lunes, 4 de julio de 2016

Hacia el fin de semana de tres días festivos en Israel


elpais.com

Hacia el fin de semana de tres días festivos en Israel

 

 

Juan Carlos Sanz
El domingo es el primer día laborable en Israel tras el fin de semana judío, que comprende el sabbat, entre las puestas de sol del viernes y el sábado. Mientras tres cuartas partes de la población mundial guarda fiesta, en el Estado hebreo, las empresas con vínculos internacionales trabajan a medio gas.
El Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu pretende acabar con esta anomalía y ha dado los primeros pasos para que los israelíes descansen también el día en el que, según manda la tradición bíblica, el mismo Dios se tomó un respiro tras la creación. Un comité ministerial ha aprobado ya un plan piloto para instaurar el fin de semana de tres días —de viernes a domingo— y concentrar la actividad laboral semanal —que en Israel es de las más altas entre los países de la OCDE: 43 horas frente a una media de 40— durante los cuatro días hábiles restantes. De esta forma, se respetará el mandamiento judío de no trabajar durante el sabbat, y las empresas israelíes se acomodarán a los ritmos de la economía global.
Si, como ha ocurrido en anteriores reformas de la semana laboral, la propuesta no queda en agua de borrajas en la Knesset (Parlamento), los israelíes empezarán a disfrutar a partir de 2017 de seis fines de semana al año con domingos incluidos.
Pero incluso en un país tecnológicamente innovador como Israel, los experimentos laborales se van hacer con gaseosa. Los seis puentes que van ser instaurados no van a repercutir en el calendario lectivo escolar y tendrán un impacto reducido en la actividad de las empresas. Dos de ellos se fijarán en verano, y los otros cuatro, en torno a las largas festividades de la Pascua judía, en primavera, y de Januká o de Las Luces, hacia el fin del año. Si la iniciativa se consolida durante el trienio de prueba, el Gobierno planteará extenderla.
Por supuesto, las horas perdidas se recuperarán durante los días hábiles. Y nadie pretende alterar la pléyade de festividades judías que jalonan las hojas del almanaque; ni las musulmanas, que atañen a un 20% de la población israelí; ni las cristianas, celebradas por un 2% de los ciudadanos.

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