sábado, 6 de febrero de 2016

Candidaturas independientes. ¿A dónde nos llevan?


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Candidaturas independientes. ¿A dónde nos llevan?

 

 voto

Talía Vázquez Alatorre
Candidaturas independientes. ¿A dónde nos llevan?
En un sistema democrático debe existir la posibilidad, para cualquier ciudadano, de participar en las elecciones como candidato a algún puesto de elección popular.
Si bien, en teoría, los partidos políticos no suponen un impedimento insuperable para que la ciudadanía acceda a las candidaturas, sí supone un filtro. Este filtro debería de ser cuestión de ideología o perfiles; cada partido habrá de reunir personas afines a sus postulados fundacionales, a su corte ideológico y a su vocación para con la sociedad.
Sin embargo, el filtro partidista en los hechos resulta una verdadera mafia, sin contar la indiscutible pérdida de ideología que los partidos sufren ahora. Por ejemplo, en el PRD, Marcelo Ebrard, quien hubiera hecho un papel satisfactorio para los parámetros izquierda como Jefe de Gobierno en el entonces Distrito Federal, fue expulsado de manera vulgar de dicho partido.
Así podríamos encontrar otras historias en los demás partidos; no en vano sucede tanto el cambio de partido político: no se da la oportunidad en uno, nos vamos a otro, como sea, y como ya he mencionado, las barreras ideológicas son ya ilusorias.
Ante esta situación tenemos ahora la figura de las candidaturas independientes y por ello no debemos suponer que esta figura ha de solventar solamente el hecho de que ciertos políticos encuentran barreras para postularse en sus partidos. En una verdadera democracia todo ciudadano debe tener la posibilidad de postularse, tanto ex-militantes de partidos como ciudadanos que jamás han militado.
Los candidatos independientes son aquellos que se postulan sin partido, sin depender de una corporación política. Sin duda nos toparemos con un sinnúmero de candidatos independientes que han militado previamente, pero esto no debe significar que son incongruentes al haber optado por la independencia. Recordemos que antes no existía otra forma de participación más allá de los partidos, y estar interesado en participar en política no es pecado.
Lo que es pecado lo será tanto dentro de los partidos como fuera de los mismos. No porque un corrupto renuncie a un partido dejará de serlo; así como tampoco el hecho de que alguien honesto renuncie a un partido para postularse como independiente lo hace incongruente.
Lo interesante será enfrentarnos a un nuevo panorama con gran variedad de candidatos; la ciudadanía debe encontrar la manera de ejercer esta figura de manera eficaz. Como todo en México, la figura de la independencia puede llegar a corromperse si la ciudadanía lo permite.
No podemos dejar que estas candidaturas devengan en medios que sólo sirvan a quienes ostentan un gran poder económico o cacicazgos políticos. Las candidaturas independientes deben convertirse en el vehículo general para que la ciudadanía llegue al poder y lo ejerza de manera responsable y democrática.
Con las primeras victorias independientes, la partidocracia se ha puesto en alerta y ha comenzado ya a echar a andar su maquinaria para frenar el curso natural de esta nueva institución. Los candados y barreras legislativas que se han impuesto en diversas entidades federativas, para lograr una candidatura independiente, afectan a los auténticos independientes, pero pueden ser fácilmente rebasadas por candidatos “independientes” apoyados por la partidocracia. Ya hasta el perrdedista Vladimir Aguilar anunció una propuesta hecha a la dirigencia de su partido, consistente en apoyar, junto con Acción Nacional, a Manuel Clouthier como independiente a la gubernatura de Sinaloa.
La verdad es que los partidos están intentando frustrar esta nueva institución política; cuando la aprobaron la habían subestimado, pero no calcularon el hartazgo que ellos mismos generaron. Ahora nos toca, como ciudadanía, defender la independencia en las candidaturas y la manera de hacerlo, en principio, es simple: ejercer el voto de manera razonada, informarse y conocer a cada candidato.
Como ciudadanía debemos generar una verdadera cultura política que nos permita tener un olfato político agudo, de modo que podamos identificar a los lobos disfrazados de ovejas. Debemos abandonar el voto en bloque de partido y comenzar a desarrollar un voto informado y crítico.
Las candidaturas independientes suponen una puerta hacia una democracia dinámica y constructiva; sin embargo, queda en nosotros, en la ciudadanía, – como siempre y como todo –  aprovechar esta nueva oportunidad.

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