martes, 9 de febrero de 2016

16 de Febrero de 1936 EL FRENTE POPULAR CONTRA LA REVOLUCIÓN POPULAR

16 de Febrero de 1936 EL FRENTE POPULAR CONTRA LA REVOLUCIÓN POPULAR




El 16 de febrero de 2016 se cumplen 80 años del triunfo electoral del Frente Popular, una coalición de partidos republicanos y de izquierda. He venido librando combates por la verdad sobre la historia, contra su reducción a retorcida patraña politiquera. Me batí por la objetividad en la cuestión de la Constitución de 1812 y la revolución liberal, y lo hice casi en solitario, frente al poderoso bloque institucional. Lo he hecho también respecto a la Alta Edad Media, el mito ful de al Andalus, la revolución francesa, el mundo rural popular, los orígenes del capitalismo, la II república o la genealogía del patriarcado en Occidente, sólo por citar lo más importante. Ahora he de apuntar algunas verdades, duras y arriesgadas de decir, sobre el Frente Popular.



         Lo que expongo aquí es una sinopsis del capítulo correspondiente de mi libro “Investigación sobre la Segunda República española, 1931-1936”, de pronta aparición, de manera que quien desee profundizar le invito que acuda a él. La verdad, en tanto que verdad posible-finita, sobre el Frente Popular en el periodo febrero/julio de 1936, desde su implantación hasta el estallido de la guerra, ha sido y es falseada de la manera más descarada. No se ha efectuado con interpretaciones o relecturas más o menos sutiles o sofísticas sino por la simple ocultación de los hechos: se evita que el público conozca lo más importante de lo que sucedió.



         ¿Qué se oculta? Sobre todo cuatro cuestiones: 1) en esos meses hay un ascenso colosal de las acciones de las clases populares, especialmente de las rurales, que toma un carácter tendencialmente revolucionario; 2) tales movilizaciones se dirigen contra las manifestaciones fundamentales del Estado y contra la patronal, 3) los gobiernos del Frente Popular, con el respaldo de todos los partidos y sindicatos de la izquierda, reprimen con furor las luchas obreras, campesinas y populares, ocasionando cientos de muertos, miles de detenidos, heridos y torturados, 4) la sanguinaria represión que lleva a efecto el Frente Popular no frena la acción de los trabajadores, antes al contrario, desgasta y desorganiza a dicha formación y a la izquierda, por lo que, para evitar la eclosión definitiva de la revolución, ha de intervenir el ejército, iniciando la guerra civil.



         Los episodios de choque sangrientos entre las clases trabajadoras y los aparatos represivos a las órdenes del Frente Popular (sobre todo la guardia civil y la guardia de asalto) son muy mal conocidos. En mi investigación he podido localizar un gran número  pero me queda la convicción de que la mayoría está todavía por identificar. Puesto que los gobiernos de Frente Popular establecieron la censura previa de prensa y radio, sólo algunas de las matanzas de trabajadores efectuadas siguiendo las órdenes de dichas autoridades nos son hoy conocidas. Hay muchísimo que investigar todavía.



         Falta por precisar las características concretas de las acciones populares: ataques a patrullas de la guardia civil; cercos masivos y armados a cuartelillos y comisarias; choques callejeros con oficiales del ejército; establecimiento de tribunales revolucionarios; expulsión de burgueses y pudientes de pueblos y barrios; negativa a obedecer las órdenes de los aparatos del Estado, incluidos los ayuntamientos; ruptura de masas con las direcciones de los partidos y sindicatos del Frente Popular; armamento y autoorganización miliciana de los trabajadores más conscientes; toma de facto del poder de decidir y ordenar en numerosas empresas, fábricas, explotaciones agrarias y otras unidades de producción por sus asalariados; corte de comunicaciones; negativa a pagar los impuestos; liberación de tierras antaño comunales expropiadas por el Estado y vendidas a terratenientes, destrucción de máquinas, rechazo del uso del dinero, expropiación sin indemnización de bienes de la burguesía comercial, etc. Todo ello alcanzó un máximo en el final de la primavera de 1936.



La doble acción del Frente Popular y los partidos de izquierda, a saber, reprimir violentísimamente por un lado e intentar paralizar a las multitudes con intervenciones políticas institucionales por otro, aunque logró resultados parciales no impidió el avance del gran incendio de la revolución popular en flujo. Un asunto pendiente de investigación es el desgaste del Frente Popular, que al ser la punta de lanza política de la reacción, de la anti-revolución, entra en colisión abierta con las clases populares. Todo parece indicar que en los comienzos del verano de 1936 las bases de los partidos y sindicatos adscritos al Frente Popular se estaban escindiendo de sus jefaturas, para sumarse a las luchas espontaneas de los trabajadores del campo y la industria.



Escalofriantes son los datos sobre la violencia ejercida por los aparatos represivos en ejecución de las órdenes que les llegaban de las autoridades del Frente Popular. Numerosas fueron las matanzas, que dejaron un número enorme de muertos y heridos de bala, pero quizá más terrible fue el uso masivo de la tortura, que convirtió al país en una inmensa sala de tormentos, donde eran llevados y triturados aquellos obreros y campesinos más combativos. Mi libro ofrece los cálculos cuantitativos, incluida la violencia padecida por las mujeres trabajadoras, que estuvieron en primera fila de la lucha revolucionaria.



         ¿Quiénes fueron responsables institucionales primeros de tanta sangre y tanto dolor? Pues los partidos y sindicatos que firmaron el “Manifiesto electoral de Izquierda (Pacto de Frente Popular)”, de 15 de enero de 1936. Hagamos la lista: Izquierda Republicana (que era el partido de Manuel Azaña), Unión Republicana, PSOE, UGT, PCE, Juventudes Socialistas, Partido Sindicalista y POUM, sumándose luego la formación vasca ANV y en Cataluña ERC. La mayoría de los jefes de CNT pidió el voto para el Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero. Particularmente vesánico fue el proceder del PCE, siempre a la vanguardia de la defensa de la represión.



         Vencedora la coalición, formó gobierno con Izquierda Republicana y Unión Republicana, mientras que el resto de los partidos firmantes del Manifiesto les otorgó apoyo parlamentario y, sobre todo, en la calle. En ninguna de las numerosas matanzas ordenadas por los gobiernos de Frente Popular (hubo dos) los partidos y sindicatos de la izquierda hicieron lo más mínimo por apoyar a los trabajadores, pues invariablemente justificaron y respaldaron la acción de los aparatos represivos. La violencia antipopular del Frente Popular fue el antecedente inmediato de la violencia fascista de Franco.



         Estos son los hechos. Ochenta años después deben ser conocidos y reflexionados.

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