martes, 17 de noviembre de 2015

Si estamos en guerra, los políticos ocultan la respuesta a esta incómoda pregunta

Si estamos en guerra, los políticos ocultan la respuesta a esta incómoda pregunta

Martes, 17 de noviembre del 2015 - 13:20
  • Hollande ha dicho que Francia está en guerra. Fue lo mismo que afirmó Bush en 2001.
  • Catorce años después, el mundo no ha ganado esa guerra, pero insiste en la misma estrategia.
Cuando la guerra se convierte en algo cotidiano
“Estamos en guerra”. Es una frase habitual estos días en labios de las autoridades políticas, especialmente francesas. Me recuerda a aquella que pronunciaban los estadounidenses, con Bush a la cabeza, tras los atentados del 11S.
Cuando un país está en guerra, se defiende… y ataca. Esto es precisamente lo que ha hecho Francia, con la aprobación tácita o explícita de sus numerosos países aliados, entre ellos el nuestro, cuando ha bombardeado posiciones yihadistas en Siria.
Sabemos, porque tenemos noticias constantes de esto, que no son los primeros bombardeos ni serán los últimos. Tampoco Francia es la única potencia que los ha lanzado. EEUU y Rusia han ejecutado numerosas operaciones de castigo en Siria y en otros países.

Víctimas colaterales

También sabemos, porque igualmente nos llegan estas noticias, que algunos bombardeos causan lo que denominamos “víctimas colaterales”. Es decir, civiles inocentes (niños entre ellos) que tuvieron la mala suerte de pasar por el lugar equivocado en el momento equivocado, o estar en el lugar del impacto equivocado de un misil.
Estos son los inocentes a quienes reivindican los terroristas cuando cometen sus atentados en Occidente: “Esto es por los niños y mujeres de Siria, o de Afganistán, o de Irak”. Cada bando está convencido de que su guerra es justa, porque solo se fija en sus muertos inocentes.
Tráiler: Colateral Murder
Una tercera cosa que sabemos, porque nos lo han repetido hasta la saciedad tanto los expertos militares como los políticos, es que los yihadistas no pueden ser derrotados sólo a base de bombardeos aéreos. Hay que plantar una fuerza terrestre que los eche de su territorio de la única forma que se puede expulsar a estos salvajes: a tiro limpio.

Una guerra que se está perdiendo

Y aquí viene la pregunta políticamente incorrecta que, en estos momentos de tanto dolor, tanta indignación y tanto patriotismo, no se atreve a formular la mayoría de analistas ni a contestar los políticos: ¿cuántos muertos de tu país te parece razonable soportar para liberarse de la amenaza yihadista?
Esta guerra se puede ganar, pero no sale gratis en términos de vidas humanas, ni civiles ni militares. EEUU lo sabe muy bien. Hace años declaró su guerra contra el terrorismo, guerra que según el presidente George W. Bush ya había ganado el mundo civilizado tres meses después de la invasión de Irak (lo mismo que dijeron cuando EEUU ganó la primera guerra de 1991).
Solo en 2014, es decir, once años después de esa supuesta victoria contra el terrorismo, se contabilizan 32.658 muertes por atentados, un 80% más que el año anterior. “El terrorismo está ganando impulso a un ritmo sin precedentes”, ha declarado el presidente ejecutivo del Institute for Economics and Peace, Steve Killelea. Añade a ello de depresión económica que acarrea cualquier guerra, como la que están sufriendo tunecinos, libios, sirios, egipcios y por supuestos sirios.
Los hechos objetivos, y sobre todo la cifra de muertes, dan la razón a Killelea y se la quitan a Bush. En 2001 el mundo occidental inició una guerra contra el terrorismo y, al menos de momento, LA ESTÁ PERDIENDO, tanto el territorio habitual de los terroristas como en nuestro propio.
No me voy a poner ahora a enumerar las fechas de los terribles atentados ni el pavoroso número de muertos que hemos sufrido en Europa. Sólo quiero señalar que están ahí, y que antes no existían (a excepción de lo que se vivió en España con ETA).

Si realmente estamos en guerra contra el terrorismo yihadista, debemos ganarla en un plazo breve de tiempo y con el menor número de víctimas posible. No debemos estar más de una década mareando la perdiz y dejando que EEUU ponga sus muertos al servicio de una estrategia que no sólo se ha mostrado ineficaz, sino contraproducente: el problema yihadista está mucho peor que en 2001.

El ejemplo de Churchill

¿Europa quiere guerra? ¿Francia quiere guerra? ¿Realmente es la única solución? Pues tengan al menos el valor de ser sinceros y valientes como Churchill en 1940, cuando se plantó ante su nación y dijo: “Sólo os puedo prometer sangre, sudor y lágrimas”. Y garantizó que lucharían en tierra, mar y aire para lograrlo. “¡Nunca nos rendiremos!”, apostilló.
Es posible que haya otra solución, menos espectacular pero quizá más eficaz. Y más rentable en términos de vidas humanas inocentes. Tal vez cueste más tiempo llevarla a cabo. Pero al menos partimos con una ventaja: ya sabemos que la estrategia que Occidente ha aplicado contra el terrorismo hasta ahora durante 14 años no ha servido para nada bueno.
Porque vivimos más inseguros que antes.

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