martes, 25 de octubre de 2016

¿Qué está pasando con la guerra híbrida sobre Gabón? (1ª parte)

¿Qué está pasando con la guerra híbrida sobre Gabón? (1ª parte)



El Estado africano centro-occidental y rico en petróleo de Gabón, alberga a menos de 2 millones de personas y a algunos de los asalariados con ingresos per cápita más altos en todo el continente, sorpresivamente, estalló una guerra híbrida tras unas disputadas elecciones presidenciales en que hubo una estrecha victoria para el actual presidente. La oposición intentó asaltar las oficinas de la comisión electoral y entonces procedieron a incendiar la Asamblea Nacional en una orgía de anarquía que tardíamente fue sofocada con gas lacrimógeno y policía antidisturbios. Justo después, los servicios de seguridad atacaron la sede de la oposición y arrestaron a unos pocos cientos de los partidarios de su líder. Hasta aquí, es otro país desciende a las llamas infernales de la guerra híbrida, el resto del mundo está lanzándose a explicar el porqué de lo que está ocurriendo, qué impacto tendrá, y a donde conducirá todo eso.
En la búsqueda para clarificar la confusión en torno a la guerra híbrida sobre Gabón y descubrir todas las preguntas, el investigador empieza por la introducción al lector, de lo esencial de este país para que su importancia relativa pueda hacerse comprensible. Tras eso, el trabajo procede a abordar los intereses de Beijing en Gabón y el cambio de actitud de Libreville hacia China, antes de discutir de nuevo algunos de los detalles de la guerra híbrida en marcha. Mirando hacia el futuro, el investigador después pronosticará sobre la reacción de Francia a esos eventos en desarrollo y describirá los factores que podrían empujarla a intervenir directamente en la gresca.
Cuestiones básicas de Gabón
El país costero de Gabón, raramente sale en titulares, habiendo quedado en gran medida como un lugar sin acontecimientos durante décadas, debido a su comparativamente pequeña población y reservas energéticas moderadas, ambas de las cuales están concentradas en el litoral. El país solía ser miembro de la OPEP desde 1975 a 1995, pero entonces regresó una vez más en julio de 2016 tras dos décadas de interrupción. Su economía es obviamente dependiente de los recursos extractivos, con el petróleo siendo el principal entre ellos, seguido por el mineral de hierro y la madera, todos estos tres colectivamente componen un estimado del 93% de las exportaciones totales. Los socios comerciales más importantes de Gabón son China y Francia, y su política exterior se ha mecido de París a Beijing y de nuevo a su antiguo amo colonial. Francia mantiene casi 1.000 tropas en la capital, Libreville, y tiene un consulado en la segunda ciudad más grande, Port-Gentil, que también funciona como el puerto más grande del país. Es más, la compañía energética Total, mantiene extensas inversiones en la esfera de la energía que cuando se combinó con la influencia militar y económica de Francia, explica la dependencia excesiva de Libreville en París.
Lo que es particularmente interesante sobre el país es su membresía en la coalición  “antiterrorista” saudí, que puede ser explicada tanto por haber sido un posible prerrequisito para su regreso a la OPEP, pero también debido a la fe islámica del presidente Bongo, algo que es una rareza en Gabón y sólo la comparte un 6,4% de la población. No significa que cada líder musulmán en el mundo esté predispuesto automáticamente a unirse a este bloque simplemente por su religión, sino que justamente Bongo parece haber sido más susceptible a los compromisos de los saudíes debido al factor dual de su país que aspiraba a reingresar en la OPEP anteriormente en este año, y de él mismo siendo una minoría confesional estadísticamente en un Estado -por otra parte- no musulmán. Estos atributos nacionales y personales parecen haberse juntado para hacer atractiva para Gabón la coalición “antiterrorista” (léase: Anti-Irán).
Si bien el país está escasamente poblado y de este modo no tiene mucho de un mercado potencial del que hablar, todavía es una ubicación estratégica para muchas más cosas que solamente sus reservas energéticas. Debido a la presencia militar francesa en Libreville, París es capaz de mantener tropas en espera para un despliegue de respuesta inmediata en los puntos calientes centro-africanos, tales como la República Centro Africana, y la República Democrática del Congo.  Adicionalmente, debido a su ubicación, Gabón proporciona a Francia una ubicación a medio camino entre dos potencias africanas emergentes: Nigeria y Angola, una posición que París podría hacer uso con el máximo efecto si fuera necesario. Francia probablemente mantendrá algún tipo de fuerza militar en el país de manera indefinida debido a esas consideraciones geoestratégicas y geoeconómicas, pero probablemente nunca las admitirá abiertamente y en cambio contará con en torno a 10.000 ciudadanos franceses viviendo en Gabón para justificar su presencia armada continuada allí.
Intereses de Beijing en Gabón
Anteriormente fue mencionado cómo China es un jugador en Gabón y que el país en el pasado, se había inclinado notablemente cerca de Beijing, así que es necesario completar lo que se debía de ello, y explicarlo un poco más exhaustivamente. El padre del presidente Bongo, Omar Bongo, condujo al país durante 42 años hasta su fallecimiento en 2009, dejando atrás un legado de lo que finalmente resultaron ser unos lazos muy pragmáticos con China a pesar de la histórica relación de Gabón con Francia. Los intereses de Beijing en Gabón en aquel entonces eran los mismos que había por toda la mayoría de África, y eso fue para adquirir acceso a sus recursos extractivos para que pudieran ser exportados a China. A pesar de ser un país tan minúsculo y aparentemente solitario, Gabón figuró de manera bastante prominente en los diseños chinos para explicar un viaje de alto nivel por el entonces líder chino Hu Jintao en 2004 durante su gira africana, una visita que marcó el cénit de la influencia de Beijing en el país y fue simbólica con los dos líderes profundizando relaciones mutuamente.
No obstante, todo empezó a cambiar en torno a 2013,  que fue el año en que las compañías chinas empezaron a encontrar serias resistencias en Gabón. El sustituto de Sinopec, Addax, se vio envuelta en una disputa de petróleo por valor de 1.000 millones de dólares en Gabón durante ese año y terminó perdiendo el caso en los altos tribunales en septiembre, que al poco tiempo después la condujo a pagar 400 millones de dólares en enero de 2014. Justo un mes antes, en diciembre de 2013, el gigante minero chino, Comibel, perdió su licencia en una de las mayores reservas mundiales de mineral de hierro en Belinga. Esos dos acontecimientos relevantes marcaron un punto de inflexión observable en las relaciones del gobierno gabonés con China, y el portal informativo China Daily sacó un artículo informativo entorno a ese tiempo, detallando todo de los nuevos desafíos que Beijing podría esperar que experimentase en adelante.
A posteriori, parece como si Gabón hubiera estado preparando durante largo tiempo el reemplazo de China con la UE, o dicho de otra manera, quizá justo para explotar temporalmente sus relaciones con China para recibir estadios de futbol, desarrollos portuarios, y la construcción de su Asamblea Nacional y el Senado (todo ello está descrito en el anterior hipervínculo al China Daily), que podría entonces mejorar su posición negociadora con la UE en avance del acuerdo de colaboración económica multilateral entre Bruselas y varios países centro-africanos. Gabón entró a las negociaciones sobre este acuerdo en medio de todos pero nunca terminó cerrando el acuerdo, aunque selló un nuevo acuerdo de pesca anunciado como “Gabón azul a principios de 2013”. No obstante, la tendencia prevaleciente es clara, sin importar los últimos éxitos de la política de Libreville, Gabón ha decidido decisivamente distanciarse de China -por primera vez- en favor de la UE desde 2013, y esta es la trayectoria inequívoca que está llevando al país al borde del estallido de la guerra híbrida en septiembre de 2016.

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