que había visto ahí fuera: "Y serán reyes los que entre la filosofía y la milicia resulten ser los mejores de entre ellos", pero no quieren que leamos a Platón.

La filosofía, ahora destronada como Hécuba, como diría el propio Kant, se encuentra en un momento de reducción (¿y cuándo no?).

No hay que leer a Platón, ya lo sabían los bomberos que quemaban libros en Fahrenheit 451, porque Platón habla de la igualdad, la justicia, el pensamiento y la más bella de todas las formas políticas.

Tampoco quieren que leamos a Spinoza, que fue condenado a ser "maldito de día y de noche" por su pensamiento subversivo y se dedicó a pulir lentes toda su vida en un suburbio en Holanda; ni a Kant, que nos invita a atrevernos a pensar, o a Hegel, que por el contrario nos invita a equivocarnos.

Tampoco a Marx, tachado y estigmatizado como tantos otros que fueron condenados a la miseria material más absoluta. ¿Quién se encargará de explicar a Kant o a Marx? O aún peor, ¿volverán a ser explicados? La caza de brujas, que un día fue real, ahora se hace de forma directa y eufemística con la eliminación de los espacios públicos para impartir estas materias o de forma indirecta con la subida del IVA cultural. Pero seguirá habiendo lectores de Platón, Spinoza, Marx, Hegel, Nietzsche…

Personas valientes

No han faltado a lo largo de la historia hombres y mujeres valientes que se han enfrentado a lo establecido y a los que no se ha podido callar. No nos ha faltado nunca en el mundo filosofía. Siempre hay filosofía pese a su perenne sometimiento. Esto no es la crónica de una muerte anunciada. Ni un asesinato.

Sócrates, condenado a muerte por no rendir culto al orden so-
cial de su tiempo e instigar a la reflexión. 
El hombre y la mujer no son seres pensantes por naturaleza, sino por construcción, por dedicación y por obligación, puesto que si no hubiera pensamiento la estupidez habría sido mayor propiciando una mejor opresión sobre las mentes dóciles, como apuntaba Deleuze.

El pensamiento no es natural, el pensamiento se construye, y con él nace un mundo alterno al que quieren hacernos ver, más noble, más justo y más digno.

Es triste, pero la universidad ha dejado de ser el espacio donde alumnos y profesores se reunían para compartir conocimiento y ha acabado convirtiéndose en aquello que siempre hemos temido por considerarlo nocivo para el desarrollo libre de las personas: en una máquina expendedora de títulos al servicio del mercado.

Un mercado que, por cierto, cada vez demanda menos títulos universitarios por haber entendido que las empresas cada vez necesitan menos personal con pensamiento crítico y más personal dócil con la formación técnica justa (y cara) para realizar un trabajo anodino y mecánico. Porque, como rezaba una polémica oferta de trabajo de hace unos días, "no queremos trabajadores reivindicativos".

De nuevo ha ganado el mercado, pero paradójicamente ya no podremos elegir estudios oficiales de filosofía, y esa gran libertad proclamada por los liberales tendrá una posibilidad menos de ser libertad.

Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense
de Madrid
Un plan de eliminación de facultades

La eliminación de la Facultad de Filosofía se engloba en el 'plan de remodelación' con el que el rector de la Universidad Complutense de Madrid, Carlos Andradas, pretende reducir el número de facultades de 26 a 17.

Ocho de estas facultades, entre las que se encuentran Filosofía, Estadística, Enfermería, Documentación o Trabajo Social, dejarán de tener entidad propia si el plan sigue adelante. Además, el número de departamentos pasará de 185 a 74.

Germán Santiago y Belén Quejigo
(Fuente: https://www.diagonalperiodico.net/)

¿QUÉ TIENEN EN COMÙN ROTHSCHILD, MURDOCH, CHENEY, ISRAEL Y SIRIA?

¿QUÉ TIENEN EN COMÙN ROTHSCHILD, MURDOCH, CHENEY, ISRAEL Y SIRIA?


Bill Richardson
¿Qué tienen en común Siria, Nueva Jersey, Lord Jacob Rothschild y el ex gobernador de Nuevo México, Bill Richardson?

Además de sonar como la introducción de una digna conspiración de chiste, la respuesta más elemental es también el típico cliché de por qué el gobierno de los Estados Unidos tiene la tendencia de inmiscuirse en los asuntos internos de casi todos los países en el Oriente Medio: petróleo.

Afek, filial de Genie Energy, Ltd con sede en New Jersey, anunció el descubrimiento de un gran yacimiento de petróleo líquido y solicitó una prórroga de su licencia de exploración para áreas en "el norte de Israel”.

Después de haber estado la exploración más de tres años en activo, desde un primer momento las mediciones de hidrocarburos y las pruebas geológicas insinuaban la presencia de dicha reserva y, el descubrimiento de Afek podría haber sido una buena noticia si la localización no se hubiera encontrado dentro de la Siria ocupada por Israel, en el región conocida como los Altos del Golán.

"Los resultados iniciales de la perforación confirman el descubrimiento de un yacimiento de petróleo en el Golán y justifica que continúe el programa de exploración", declaraba la petición de Afek. "Necesitamos más tiempo para esto”.

Mientras que Israel y Afek podrían referirse arbitrariamente a los Altos del Golán de Siria como el norte de Israel en la documentación, el derecho internacional marca sin lugar a dudas que la región es un territorio extranjero ocupado, lo que convierte la exploración petrolera de la compañía estadounidense con arrogancia hegemónica en ilegal.

Aprovechando al máximo el anuncio público sobre los hallazgos, al día siguiente Genie Oil and Gas procedió a dar a conocer los nombres de los sorprendentes nuevos nombramientos que se unirían a Rupert Murdoch, Dick Cheney, y Lord Jacob Rothschild en el Consejo Asesor Estratégico (SAB).

Los miembros son:

Dr. Lawrence Summers, 71º Secretario del Tesoro durante la presidencia de Clinton y director del Consejo Económico Nacional bajo la presidencia de Obama;
la ex senadora de Louisiana Mary Landrieu, que se acredita como la que ayudó a aprobar el proyecto de Cooperación Energética de Estados Unidos e Israel, mientras ella presidió el Comité del Senado sobre Energía y Recursos Naturales;
el ex gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, quien luego prestaría sus conocimientos a la industria después de servir como secretario de Energía del gobierno de Clinton; y
el ex director de la CIA, R. James Woolsey, quien co-fundó el Consejo de Seguridad de Energía de Estados Unidos.

Y aún más polémico, el Presidente de Genie Israel Holdings, Ltd., ex miembro del Knesset (Asamblea de Israel), Efraim "Effie" Eitam, quien desempeñó el cargo de ministro de Infraestructura Nacional así como Vivienda y Construcción, no parece ser un socio deseable. Su opinión sobre la misión fundamental de Israel –que dio a conocer durante el funeral de un soldado en 2006- provocó la ira de miles. Él afirmó que Israel tendría que:

"Expulsar a la mayoría de lo árabes de Judea y Samaria de aquí. No podemos estar con todos estos árabes y no podemos renunciar a la tierra, porque ya hemos visto lo que hacen allí. Algunos de ellos pueden ser capaces de permanecer bajo ciertas condiciones, pero la mayoría de ellos tendrán que irse. Vamos a tener que tomar otra decisión, eliminar los árabes israelíes del sistema político. También aquí las cosas son claras y sencillas: tenemos una quinta columna, un grupo de traidores de primer grado, y por lo tanto no podemos seguir aprobando una presencia tan hostil dentro el sistema político de Israel".

La paciencia y la tolerancia a las acciones egoístas de Israel –la más reciente ahora con la negativa de la nación a ayudar en la crisis de refugiados de Siria- se está agotando, incluso entre sus partidarios más acérrimos. Los bien documentados abusos de derechos humanos y tendencias hegemónicas de Israel que, hasta el momento se ha escapado de las sanciones, parece inexplicable.

Mientras tanto, un efectivo movimiento conocido como BDS (Boicot, Desinversionesy Sanciones) -en 2005, la sociedad civil palestina hizo un llamamiento para una campaña de boicot, desinversión y sanciones contra Israel hasta que cumpla con el derecho internacional y los derechos palestinos- ha ido ganando rápidamente impulso en todo el mundo. Si continúa haciendo negocios como de costumbre con Israel, a los EE.UU. le podría tocar sostener una patata muy caliente.

Claire Bernish, Antimedia
(Visto en http://tonyfdez.blogspot.com.es/)

CHOMSKY: "ARABIA SAUDÍ ES EL CENTRO DEL ISLAMISMO RADICAL"

CHOMSKY: "ARABIA SAUDÍ ES EL CENTRO DEL ISLAMISMO RADICAL"




El disidente político, lingüista y escritor de renombre mundial, Noam Chomsky, profesor emérito del Instituto Tecnológico de Massachusetts, donde ha dado clases durante más de medio siglo, se pronuncia acerca del rol de Arabia Saudí en Oriente Medio al hilo de la publicación de su último libro, "¿Quién gobierna el mundo?":

Los Estados Unidos, como ya hicieron los británicos antes, han sido propensos a apoyar el islamismo radical en contra del nacionalismo secular. Ese ha sido un tema recurrente en la estrategia imperialista durante mucho tiempo. Arabia Saudí es el centro del extremismo islámico radical. Patrick Cockburn, uno de los mejores analistas y uno de los mejor informados, apunta acertadamente que lo que él llama la "wahabismación" del Islam suní, la propagación de la extremista doctrina saudita del wahabismo en el Islam suní, en el mundo suní, es uno de los verdaderos desastres de la era moderna. No sólo es una fuente de financiación para el Islam extremista y radical y para sus ramificaciones yihadistas, sino también una fuente de adoctrinamiento, a través de mezquitas, clérigos, escuelas, ya sabe, madrazas, donde sólo se estudia el Corán, que se está extendiendo por todas las vastas zonas suníes de influencia saudí. Y hay más.

La misma Arabia Saudí tiene uno de los historiales más grotescos del mundo en lo que a derechos humanos se refiere. Las decapitaciones que lleva a cabo ISIS, que conmocionan a todo el mundo... creo que Arabia Saudí es el único país del mundo donde se practican decapitaciones de forma regular. Eso no es todo. Las mujeres no pueden conducir, entre muchas otras cosas. Y Arabia Saudí está fuertemente respaldada por Estados Unidos y sus aliados, Gran Bretaña y Francia. ¿Cuál es la razón de esto? Tiene mucho petróleo. Tiene mucho dinero. Se les puede vender una gran cantidad de armas, creo que miles de millones de dólares en armas. Y las acciones que están llevando a cabo, por ejemplo, en Yemen, las cuales usted mencionó antes, están provocando una inmensa catástrofe humanitaria en un país muy pobre, y también está estimulando el terrorismo yihadista a nivel global, naturalmente, con armas estadounidenses y británicas. Francia también está tratando de formar parte de esto. Esta es una historia muy desagradable.

La propia Arabia Saudí basa su economía no sólo en un recurso malgastado, sino que es un recurso que está destruyendo el mundo. Hay reportes que señalan que ahora están tratando de tomar algunas medidas, pero son pasos muy tardíos; deberían de haberse tomado hace 50 años, tratando de diversificar la economía. El país cuenta con recursos que no son destructivos, como la luz solar por ejemplo, que podría ser utilizada, y que hasta cierto punto es utilizada para energía solar. Pero es demasiado tarde y, probablemente, no se pueda implementar una alternativa. Ha sido una fuente de graves problemas globales, una sociedad horrible en sí misma, en muchos sentidos... y EE.UU. y sus aliados, así como Gran Bretaña antes que ellos, han estimulado el desarrollo de estos islamistas radicales a lo largo de todo el mundo islámico durante mucho tiempo.

(Visto en http://www.democracynow.org/)

SAQUEAR EL MUNDO: HISTORIA Y POLÍTICA DEL FMI (2ª parte)

SAQUEAR EL MUNDO: HISTORIA Y POLÍTICA DEL FMI (2ª parte)



El boom de la posguerra: El FMI proyecta su red

Los años de la posguerra se caracterizaron por el rápido crecimiento económico de todos los principales países industrializados, también conocido como el “milagro económico”. Aunque los préstamos del FMI jugaron un papel menor durante este tiempo, el liderazgo de la organización no permaneció inactivo. Por el contrario, el segundo jefe del FMI, Ivar Rooth, ex gobernador del Banco Central de Suecia y ex Director del Banco de Pagos Internacionales de Basilea, estableció un curso que iba a adquirir gran importancia en la historia posterior de la organización: la introducción de la condicionalidad, es decir, el establecimiento de requisitos obligatorios para la concesión de préstamos.

Harry Dexter White ya había hecho una propuesta en este sentido en la Conferencia de Bretton Woods, pero se encontró con una fuerte resistencia de los británicos. Mientras tanto, sin embargo, la posición de Gran Bretaña había seguido deteriorándose. Las ex colonias, principalmente en África, luchaban por su independencia, y en el Medio Oriente la crisis de Suez se avecinaba – proporcionando a los EE.UU. una oportunidad para avanzar en sus propios intereses en el FMI con más fuerza.

Mediante el establecimiento de los llamados “acuerdos stand-by”, Ivar Rooth añadió el principio de “condicionalidad” a la caja de herramientas del FMI. La concesión de préstamos ya era sometida a condiciones que iban mucho más allá de la especificación de los plazos de los préstamos y el nivel de las tasas de interés.

La aplicación de estas medidas, que se endurecieron después de la derrota de Gran Bretaña en Suez llevó a un aumento de las tensiones en las relaciones anglo-estadounidenses, los estrategas del FMI desarrollaron una estrategia que les ayudó a engañar anticipadamente al público. A partir de 1958, obligó a los gobiernos de los países deudores a la elaboración de “cartas de intención” en la que tenían que expresar su voluntad de emprender “esfuerzos razonables” para dominar sus problemas en la balanza de pagos. Esto hizo que las medidas requeridas por el FMI parecieran como si fuera el país el que las propusiera.

Pero incluso eso no fue suficiente para el FMI. Como paso siguiente, los préstamos que debían desembolsarse se cortaron en tramos (“phasing”) y por lo tanto supeditar a la sumisión del país deudor respectivo. Además, el FMI insistió (y todavía insiste) que los acuerdos entre el FMI y sus deudores no se deben considerar como tratados internacionales y por lo tanto no deben estar sujetos a la aprobación parlamentaria. Por último, el FMI decretó que cualquier acuerdo no estaba destinado a la vista del público y tuvo que ser tratado como información clasificada – un régimen que se aplica a día de hoy.

En 1956 se celebró una reunión en París de importancia histórica para el desarrollo posterior del FMI. Luchando para pagar un préstamo, Argentina tuvo que sentarse con sus países acreedores y representantes del FMI a fin de discutir lass nuevas condiciones impuestas a la misma. La reunión tuvo lugar en las oficinas del ministro francés de Finanzas, Pierre Pflimlin. En los años siguientes, se celebraron reuniones entre representantes del FMI, los acreedores y los deudores con frecuencia en el mismo lugar, evolucionando gradualmente en conferencias mensuales fijas que iban a ser conocidas como el “Club de París”. Un ámbito de decisiones extremadamente importantes fueron tomadas en este marco – sin el consentimiento parlamentario y oculto a los ojos del público. Los bancos comerciales de todo el mundo pronto reconocieron la importancia de estas conferencias, y por lo tanto comenzaron su propio “Club de Londres”, cuyas reuniones generalmente tenían (y todavía tienen) lugar simultáneamente con los del Club de París.

El FMI posteriormente trabajó en el objetivo de aumentar su potencia de forma masiva en un tiempo relativamente corto. La ola de declaraciones de independencia de los Estados de África a principios de la década de 1960 marcó el comienzo de una nueva era. Los países que habían sido saqueados durante décadas por el colonialismo, ahora tenían que encontrar su propio lugar en el mundo y sobre todo en una economía mundial en condiciones rápidamente cambiantes. Por lo tanto sus gobiernos necesitaban dinero. Dado que la mayoría de estos países ofrecían a los bancos comerciales muy poca seguridad debido a las tensiones sociales, la inestabilidad política y a la, apenas existente infraestructura; el FMI se aprovechó de la situación y ofreció sus servicios como acreedor.

Aunque la mayoría de los países africanos eran tan pobres que sólo se les concedió sumas relativamente modestas, incluso éstas tuvieron consecuencias. Las fechas de vencimiento de los pagos de intereses implacablemente aseguraron el establecimiento de un nuevo colonialismo quedando capturados sin problemas en una nueva red de dependencia financiera del FMI.

La organización, entre cuyos miembros fundadores sólo había tres países de África -Egipto, Etiopía y Sudáfrica- estuvo acompañado por más de 40 estados africanos adicionales entre 1957 y 1969. En 1969, 44 de los 115 miembros eran africanos. A pesar de que representaban más de un tercio de la organización en general, el derecho de voto ascendía a menos del 5%.

Chile 1973:

Embarcarse en el Sendero del neoliberalismo

El comienzo de la década de 1970 marcó el fin del boom de la posguerra, un período de veinticinco años de expansión económica en la que se habían otorgado a los trabajadores de las principales naciones industriales grandes concesiones sociales y habían experimentado una mejora hasta ahora desconocida de su nivel de vida. Fue la desintegración interna del sistema de Bretton Woods, lo que provocó el final de ese período. Como resultado del aumento de la inversión estadounidense en el exterior y la escalada de gastos militares – en particular para la guerra de Vietnam – la cantidad de dólares a nivel mundial en circulación había aumentado continuamente. Todos los intentos por parte del gobierno de Estados Unidos de poner la presente proliferación bajo control habían fracasado porque el capital de Estados Unidos se había mezclado con el capital extranjero y ninguna nación en la tierra era capaz de frenar esta masiva concentración de poder financiero.

En 1971, los Estados Unidos, por primera vez en su historia, incurrieron en un déficit en la balanza de pagos. Al mismo tiempo, el desequilibrio entre la oferta de dólares mundial y reservas de oro almacenado en Fort Knox había alcanzado tales dimensiones que incluso el precio del oro llegó a 38,00 dólares y luego a 42,20 dólares, por lo que el dólar ya no podía garantizar su cambio frente a la onza de oro. El 15 de agosto de 1971, el presidente estadounidense Nixon sacó el freno y se rompió el vínculo entre el oro y el dólar, mostrando la arrogancia típica de una superpotencia por no consultar a ningún aliado.

En diciembre de 1971, en una conferencia del grupo G10, fundada en 1962 por los diez países más industrializados del mundo, se decidió por una alineación de los tipos de cambio, lo que provocó un reajuste del valor del dólar frente a otras monedas. Esto llevó a una devaluación del dólar, que iba desde el 7,5% frente a la débil lira italiana al 16,9% frente al fuerte yen japonés. En febrero de 1973, el dólar se devaluó de nuevo, pero pronto se hizo evidente que el sistema de tipos de cambio fijos ya no podía sostenerse. En marzo de 1973, el G-10 y otros países industrializados introdujeron el sistema de tipos de cambio flexibles establecidos por los bancos centrales – sin consultar a un único país fuera de la G 10 y a pesar del hecho de que el artículo del nuevo régimen descaradamente contradecía el 6º del documento fundacional del FMI sobre los tipos de cambio fijos y la estabilidad monetaria.

Con la histórica abolición de los tipos de cambio fijos se terminó con las tareas básicas del FMI. El único papel que le quedó fue el de un prestamista a cargo de la asignación de los fondos y su condicionalidad, con derecho a inspeccionar las cuentas de los solicitantes y así ejercer influencia directa en sus políticas. Sin embargo, fue precisamente esta función para la que no tardarían en darse condiciones extremadamente favorables.

En 1973, los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que había sido fundada en 1960, utilizaron la Guerra de Yom Kipur entre Egipto e Israel para frenar la cantidad de aceite suministrado (“embargo de petróleo”) y aumentar drásticamente los precios del petróleo. Esto dio lugar a un enorme aumento en las ganancias de las compañías petroleras y los países productores de petróleo. Estas ganancias fueron a parar a los bancos comerciales, que a su vez trataron de utilizarlos en inversiones rentables. A medida que la economía mundial entró en recesión en 1974-1975 y las oportunidades de inversión en los países industrializados se redujo, la parte del león del dinero tomó la forma de préstamos a los países del tercer mundo en Asia, África y América del Sur, que – debido a su aumento de gastos después de la subida de los precios del petróleo – necesitaron urgentemente dinero. El propio FMI respondió a las crecientes necesidades de crédito de los países en desarrollo mediante la introducción del “Servicio Ampliado del Fondo” en 1974, de la que los países miembros podían obtener créditos de hasta el 140% de su cuota con plazos de cuatro y medio a diez años.

Aunque la instalación se creó específicamente para financiar las importaciones de petróleo que tanto se necesitaban, el FMI -, así como los bancos – se preocupaban poco en lo que el dinero se gastó realmente. Tanto si se fue directamente a los bolsillos de los dictadores como Mobutu en Zaire, Saddam Hussein en Irak o de Suharto en Indonesia – o bien se dilapidó, se transfirió a cuentas extranjeras secretas o se utilizó para fines militares; en cada caso, hizo subir la deuda nacional – no le importaba al FMI ni a los bancos siempre y cuando recibieran sus pagos de intereses con regularidad.

Sin embargo, la situación cambió abruptamente cuando Paul Volcker, el nuevo presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, elevó su tasa de interés preferencial (el tipo de interés al que los bancos comerciales pueden obtener dinero de los bancos centrales) en un 300% con el fin de reducir la inflación en 1979. El Estados Unidos se metió en otra recesión, lo que significaba que se necesitaban menos materias primas, debido a la menor actividad económica.

Para muchos países en desarrollo la combinación de la bajada de la demanda, la caída de precios de las materias primas y la subida de las tasas de interés se tradujo en que no podían cumplir con sus obligaciones de pago a los bancos internacionales. Una crisis financiera masiva cernía. La carga de la deuda de los países en desarrollo a principios de 1980 ascendió a un total de 567 mil millones de dólares. Un incumplimiento de pago de esta magnitud habría llevado al colapso de muchos bancos occidentales y por lo tanto tuvo que ser evitado a toda costa.

Fue en este punto que el FMI tuvo su primera gran oportunidad de entrar en el escenario como prestamista de última instancia. Si bien su área de comunicación difundía la idea de que la organización estaba trabajando en planes de rescate con el fin de “ayudar” a los países endeudados, el Fondo se aprovechó de su posición de monopolio indiscutible y empató el otorgamiento de préstamos a condiciones muy duras.

En primer lugar, un golpe militar apoyado por la CIA en Chile en septiembre de 1973 había terminado con el gobierno de presidente socialista Salvador Allende y traído al dictador fascista Augusto Pinochet al poder. Pinochet inmediatamente revirtió las nacionalizaciones de Allende, pero no encontró remedio contra la inflación galopante. En un intento por recuperar el control de la situación, él se apoyó en el grupo de 30 economistas chilenos (conocidos como los “Chicago Boys” porque habían estudiado en la Escuela de Economía de Chicago bajo el ganador del Premio Nobel Milton Friedman) los cuales propusieron una línea de trabajo claramente definida: la supresión de cualquier tipo de oposición política y sindical y aplastar los conflictos laborales y, al mismo tiempo llevando a cabo un programa de austeridad radical sobre la base de las ideas neoliberales.

En unas semanas se desarrolló un amplio catálogo de medidas. Se llamó a una drástica limitación de la oferta monetaria, a los recortes en el gasto público, a los despidos en el sector público, a la privatización de la asistencia sanitaria y la educación, a los recortes salariales y a aumentos de impuestos para la clase trabajadora, mientras que al mismo tiempo se redujeron los aranceles y los impuestos corporativos.

Tanto Pinochet y sus socios, que fueron presentados al público como un “gobierno de tecnócratas”, cumplieron con su parte del acuerdo hasta la empuñadura. Mientras el dictador violentamente aplastó toda oposición con medidas drásticas del gobierno y aseguró que muchos disidentes políticos desaparecieran para siempre, los “Chicago Boys” lanzaron un asalto frontal a la población trabajadora. Condujeron el desempleo, que se había mantenido en el 3% en 1973, al 18,7% a finales de 1975, impulsando al mismo tiempo la inflación al 341% y la caída de los segmentos más pobres de la población en la pobreza aún más profunda. Los impactos del programa en realidad agravaron el problema de la desigualdad social en las décadas venideras: En 1980, el 10% más rico de la población chilena acumuló el 36,5% de la renta nacional, ampliándose su participación al 46,8% en 1989, mientras que al mismo tiempo la del 50% más pobre se redujo del 20,4% al 16,8%.

Durante su sangriento golpe, Pinochet había confiado plenamente en el apoyo activo de la CIA y el Departamento de Estado de Estados Unidos en virtud de Henry Kissinger. Al aplicar el programa de austeridad más duro jamás llevado a cabo en un país de América Latina, los “Chicago Boys” recibieron el pleno respaldo del FMI. Independientemente de todas las violaciones de los derechos humanos, los préstamos del FMI a Chile se duplicaron en el año siguiente del golpe de Pinochet, sólo para cuadruplicalos y quintuplicarlos en los dos años siguientes.

Harold Wilson
Otra experiencia del FMI es referente al Reino Unido. Con el inexorable declive económico de Gran Bretaña en más de dos décadas y media, se había convertido en el mayor país prestatario del FMI. De 1947 a 1971, el gobierno de Londres había dibujado préstamos por un total de 7250 millones de dólares. Después de la recesión de 1974-1975 y los ataques especulativos contra la libra, que había estado bajo una presión aún mayor; en 1976, el gobierno británico una vez más volvió al FMI en busca de ayuda, los Estados Unidos aprovechó la oportunidad para demostrar su poder. Aliarse con los alemanes renacientes, que obligaron al gobierno laborista del primer ministro Harold Wilson a limitar el gasto público, imponer recortes masivos en programas sociales, seguir una política fiscal restrictiva y abstenerse de controles a la importación. Esta intervención drástica representaba una invasión hasta esa fecha desconocida en la soberanía de un país prestatario Europeo por un préstamo del FMI.

Saquear el Mundo: Historia y Política del FMI



 

Saquear el Mundo: Historia y Política del FMI

El siguiente texto es el prólogo del libro de Ernst Wolff titulado: Saquear el Mundo: La Historia y Política del FMI, © Tectum Verlag Marburg, 2014, ISBN 978-3-8288-3438-5

Ninguna otra organización financiera ha afectado la vida de la mayoría de la población mundial más profundamente en los últimos cincuenta años como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Desde su creación después de la Segunda Guerra Mundial, ha ampliado su ámbito de influencia a los rincones más remotos de la Tierra. Entre sus miembros figuran actualmente 188 países de los cinco continentes.
Durante décadas, el FMI ha sido activo principalmente en África, Asia y América del Sur. Apenas hay un país en estos continentes tal que sus políticas no han sido llevadas a cabo en estrecha colaboración con los respectivos gobiernos nacionales. Cuando la crisis financiera mundial estalló en 2007, el FMI centró su atención en el norte de Europa. Desde el inicio de la crisis del euro en 2009, su enfoque principal se ha desplazado hacia el sur de Europa.
Oficialmente, la principal tarea del FMI consiste en la estabilización del sistema financiero mundial y ayudar a los países en problemas en tiempos de crisis. En realidad, sus operaciones son más una reminiscencia de un ejército en una guerra. Dondequiera que interviene, socava la soberanía de los Estados, obligándoles a poner en práctica medidas que son rechazadas por la mayoría de la población, lo que deja detrás un amplio rastro de devastación económica y social
Para la consecución de sus objetivos, el FMI nunca recurre a la utilización de armas o soldados. Simplemente aplica los mecanismos del capitalismo, en concreto las de crédito. Su estrategia es tan simple como efectiva: Cuando un país se encuentra con dificultades financieras, proporciona apoyo en forma de préstamos. A cambio, exige la aplicación de medidas que sirvan para garantizar la solvencia del país con el fin de permitir el reembolso de estos préstamos.
Debido a su estatus global como "prestamista de última instancia" los gobiernos por lo general no tienen más remedio que aceptar la oferta del FMI y someterse a sus términos - por lo tanto quedar atrapados en una telaraña de la deuda del interés compuesto a la que cada vez se va enredado más. La “mala hierba” resultante en el presupuesto del Estado y la economía nacional es inevitable, conduciendo a un deterioro de su situación financiera, que el FMI a su vez utiliza como pretexto para exigir siempre nuevas concesiones en forma de "programas de austeridad".
Las consecuencias son desastrosas para la gente común de los países afectados (que son en su mayoría de bajos ingresos), ya que sus gobiernos siguen el mismo patrón,  los efectos de la austeridad repercuten mayoritariamente a los asalariados y los pobres.
De esta manera, los programas del FMI han costado a millones de personas sus puestos de trabajo, se les niega el acceso a una atención sanitaria adecuada, un buen funcionamiento de los sistemas de educación y una vivienda digna. Con los inevitables efectos en el aumento de las personas sin hogar, los ancianos despojados de los frutos del trabajo de toda la vida, , la reducción de la esperanza de vida y el aumento de la mortalidad infantil.
En el otro extremo de la escala social, sin embargo, las políticas del FMI han ayudado a que un pequeño grupo de ultra-ricos aumente sus grandes fortunas, incluso en tiempos de crisis. Sus medidas han contribuido de manera decisiva al hecho de que la desigualdad global ha asumido niveles históricamente sin precedentes. La diferencia de ingresos entre un astro rey y un mendigo al final de la Edad Media palidece en comparación con la diferencia entre un gerente de fondos de cobertura y un destinatario a alguna ayuda social de hoy.
Aunque estos hechos son universalmente conocidos y cientos de miles de personas han protestado por los efectos de sus medidas en las últimas décadas, a menudo arriesgando sus vidas, el FMI se aferra tenazmente a su estrategia. A pesar de todas las críticas y a pesar de las consecuencias sorprendentemente perjudiciales de sus acciones, todavía cuenta con el apoyo incondicional de los gobiernos de todas las naciones líderes industriales.
¿Por qué? ¿Cómo puede ser que una organización que produce tan inmenso sufrimiento humano en todo el mundo sigue actuando con impunidad y con el respaldo de las fuerzas más poderosas de nuestro tiempo? ¿En interés de quién funciona el FMI? ¿Quién se beneficia de sus acciones?
El propósito de este libro es responder a estas preguntas.
La Conferencia de Bretton Woods:
El Comienzo del Chantaje
Mientras que la Segunda Guerra Mundial todavía estaba en su apogeo en Europa, en julio de 1944, los Estados Unidos invitó a las delegaciones de 44 países a la pequeña estación de esquí de Bretton Woods, New Hampshire. El objetivo oficial de la conferencia, que se celebró durante tres semanas en el lujoso "Mount Washington" hotel, fue definir las características básicas de un orden económico para el período posterior a la guerra y para proporcionar las bases de un sistema que permita estabilizar la economía mundial y evitar un retorno a la situación que había existido entre las dos guerras mundiales. La década de 1930, en particular, se distinguen por la alta inflación, las barreras comerciales, fluctuando fuertemente los tipos de cambio, la escasez de oro y una caída de la actividad económica en más de un 60%. Además, las tensiones sociales habían amenazado constantemente con romper el orden establecido.
La conferencia fue precedida por varios años de negociaciones secretas entre la Casa Blanca y Downing Street, que ya había estado trabajando en planes para un nuevo orden monetario mundial desde 1940. Un comentario del jefe de la delegación británica, el economista Lord Keynes registró, arroja luz sobre la actitud de la élite hacia los intereses y preocupaciones de los países más pequeños: "Veintiún países han sido invitados que claramente no tienen nada que aportar , solo gravar la tierra ... El monopolio más monstruoso montado durante años”.
Durante el transcurso de la conferencia, se hizo cada vez más claro hasta qué punto el equilibrio global de poder se había desplazado, situando en desventaja a Gran Bretaña. El excesivo gasto en la guerra  había convertido al país, ya muy debilitado por la Primera Guerra Mundial, en el mayor deudor del mundo y lo empujó al borde de la insolvencia. La economía de Gran Bretaña estaba arrodillada y el surgimiento de los movimientos de liberación de todo el mundo anunciaba la ruptura definitiva de su imperio colonial.
El vencedor indiscutible de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, fue Estados Unidos. Habiéndose convertido en el mayor acreedor internacional, llevándose cerca de dos tercios de las reservas mundiales de oro y poseyendo la mitad de toda la producción industrial mundial. En contraste con la mayoría de los países europeos, su infraestructura estaba intacta y mientras que su delegación participaba en las negociaciones de Bretton Woods, el estado mayor del ejército de Estados Unidos planeó un asalto nuclear sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki para hacer hincapié en la afirmación de los Estados Unidos como el dominante global.
Como resultado de este nuevo equilibrio de poder, el plan de Lord Keynes para un nuevo orden económico fue rechazado de plano. Este era que, ante un país con  problemas en el equilibrio de pagos, había propuesto una "unión de pagos internacionales" que habría dado a los países que sufren de una balanza de pagos negativa un acceso más fácil a los préstamos introduciendo una unidad de cuenta internacional llamada "Bancor" que habría servido como una moneda de reserva.
Los EE.UU., sin embargo, no estaban dispuestos a asumir el papel de un acreedor importante en el plan de Keynes. El líder de la delegación, el economista Harry Dexter White, a su vez, presentó su propio plan, que finalmente fue adoptado por la conferencia. Este "Plan Blanco" conceptualizó un sistema monetario mundial nunca antes visto en la historia del dinero. El dólar estadounidense debía constituir su único centro e iba a ser vinculado a todas las demás monedas a un tipo de cambio fijo, mientras que su relación de intercambio con el oro debía ser fijado en  35 dólares por onza de oro. El plan fue complementado por las demandas estadounidenses para el establecimiento de varias organizaciones internacionales diseñadas para supervisar el nuevo sistema y estabilizarlo mediante la concesión de préstamos a los países que se enfrentarían a problemas en la balanza de pagos.
Después de todo, Washington, debido a su tamaño y rápido crecimiento económico, tenía que seguir adelante con el fin de obtener acceso a las materias primas y crear oportunidades de ventas globales por su sobreproducción. Esto requería la sustitución de la moneda hasta el momento más utilizada, la libra esterlina, por el dólar. Además, el tiempo parecía maduro para la sustitución de la City de Londres por Wall Street, por tanto, el establecimiento de los EE.UU. en su nueva posición como el punto focal del comercio internacional y las finanzas mundiales era factible.
El oro-dólar y el establecimiento de tipos de cambio fijos reintroduciendo parcialmente el patrón oro, que había existido entre 1870 y el estallido de la Primera Guerra Mundial - aunque bajo circunstancias muy diferentes, se llevó a cabo. Al fijar los tipos de cambio con el dólar estadounidense, Washington privó a todos los demás países participantes en el derecho a controlar su propia política monetaria para la protección de sus industrias nacionales - un primer paso para restringir la soberanía del resto del mundo por la empresa dominante: Estados Unidos.
La distribución de los derechos de voto propuesto por los EE.UU. para las organizaciones propuestas también estaba lejos de ser democrático. Los países miembros no debían ser tratados por igual o asignar los derechos de voto de acuerdo con el tamaño de su población, sino que corresponde a las contribuciones que pagan - lo que significa que Washington, a través de su superioridad financiera,  tenía asegurado un control absoluto sobre todas las decisiones. El hecho de que la dictadura racista del apartheid en Sudáfrica fue invitado a convertirse en miembro fundador del FMI arroja una luz reveladora sobre el papel que jugaron las consideraciones humanitarias en el proceso.
El gobierno de Estados Unidos tenía la sensación de que no iba a ser fácil ganarse a la opinión pública para un proyecto tan evidentemente en contradicción con el espíritu de la Constitución de Estados Unidos y la comprensión de muchos estadounidenses de la democracia. Por tanto, los verdaderos objetivos del FMI fueron ofuscados con gran esfuerzo y pasaron por alto con la retórica vacía de "libre comercio" y la "abolición del proteccionismo". The New York Herald-Tribune habló de la "campaña de propaganda más grande en la historia del país”.
La primera tarea del FMI era escudriñar todos los Estados miembros con el fin de determinar sus respectivas tasas de contribución. Después de todo, el Fondo ejercería a largo plazo la función de "vigilancia" para la protección del sistema. Por tanto, los EE.UU. reclamaba para sí el derecho a ser informado permanentemente acerca de las condiciones financieras y económicas de todos los países involucrados.
Seis meses después de la conferencia, los británicos pidieron ayuda. Sin más preámbulos Washington ató un préstamo de 3750 millones de dólares, necesitados con urgencia por el Reino Unido para pagar sus deudas de guerra, con la condición de que Gran Bretaña se sometiera a los términos del acuerdo sin ningún pero. Menos de dos semanas después, Downing Street cedió al chantaje de Washington y consintió.
El 27 de diciembre de 1945, 29 gobiernos firmaron el acuerdo final. En enero de 1946, representantes de 34 naciones se reunieron para una reunión de presentación de la Junta de Gobernadores del FMI y el Banco Mundial en Savannah, Georgia. En esta ocasión, Lord Keynes y sus compatriotas quedaron una vez más, condenados al ostracismo: Contrariamente a su propuesta de establecer la sede del FMI, que mientras tanto había sido declarada una agencia especializada de las Naciones Unidas, en Nueva York, el gobierno de Estados Unidos insistió en su derecho a determinar la ubicación únicamente por sí mismo. El 1 de marzo de 1947, el FMI finalmente asumió sus operaciones en el centro de Washington.
Las reglas para la membresía en el FMI eran simples: Los países candidatos tuvieron que abrir sus libros y fueron rigurosamente examinados y evaluados. Después de que tuvieran que depositar una cierta cantidad de oro y pagar su contribución financiera a la organización en función de su poder económico. A cambio, se les aseguró que en el caso de problemas de balanza de pagos tenían derecho a un crédito de un alcance hasta la de su contribución - a cambio de tasas de interés determinadas por el FMI y la obligación por contrato de  garantizar la liquidación de sus deudas con el FMI antes que todos los demás.
El FMI finalmente recibió un capital inicial de  8.8 mil millones de dólares  de sus Estados miembros que pagaron el 25% de sus contribuciones en oro y el 75% en su propia moneda. Los Estados Unidos se aseguró la tasa más alta mediante el depósito de 2900 millones. La cantidad era el doble de la Gran Bretaña y garantizaba de los Estados Unidos no sólo los derechos de voto doble, sino también el bloqueo de los derechos de las minorías y  el derecho de veto.
El FMI fue dirigido por una Junta de Gobierno, a los que doce consejeros ejecutivos estaban subordinados. Siete de ellos fueron elegidos por los miembros del FMI, los otros cinco fueron nombrados por los países más grandes, liderado por los EE.UU.. Las oficinas del FMI, así como las de su organización hermana, el Banco Mundial, se establecieron en la Avenida Pennsylvania en Washington a poca distancia de la Casa Blanca.
Según los estatutos originales del FMI, éste tenía los objetivos, entre otros:
  • Promover la cooperación internacional en el ámbito de la política monetaria,
  • Facilitar la expansión y el crecimiento equilibrado del comercio internacional,
  • Promover la estabilidad del tipo de cambio y ayudar en el establecimiento de un sistema multilateral de pagos,
  • Proporcionar a los países miembros que enfrentan problemas en balanza de pagos con el acceso temporal a los recursos generales del Fondo y con las garantías adecuadas,
  • Acortar la duración y aminorar el grado de desequilibrio en las balanzas de pagos de los países miembros.
Estos términos oficiales hacen que parezca como si el FMI es una institución imparcial, colocada por encima de las naciones e independiente de influencias políticas, su principal objetivo consiste en la gestión de la economía mundial de una manera tan ordenada como sea posible, corrigiendo rápidamente los fallos de funcionamiento. Esto no es casualidad. Esta impresión fue la intención de los autores y de hecho ha logrado el efecto deseado: Es exactamente esta idea la que se ha transmitido al público mundial por más de seis décadas por parte de los políticos, los científicos y los medios de comunicación internacionales.
De hecho, el FMI, desde el principio, ha sido controlada por, y adaptada a los intereses de los Estados Unidos, diseñado para asegurar la dominación del mundo económico de la nueva superpotencia militar. Para ocultar estas intenciones aún más eficazmente, los padres fundadores del FMI en 1947 comenzaron una tradición que la organización ha mantenido hasta nuestros días - la designación de un no estadounidense en el cargo de director gerente.
El primer extranjero, elegido en 1946, fue Camille Gutt de Bélgica. Como ministro de Finanzas de su país durante la Segunda Guerra Mundial, el economista formado había ayudado a los británicos a cubrir sus gastos de guerra prestándoles oro belga. Su gobierno había ayudado a los aliados mediante el suministro de cobalto y cobre de la colonia belga del Congo y apoyado al gobierno de Estados Unidos con las entregas secretas de uranio congoleño para su programa nuclear. En 1944 realizó a cabo una reforma monetaria drástica (más tarde conocida como la "operación Gutt") que costó a la población trabajadora de Bélgica grandes cantidades de sus ahorros.
Gutt dirigió el FMI entre 1946 y 1951. Durante su mandato se centró en gran medida en la aplicación y seguimiento de los tipos de cambio fijos, iniciándose así una nueva era de estabilidad hasta ahora desconocida para los EEUU y las corporaciones internacionales en la exportación de bienes y en la compra de materias primas. También allanó el camino para los grandes bancos de Estados Unidos que trataban de hacer frente a los créditos a escala internacional y abrió los mercados de todo el mundo al capital financiero internacional en busca de oportunidades de inversión.
Cambios políticos importantes en mundo después de la Segunda Guerra Mundial causaron considerables dolores de cabeza para el FMI, ya que limitan el alcance de la organización. Por encima de todo, la Unión Soviética se aprovechó de la situación de la posguerra, que se caracterizó por la división del mundo entre las dos grandes potencias y el dibujo de las nuevas fronteras en Europa. Aun contando con la socialización de los medios de producción por la Revolución Rusa de 1917, los funcionarios de Stalin sellaron el llamado "bloque del Este" de Occidente con el fin de introducir la planificación económica central en estos países. El principal objetivo de la burocracia soviética, sin embargo, no era hacer cumplir los intereses de los trabajadores, sino para asegurar la subordinación del bloque del este bajo sus propios intereses con el fin de saquear estos países. En cualquier caso, la fragmentación de Europa del Este significaba que Polonia, Alemania Oriental, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria y otros mercados se convirtieron en áreas en blanco para el capital financiero internacional.
La toma del poder por Mao Zedong en 1949 y la introducción de una economía planificada en China por el Partido Comunista privó a los inversores occidentales de otro gran mercado y, finalmente, condujo a la Guerra de Corea. Con la implementación de su política de "contención" cerca de la esfera de influencia de la Unión Soviética, los EE.UU. aceptaron tácitamente la pérdida de cuatro millones de vidas sólo para entregar un mensaje claro al resto del mundo: que el mayor poder económico en la tierra ya no permanecería pasivo si se le niega el acceso a cualquier mercado.
El boom de la posguerra: El FMI proyecta su red
Los años de la posguerra se caracterizaron por el rápido crecimiento económico de todos los principales países industrializados, también conocido como el "milagro económico". Aunque los préstamos del FMI jugaron un papel menor durante este tiempo, el liderazgo de la organización no permaneció inactivo. Por el contrario, el segundo jefe del FMI, Ivar Rooth, ex gobernador del Banco Central de Suecia y ex Director del Banco de Pagos Internacionales de Basilea, estableció un curso que iba a adquirir gran importancia en la historia posterior de la organización - la introducción de la condicionalidad, es decir, el establecimiento de requisitos obligatorios para la concesión de préstamos.
Harry Dexter White ya había hecho una propuesta en este sentido en la Conferencia de Bretton Woods, pero se encontró con una fuerte resistencia de los británicos. Mientras tanto, sin embargo, la posición de Gran Bretaña había seguido deteriorándose. Las ex colonias, principalmente en África, luchaban por su independencia, y en el Medio Oriente la crisis de Suez se avecinaba - proporcionando a los EE.UU. una oportunidad para avanzar en sus propios intereses en el FMI con más fuerza.
Mediante el establecimiento de los llamados "acuerdos stand-by", Ivar Rooth añadió el principio de "condicionalidad" a la caja de herramientas del FMI. La concesión de préstamos ya era sometida a condiciones que iban mucho más allá de la especificación de los plazos de los préstamos y el nivel de las tasas de interés.
La aplicación de estas medidas, que se endurecieron después de la derrota de Gran Bretaña en Suez llevó a un aumento de las tensiones en las relaciones anglo-estadounidenses, los estrategas del FMI desarrollaron una estrategia que les ayudó a engañar anticipadamente al público. A partir de 1958,  obligó a los gobiernos de los países deudores a la elaboración de "cartas de intención" en la que tenían que expresar su voluntad de emprender "esfuerzos razonables" para dominar sus problemas en la balanza de pagos. Esto hizo que las medidas requeridas por el FMI parecieran como si fuera el país el que las propusiera.
Pero incluso eso no fue suficiente para el FMI. Como paso siguiente, los préstamos que debían desembolsarse se cortaron en tramos ("phasing") y por lo tanto supeditar a la sumisión del país deudor respectivo. Además, el FMI insistió (y todavía insiste) que los acuerdos entre el FMI y sus deudores no se deben considerar como tratados internacionales y por lo tanto no deben estar sujetos a la aprobación parlamentaria. Por último, el FMI decretó que cualquier acuerdo no estaba destinado a la vista del público y tuvo que ser tratado como información clasificada - un régimen que se aplica a día de hoy.
En 1956 se celebró una reunión en París de  importancia histórica para el desarrollo posterior del FMI. Luchando para pagar un préstamo, Argentina tuvo que sentarse con sus países acreedores y representantes del FMI a fin de discutir lass nuevas condiciones impuestas a la misma. La reunión tuvo lugar en las oficinas del ministro francés de Finanzas, Pierre Pflimlin. En los años siguientes, se celebraron reuniones entre representantes del FMI, los acreedores y los deudores con frecuencia en el mismo lugar, evolucionando gradualmente en conferencias mensuales fijas que iban a ser conocidas como el "Club de París". Un ámbito de decisiones extremadamente importantes fueron tomadas en este marco - sin el consentimiento parlamentario y oculto a los ojos del público. Los bancos comerciales de todo el mundo pronto reconocieron la importancia de estas conferencias, y por lo tanto comenzaron su propio "Club de Londres", cuyas reuniones generalmente tenían (y todavía tienen) lugar simultáneamente con los del Club de París.
El FMI posteriormente trabajé en el objetivo de aumentar su potencia de forma masiva en un tiempo relativamente corto. La ola de declaraciones de independencia de los Estados de África a principios de la década de 1960 marcó el comienzo de una nueva era. Los países que habían sido saqueados durante décadas por el colonialismo, ahora tenían que encontrar su propio lugar en el mundo y sobre todo en una economía mundial en condiciones rápidamente cambiantes. Por lo tanto sus gobiernos necesitaban dinero. Dado que la mayoría de estos países ofrecían a los bancos comerciales muy poca seguridad debido a las tensiones sociales, la inestabilidad política y a la, apenas existente infraestructura; el FMI se aprovechó de la situación y ofreció sus servicios como acreedor.
Aunque la mayoría de los países africanos eran tan pobres que sólo se les concedió sumas relativamente modestas, incluso éstas tuvieron consecuencias. Las fechas de vencimiento de los pagos de intereses implacablemente aseguraron el establecimiento de un nuevo colonialismo quedando capturados sin problemas en una nueva red de dependencia financiera del FMI.
La organización, entre cuyos miembros fundadores sólo había tres países de África - Egipto, Etiopía y Sudáfrica - estuvo acompañado por más de 40 estados africanos adicionales entre 1957 y 1969. En 1969, 44 de los 115 miembros eran africanos. A pesar de que representaban  más de un tercio de la organización en general, el derecho de voto ascendía a menos del 5%.
Chile 1973:
Embarcarse en el Sendero del neoliberalismo
El comienzo de la década de 1970 marcó el fin del boom de la posguerra, un período de veinticinco años de expansión económica en la que se habían otorgado a los trabajadores de las principales naciones industriales grandes concesiones sociales y habían experimentado una mejora hasta ahora desconocida de su nivel de vida. Fue la desintegración interna del sistema de Bretton Woods, lo que provocó el final de ese período. Como resultado del aumento de la inversión estadounidense en el exterior y la escalada de gastos militares - en particular para la guerra de Vietnam - la cantidad de dólares a nivel mundial en circulación había aumentado continuamente. Todos los intentos por parte del gobierno de Estados Unidos de poner la presente proliferación bajo control habían fracasado porque el capital de Estados Unidos se había mezclado con el capital extranjero y ninguna nación en la tierra era capaz de frenar  esta masiva concentración de poder financiero.
En 1971, los Estados Unidos, por primera vez en su historia, incurrieron en un déficit en la balanza de pagos. Al mismo tiempo, el desequilibrio entre la oferta de dólares mundial y reservas de oro almacenado en Fort Knox había alcanzado tales dimensiones que incluso el precio del oro llegó a 38,00 dólares y luego a 42,20 dólares, por lo que el dólar ya no podía garantizar su cambio frente a la onza de oro. El 15 de agosto de 1971, el presidente estadounidense Nixon sacó el freno y se rompió el vínculo entre el oro y el dólar, mostrando la arrogancia típica de una superpotencia por no consultar a ningún aliado.
En diciembre de 1971, en una conferencia del grupo G10, fundada en 1962 por los diez países más industrializados del mundo, se decidió por una alineación de los tipos de cambio, lo que provocó un reajuste del valor del dólar frente a otras monedas. Esto llevó a una devaluación del dólar, que iba desde el 7,5% frente a la débil lira italiana al 16,9% frente al fuerte yen japonés. En febrero de 1973, el dólar se devaluó de nuevo, pero pronto se hizo evidente que el sistema de tipos de cambio fijos ya no podía sostenerse. En marzo de 1973, el G-10 y otros países industrializados introdujeron el sistema de tipos de cambio flexibles establecidos por los bancos centrales - sin consultar a un único país fuera de la G 10 y a pesar del hecho de que el artículo del nuevo régimen descaradamente contradecía el 6º del documento fundacional del FMI sobre los tipos de cambio fijos y la estabilidad monetaria.
Con la histórica abolición de los tipos de cambio fijos se terminó con las tareas básicas del FMI. El único papel que le quedó fue el de un prestamista a cargo de la asignación de los fondos y su condicionalidad, con derecho a inspeccionar las cuentas de los solicitantes y así ejercer influencia directa en sus políticas. Sin embargo, fue precisamente esta función para la que no tardarían en darse condiciones extremadamente favorables.
En 1973, los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que había sido fundada en 1960, utilizaron la Guerra de Yom Kipur entre Egipto e Israel para frenar la cantidad de aceite suministrado ("embargo de petróleo") y aumentar drásticamente los precios del petróleo. Esto dio lugar a un enorme aumento en las ganancias de las compañías petroleras y los países productores de petróleo. Estas ganancias fueron a parar a los bancos comerciales, que a su vez trataron de utilizarlos en inversiones rentables. A medida que la economía mundial entró en recesión en 1974-1975 y las oportunidades de inversión en los países industrializados se redujo, la parte del león del dinero tomó la forma de préstamos a los países del tercer mundo en Asia, África y América del Sur, que - debido a su aumento de gastos después de la subida de los precios del petróleo - necesitaron urgentemente dinero. El propio FMI respondió a las crecientes necesidades de crédito de los países en desarrollo mediante la introducción del "Servicio Ampliado del Fondo" en 1974, de la que los países miembros podían obtener créditos de hasta el 140% de su cuota con plazos de cuatro y medio a diez años.
Aunque la instalación se creó específicamente para financiar las importaciones de petróleo que tanto se necesitaban, el FMI -, así como los bancos - se preocupaban poco en lo que el dinero se gastó realmente. Tanto si se fue directamente a los bolsillos de los dictadores como Mobutu en Zaire, Saddam Hussein en Irak o de Suharto en Indonesia - o bien se dilapidó, se transfirió a cuentas extranjeras secretas o se utilizó para fines militares; en cada caso, hizo subir la deuda nacional - no le importaba al FMI ni a los bancos siempre y cuando recibieran sus pagos de intereses con regularidad.
Sin embargo, la situación cambió abruptamente cuando Paul Volcker, el nuevo presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, elevó su tasa de interés preferencial (el tipo de interés al que los bancos comerciales pueden obtener dinero de los bancos centrales) en un 300% con el fin de reducir la inflación en 1979. El Estados Unidos se metió en otra recesión, lo que significaba que se necesitaban menos materias primas, debido a la menor actividad económica.
Para muchos países en desarrollo la combinación de la bajada de la demanda, la caída de precios de las materias primas y la subida de las tasas de interés se tradujo en que no podían cumplir con sus obligaciones de pago a los bancos internacionales. Una crisis financiera masiva cernía. La carga de la deuda de los países en desarrollo a principios de 1980 ascendió a un total de  567 mil millones de dólares. Un incumplimiento de pago de esta magnitud habría llevado al colapso de muchos bancos occidentales y por lo tanto tuvo que ser evitado a toda costa.
Fue en este punto que el FMI tuvo su primera gran oportunidad de entrar en el escenario como  prestamista de última instancia. Si bien su área de comunicación difundía la idea de que la organización estaba trabajando en planes de rescate con el fin de "ayudar" a los países endeudados, el Fondo se aprovechó de su posición de monopolio indiscutible y empató el otorgamiento de préstamos a condiciones muy duras. 
En primer lugar, un golpe militar apoyado por la CIA en Chile en septiembre de 1973 había terminado con el gobierno de presidente socialista Salvador Allende y traído al dictador fascista Augusto Pinochet al poder. Pinochet inmediatamente revirtió las nacionalizaciones de Allende, pero no encontró remedio contra la inflación galopante. En un intento por recuperar el control de la situación, él se apoyó en el grupo de 30 economistas chilenos (conocidos como los "Chicago Boys" porque habían estudiado en la Escuela de Economía de Chicago bajo el ganador del Premio Nobel Milton Friedman) los cuales propusieron una línea de trabajo claramente definida: la supresión de cualquier tipo de oposición política y sindical y aplastar los conflictos laborales y, al mismo tiempo llevando a cabo un programa de austeridad radical sobre la base de las ideas neoliberales.
En unas semanas se desarrolló un amplio catálogo de medidas. Se llamó a una drástica limitación de la oferta monetaria, a los recortes en el gasto público, a los despidos en el sector público, a la privatización de la asistencia sanitaria y la educación, a los recortes salariales y a aumentos de impuestos para la clase trabajadora, mientras que al mismo tiempo se redujeron los aranceles y los impuestos corporativos. 
Tanto Pinochet y sus socios, que fueron presentados al público como un "gobierno de tecnócratas", cumplieron con su parte del acuerdo hasta la empuñadura. Mientras el dictador violentamente aplastó toda oposición con medidas drásticas del gobierno y aseguró que muchos disidentes políticos desaparecieran para siempre, los "Chicago Boys" lanzaron un asalto frontal a la población trabajadora. Condujeron el desempleo, que se había mantenido en el 3% en 1973, al 18,7% a finales de 1975, impulsando al mismo tiempo la inflación al 341% y la caída de los segmentos más pobres de la población en la pobreza aún más profunda. Los impactos del programa en realidad agravaron el problema de la desigualdad social en las décadas venideras: En 1980, el 10% más rico de la población chilena acumuló el 36,5% de la renta nacional, ampliándose su participación al 46,8% en 1989, mientras que al mismo tiempo la del 50% más pobre se redujo del 20,4% al 16,8%.
Durante su sangriento golpe, Pinochet había confiado plenamente en el apoyo activo de la CIA y el Departamento de Estado de Estados Unidos en virtud de Henry Kissinger. Al aplicar el programa de austeridad más duro jamás llevado a cabo en un país de América Latina, los "Chicago Boys" recibieron el pleno respaldo del FMI. Independientemente de todas las violaciones de los derechos humanos, los préstamos del FMI a Chile se duplicaron en el año siguiente del golpe de Pinochet, sólo para cuadruplicalos y quintuplicarlos en los dos años siguientes.
Otra experiencia del FMI es referente al Reino Unido. Con el inexorable declive económico de Gran Bretaña en más de dos décadas y media, se había convertido en el mayor país prestatario del FMI. De 1947 a 1971, el gobierno de Londres había dibujado préstamos por un total de  7250 millones de dólares. Después de la recesión de 1974-1975 y los ataques especulativos contra la libra, que había estado bajo una presión aún mayor; en 1976, el gobierno británico una vez más volvió al FMI en busca de ayuda, los Estados Unidos aprovechó la oportunidad para demostrar su poder. Aliarse con los alemanes renacientes, que obligaron al gobierno laborista del primer ministro Harold Wilson a limitar el gasto público, imponer recortes masivos en programas sociales, seguir una política fiscal restrictiva y abstenerse de controles a la importación. Esta intervención drástica representaba una invasión hasta esa fecha desconocida en la soberanía de un país prestatario Europeo por un préstamo del FMI.