sábado, 30 de julio de 2016

Democracia o fascismo: única opción

Democracia o fascismo: única opción



Con los dos incrementos a las gasolinas en las últimas semanas, el PRI es el que más va a resentir el encono de la ciudadanía. Si de por sí está en crisis severa, como lo reconoció su dirigente nacional, el tecnócrata Enrique Ochoa Reza, con el rumbo que lleva el régimen el partido tricolor está cavando su tumba. Sin embargo, es impensable que la cúpula del partido admita que su clientela tradicional, las clases medias acomodaticias, rechazan cada vez con más firmeza que siga al frente del sistema político.
Como las clases medias han sido las más afectadas por el gobierno federal, en tanto que dañan directamente su nivel de vida las políticas públicas impulsadas por Enrique Peña Nieto, en los meses venideros se habrá de confirmar el resentimiento que las invade. Por eso la dirigencia nacional del PAN considera que de nuevo tendrá oportunidad de llegar a Los Pinos, creencia que comparten grupos dentro del PRD, como “Los Chuchos”, quienes están convencidos de que hacer una alianza con el blanquiazul les permitirá cogobernar el país en los años venideros.
No será fácil concretar tal alianza, porque dentro de los propios partidos hay una fuerte oposición a caminar en esa dirección. Con todo, serán las cúpulas las que dirán la última palabra. El factor decisivo será el papel que juegue el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) de aquí a los comicios federales del 2018. De seguir como va, no es difícil pronosticar su fortalecimiento, independientemente de que aún falte mucho para consolidar su organización. Con todo, la realidad nacional está de su parte en cuanto que la crisis del PRI es irreversible, y una alianza duradera y confiable entre el PAN y el PRD es muy complicada.
En ambos institutos las dirigencias obedecen a intereses particulares que los hacen dejar de lado esquemas estratégicos. Por su parte, el PRI no tiene ya posibilidad alguna de revertir una crisis que va a la raíz misma del partido. Hay evidencias de sobra de que importantes personajes de la oligarquía repudian la forma de gobernar del grupo mexiquense, por su exagerado gusto por la corrupción burda y sin límites. Lo mismo acontece con sectores muy influyentes del sistema político estadounidense, y ahora que Hillary Clinton es ya oficialmente la candidata de su partido a los comicios del próximo mes de noviembre, los pronósticos no son nada favorables al partido tricolor.
Si al inicio del actual sexenio, Peña Nieto contaba con amplios apoyos de la élite oligárquica, hoy día no es así por muchas razones. Al inicio del sexenio contó con total respaldo de la cúpula empresarial,  porque estaban seguros sus integrantes de que se les abrían amplias puertas para hacer grandes negocios, sobre todo a partir de la promulgación de las llamadas reformas estructurales. Pero al paso de los meses las cosas dieron un giro inesperado, tanto por la incapacidad del gobierno para negociar con sus opositores, como por la corrupción desaforada de los principales funcionarios.
Por otro lado, los empresarios  más reaccionarios se han sentido desilusionados por la falta de firmeza de Peña Nieto para instrumentar una represión sin cortapisas contra la población disidente, particularmente los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), sin parar mientes en que dar ese paso conduciría a una severa inestabilidad política de consecuencias imprevisibles. De ahí que el régimen priísta esté entrampado, sin posibilidad alguna de salir de la trampa en que se metió el mismo por su incapacidad como por la voracidad de los principales miembros del gabinete.
Los recientes “gasolinazos” serán la gota que derrame el vaso, porque sus repercusiones serán desastrosas para todos, incluida la élite empresarial. Se avecina una severa crisis económica por la conjunción de inflación con firme estancamiento, situación que necesariamente habrá de repercutir en la vida política nacional. Los empresarios que no pertenecen a la cúpula serán los más afectados, situación que desencadenará una caída en cascada de serios problemas sociales.
El panorama se observa muy gris, tirando a negro, lo que acelerará el descontento de las clases mayoritarias contra la mafia en el poder. La única salida será la mano dura contra las masas, pero por corto tiempo porque la movilización ciudadana irá en aumento. Tan dramática realidad la querrán aprovechar las dirigencias reaccionarias del PAN y del PRD para avanzar electoralmente, pero no les será fácil porque no son garantía para nadie, incluida la cúpula gobernante de Estados Unidos, en especial si la señora Clinton gana las elecciones.
En consecuencia, la mejor opción para el país es brindar una oportunidad al empoderamiento de fuerzas democráticas. Es la única vía para evitar una catástrofe irreparable. El problema que habría que vencer son las tentaciones autoritarias de la derecha ultra reaccionaria. Lograrlo será factible en la medida que las élites oligárquicas comprendan que no habrá más que dos alternativas: Morena o el fascismo. De ahí el imperativo de que las fuerzas democráticas, y la dirigencia del partido en particular, actúen sin sectarismos ni mezquindades.
(guillermo.favela@hotmail.com)
 

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