lunes, 25 de abril de 2016

Neonazis y ultraderechistas reciben subvenciones millonarias de la UE

Neonazis y ultraderechistas reciben subvenciones millonarias de la UE


Si la gestión de la crisis de las personas refugiadas ya estaba dejando en evidencia a la Unión Europea en cuanto a sus principios fundacionales de respeto a los derechos humanos, igualdad y tolerancia, la presencia de numerosos diputados de extrema derecha en el Parlamento Europeo lleva años sacudiéndolos todavía más. A lo largo de estos últimos años, la presencia ultraderechista en Europa ha alcanzado los máximos niveles, copando multitud de asientos en la eurocámara (un 22%) gracias a sus discursos xenófobos y muy a menudo contrarios incluso a la propia Unión y a sus principios. Tanto es así que incluso usan su presupuesto para fomentar la xenofobia, el racismo, el antisemitismo y la islamofobia con todas las de la ley.
La histórica revista antifascista sueca EXPO ha desvelado que el destino de casi 200.000€ de una subvención de la Unión Europea es la fundación filonazi Europa Terra Nostra a través del partido neofascista europeo Alianza por la Paz y la Libertad (APF), del que forman parte los neonazis griegos de Amanecer Dorado, el Partido Nacional Democrático alemán (NPD) y la italiana Fuerza Nueva (FN).
Los partidos europeos (formados por un conglomerado de formaciones de diferentes Estados que también gozan de subvención) tienen una asignación presupuestaria anual además de la que llega a sus fundaciones. Así es como la APF ha recibido 400.000€ por un lado y, por otro, ha canalizado la subvención de los cerca de 200.000€ citados otorgados a la fundación Europa Terra Nostra dirigida por Dan Erikkson, antiguo miembro del extinto Partido de los Suecos (SVP), de clara orientación neonazi.
Esta fundación confirma en su página web el uso de los fondos de la UE para organizar una actividad el próximo verano en Estocolmo, sin especificar lugar exacto, con música, teatro y charlas, donde ya hay anunciados diversos conferenciantes relacionados con grupos neonazis. Es el caso de Magnus Söderman, ex militante de la organización nazi Motståndsrörelsen (Resistencia Nórdica), que se unió al SVP en 2012, o de Jonas De Geer, conocido activista ultraderechista que también acabó en el SVP.
Europa Terra Nostra tiene como objetivos, según explica en su página web, la “promoción de actividades educativas sobre democracia, economía, derechos humanos y relaciones internacionales”. La organización, que se fundó en Berlín en julio de 2015, defiende en su programa “una Europa de naciones soberanas” que trabajan juntas “para abordar los grandes desafíos de nuestro tiempo y para honrar y promover nuestros valores cristianos compartidos y nuestro patrimonio cultural europeo”. Hasta aquí nada sospechoso. Sólo que la Europa que preconizan es monocromática. La nueva extrema derecha ha sabido moldear su retórica para decir de otra manera que en Europa sólo hay una manera de ser europeo, y que el mestizaje es una amenaza para conservar las identidades de cada pueblo. Así, se declaran “seguidores del derecho humano fundamental a una vida tranquila con un nivel de vida suficiente cada uno en su país de origen” rechazando “la inmigración masiva y el multiculturalismo”.
Según un informe del politólogo Thilo Janssen, experto en la actividad de la extrema derecha en el Parlamento Europeo, los diferentes grupos de este espectro político a la derecha del Partido Popular Europeo, se habrían hecho con cerca de 19 millones de euros sólo entre 2012 y la primera mitad de 2014, sin incluir los sueldos y los gastos pagados que tienen todos los eurodiputados.
Además, los partidos registrados como “europeos” (formados por distintas formaciones de varios Estados, como es el caso de la APF), también pueden optar a financiación por parte de la UE. Entre 2010 y 2014, la extrema derecha accedió así a otros 10 millones de euros. La decisión de conceder financiación a un partido europeo está precedida de una evaluación realizada por un comité formado por el presidente de la cámara y un grupo de cuestores (cinco diputados que realizan tareas de organización interna del Europarlamento). En esta evaluación, sólo se examinan el programa y las actividades del partido a nivel europeo como tal. No se hace la evaluación de las partes constituyentes a nivel nacional ni de los políticos de diferentes Estados que forman parte de este partido, sino que únicamente se tiene en cuenta la actividad que realizan en conjunto como partido europeo y no la que realizan sus miembros en sus respectivos Estados.
Ya en 2014, la revista inglesa Hope Not Hate impulsó una campaña para pedir a la UE que no destinara fondos a partidos u organizaciones contrarias a los valores democráticos o que difundieran el odio y la discriminación hacía determinados colectivos, señalando directamente a la Alianza Europea de Movimientos Nacionales (AENM), del que formaban parte entonces los neonazis húngaros de Jobbik, los británicos del BNP y otros partidos abiertamente racistas.
La eurodiputada socialdemócrata sueca Marita Ulvskog ha explicado a la revista EXPO que se acordó parar las subvenciones a estos partidos “por al menos uno o dos años”, y que ahora ha comprobado cómo, tras conocer la noticia de este nuevo desembolso, “la cinta se rebobina de nuevo”. En este sentido, la misma revista EXPO ha preguntado al Parlamento Europeo qué diferencia hay entre la AENM y la APF, receptora ahora de 400.000€ . Casualmente, uno de los líderes de la ANEM, el británico Nick Griffin, es ahora miembro de la APF.
EXPO también ha preguntado si la UE conoce la propaganda que se difunde a través de los canales oficiales de los partidos a nivel europeo. Según la revista sueca, la APF difunde teorías conspirativasantisemitas y racistas, como la existencia de una supuesta “agenda judía” que contempla la reducción de la tasa de natalidad de los “niños blancos” y forzar una “guerra civil” en Europa a través de fomentar “la inmigración masiva”.
La eurodiputada valenciana de Izquierda Unida, Marina Albiol, se ha dirigido directamente al presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, para preguntarle sobre la financiación a la APF y a la fundación filonazi Europa Terra Nostra. Albiol recuerda en su escrito que las organizaciones receptoras de estos fondos “deben contemplar los principios de libertad, democracia, respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales y el Estado de derecho”, algo que no basta con declararlo, sino con llevarlo a cabo.
Sin respuesta ante los discursos de odio
Anteriormente, esta política ya había intercambiado algunas comunicaciones con el presidente pidiéndole mecanismos para evitar y penalizar los discursos de odio en la Eurocámara, una petición todavía sin respuesta. Así, Albiol pide ahora que se reconsidere esta decisión “y deje inmediatamente de financiar a organizaciones fascistas con dinero proveniente de todas y cada una de las europeas y europeos, incluyendo las personas perseguidas por estos grupos”. Si no, remata, “será responsable de darles no sólo cobertura económica, sino también política”.
“A pesar de las trabas burocráticas, políticas y de todo tipo, la presencia del nacionalismo en Europa irrumpe dentro de la Unión Europea como una mazazo a los intereses de los enemigos del pueblo europeo, viéndose impotentes ante nuestro avance”. Así describe el partido neonazi españolDemocracia Nacional (DN) en su página web el congreso de la APF realizado el pasado mes de noviembre en Bruselas. A éste acudieron representantes de todos los partidos que lo conforman: Amanecer Dorado (Grecia), NPD (Alemania), Forza Nuova (Italia), DSSS (Chequia), Danskernes Parti (Dinamarca) British Unity Party (Inglaterra) y Democracia Nacional representando a España.
La APF se creó a principios de 2015, y goza de pleno reconocimiento por parte de las instituciones de la Unión Europea. Su secretario es el ex líder del SVP sueco, Stefan Jacobson, a quien EXPO relaciona también con la fundación Europa Terra Nostra, donde han ido a parar varios de los miembros del extinto partido neonazi.
El presidente de la APF es un histórico militante neofascista italiano, Roberto Fiore (Forza Nuova), condenado en rebeldía por la justicia italiana en los años ’80 por su supuesta relación con el Núcleo Armado Revolucionario (NAR), organización terrorista neofascista responsable de varios atentados mortales entre las décadas de los 1970 y 1980. Tras el atentado contra la estación de trenes de Bolonia en agosto de 1980, donde fueron asesinadas 85 personas, Fiore huyó a Londres, aunque siempre negó tener relación con dicha masacre. En Inglaterra estableció contacto con otro de los actuales promotores de la APF, el británico Nick Griffin.
Además, el neofascista italiano compró a finales de los 1990, junto a otro conocido neofascista ya fallecido, Massimo Morsello, varios terrenos en Los Pedriches, un pequeño pueblo abandonado en el interior de la provincia de Valencia. Los neofascistas pretendían establecer allí un santuario ultra, un proyecto que nunca llegó a consumarse.
Artículo de @Miquel_R
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