miércoles, 13 de julio de 2016

¿No había muerto el bipartidismo?

¿No había muerto el bipartidismo?

OPINIÓN de Ramón Cotarelo/ Palinuro.- De seguir así vamos de cabeza a las terceras elecciones en un año. Quizá sea una efecto retardado de la dictadura. Los españoles pasaron tantos años sin votar, sometidos a la esclarecida guía de los franquistas, mentores ideológicos de estos peperos, que ahora se desquitan como se ve de tres en tres.



Las explicaciones, advertencias y avisos de los partidos, sus interpretaciones y la adjudicación de buenos y malos en la obra son bastante risibles en general. Nadie coincide con nadie en nada excepto en una cosa: la decisión ha de tomarla el PSOE porque todo depende del PSOE. Tiene su guasa. El partido más atacado (las jeremiadas de Podemos hablando de que todo el mundo los critica a ellos es falsa), el más vilipendiado, el que nadie puede ver ni en pintura y carece de todo respaldo mediático (a diferencia del PP y Podemos que tienen periódicos, televisiones y periodistas a su servicio) es justamente el que todos necesitan y sin el cual ninguna combinación es posible. El Partido que, para la derecha, está repleto de radicales y, para Podemos y sus realquilados de IU, es idéntico al PP, es el que todos quieren de compadre en las alianzas. Pero no por ello ninguno osa modular sus ataques. Es propio de la habilidad hispana: se insulta a quien se necesita de aliado y ni de chiripa se le piden disculpas.

Nadie en el PP, un partido de presuntos ladrones, corruptos y cómplices se atreve a levantar la voz contra el Sobresueldos, un personaje absolutamente desprestigiado que se aferra al cargo quizá para no tener que afrontar un futuro penal aciago. Si el PP prescindiera de este inenarrable individuo e hiciera otra oferta, quizá encontrara una respuesta distinta que contribuiría a hacer patente lo que todo el mundo intuye ya: que el bipartidismo se mantiene.

La respuesta favorable de C's podría darse por segura, incluso al extremo de pasar de la abstención a un voto afirmativo con matices. Y tampoco sería muy hosca en el PSOE en donde las presiones a favor de la abstención, procedentes de los sectores reaccionarios del partido (González, Rubalcaba, Borrell, Guerra, etc) redoblarían y dejarían en posición aun más débil a Sánchez.

La respuesta de Podemos sería aquí, como casi siempre por otro lado, irrelevante, aunque el coro de sus periodistas afines (incapaces de distinguir las mixtificaciones de Iglesias de una crítica al orden constituido) la presentaría casi como venida del reino del saber. Estos de Podemos son los que forzaron las segundas elecciones con el objetivo de desempatar, cuando no había empate. Ahora ya no pueden seguir mintiendo tan descaradamente y su posición es en verdad chunga. No son decisivos para nada y ocultan su intrascendencia con engolados y cavernosos conceptos: si el PSOE se abstiene, la oposición pasará por derecho a UP. Y, de paso, el jamón que regaló el Sobresueldos a Obama. La oposición seguirá siendo el PSOE y ya se verá a qué se opone de verdad Podemos que, cual es habitual, no está claro.

Aburre mencionarlo: hay dos combinaciones posibles de mayoría absoluta sin la peste del PP: a) PSOE+Podemos+C's y b) PSOE+Podemos+indepes catalanes+nacionalistas vascos. Pero ninguna de las dos parece viable mientras Podemos y C's no suavicen su recíproco odio o el PSOE pierda el miedo al referéndum catalán.

Si todo sigue igual, las terceras elecciones serán obligadas. En opinión de Palinuro, esas elecciones serán la resurrección del bipartidismo y la reducción de Podemos y C's a magnitudes simbólicas. Y a ellas no debiera concurrir ninguno de los cuatro fracasados candidatos hasta la fecha.

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