miércoles, 11 de noviembre de 2015

Más allá de Chernobyl y Fukushima: el accidente nuclear de Goiânia, Brasil

Más allá de Chernobyl y Fukushima: el accidente nuclear de Goiânia, Brasil

El accidente nuclear de Chernobyl fue una de las tragedias más grandes del siglo XX.
El 26 de abril de 1986 explotó el reactor número 4 de la central nuclear de Chernobyl, en la ciudad de Prípiat, ex Unión Soviética, actual Ucrania.

La escala INES de accidentes nucleares

El accidente fue catalogado como de magnitud 7 en la escala INES de accidentes nucleares. La International Nuclear Event Scale va de menor a mayor gravedad, del 0 al 7.
Todo el mundo se enteró del accidente de Chernobyl: en el marco de la Guerra Fría un desastre como este era todo un acontecimiento. Y no era para menos, el accidente fue tran grave y el daño fue tanto que no solo la central debió ser abandonada, toda la ciudad de Prípiat también.
En otros artículos hemos mostrado imágenes posteriores al accidente de Chernobyl que muestran a Prípiat como una verdadera ciudad fantasma. Pero hoy es turno de atender a un desastre mucho más cercano a nuestra realidad como latinoamericanos, que solo sucedió un año después de Chernobyl y es probable que tú nunca te hayas enterado: el accidente nuclear de Goiânia, Brasil.

Accidente nuclear de Goiânia de 1987

El accidente no sucedió en una central nuclear como Chernobyl, sino a causa de un material médico de un hospital abandonado en el estado de Goiás, en el centro de Brasil.
El Instituto Goiano de Radioterapia fue abandonado en 1985 y el 13 de septiembre de 1987 dos hombres ingresaron a sus instalaciones y encontraron una unidad de teleterapia con cesio-137 en su interior, un material altamente radiactivo.
Cápsula de radiación de teleterapia
Sin saber qué era exactamente, Roberto dos Santos Alves y Wagner Mota Pereira se llevaron el aparato en una carretilla hasta la casa de uno de ellos, a unos 600 metros del centro médico abandonado. Allí lo desmantelaron y extrayeron la cápsula de protección del cesio-137.
Los hombres intentaron romper la cápsula para extraer su contenido, pero en principio solo lograron romper la ventana de iridio, lo cual permitió observar que el material emitía una profunda luz azul. Luego de unos días vendieron el aparato a una chatarrería cercana, propiedad de Devair Alves Ferreira, quien finalmente pudo extraer el metal.
Devair Alves Ferreira invitó a familiares y amigos a presenciar el espectáculo e intentó hacer con el metal un anillo para su esposa. Todos los que asistieron a la casa de Alves Ferreira resultaron contaminados con el material, e incluso uno de sus hermanos lo utilizó para pintarse una cruz en su abdomen.  El metal fue esparcido en el suelo de la granja de su hermano, y su sobrina, Leide das Neves Ferreira, estuvo en contacto con él y también lo espació por su cuerpo.
Muchos animales murieron, y las personas comenzaron a enfermarse además de sufrir graves quemaduras. La esposa de Alves Ferrerira, Gabriela Maria Ferreira, fue la primera en relacionar las enfermedades con la presencia del extraño metal que emitía luz azul.
El 28 de septiembre, dos semanas después de la extracción de la fuente, Gabriela fue en autobús con uno de los empleados de la chatarrería a un hospital, transportando la fuente en una bolsa de plástico. Allí los médicos sospecharon que el aparato era peligroso y lo mantuvieron aislado. El 29 de septiembre un contador de centelleos confirmó la actividad radiactiva. Ese mismo día se emitió la alerta y comenzó el trabajo de descontaminación del lugar.

Personas afectadas por el accidente nuclear de Goiânia

Quemadura ocasionada por la radiación
Cuatro personas murieron por el contacto directo con el cesio-137, y se estima que al menos unas 250 resultaron heridas. Las cuatro personas fallecidas fueron: Leide das Neves Ferreira, de 6 años; Gabriela Maria Ferreira, de 38 años; Israel Baptista dos Santos, de 22 años y Admilson Alves de Souza, de 18 años. Todos murieron cerca de un mes después de la exposición al material, entre el 18 y el 23 de octubre.
Otras nueve personas también tuvieron contacto directo con el material radiactivo pero sobrevivieron al accidente. Dada la intensidad de la radiación, también debieron ser examinadas unas 112 mil personas, de las cuales 244 tenían material radiactivo en su interior.

Responsabilidades y compensación a las víctimas

Bolsa plástica en la que fue transportada la fuente de radiación
Los tres médicos que abandonaron instrumentos médicos potencialmente peligrosos en el Instituto Goiano de Radioterapia fueron acusados de homicidio por negligencia, pero como el aparato no estaba a su nombre no fueron encontrados culpables. No obstante, uno de ellos fue forzado a pagar 100 mil reales para el reacondicionamiento de las instalaciones abandonadas.
En el año 2000 la corte federal del estado de Goiás ordenó a la Comisión Nacional de Energía Nuclear de Brasil a compensar a las víctimas con 1,3 millones de reales, además del tratamiento médico y psicológico que sea necesario.
Centro de Cultura e Convenções, ex Instituto Goiano de Radioterapia (IGR)
Las consecuencias del accidente fueron devastadoras para la comunidad, sin embargo las víctimas solo fueron compensadas más de 23 años después. A pesar de ser de gran magnitud, el accidente no tuvo el tratamiento mediático que un año antes había tenido el accidente de Chernobyl. Y si bien es cierto que hubo muchas menos víctimas y el pueblo no debió ser abandonado, lo cierto es que la actividad radiactiva fue casi tan intensa como la emitida en Chernobyl.
Sin dudas, un hecho impresionante y muy cercano a todos nosotros del que muchas personas nunca escucharon hablar. ¿Qué dices tú? ¿Habías oído algo sobre el accidente radiactivo de Goiânia?

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