miércoles, 1 de abril de 2015

México: nuevas cadenas de TV digital, desangelada competencia

México: nuevas cadenas de TV digital, desangelada competencia



Después de 31 años, en México se hizo la licitación de dos nuevas cadenas nacionales de televisión digital. Demanda añeja de diversos sectores de la sociedad, finalmente pudo concretarse por mandato constitucional. La reforma de 2013 en materia de telecomunicaciones y radiodifusión determinó en uno de los artículos transitorios que una vez conformado el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), órgano regulador con autonomía constitucional debía de iniciar el proceso de licitación de al menos esas dos cadenas con tiempos específicos.
El IFT, a lo largo del proceso, ha cumplido en tiempo y de forma transparente ese mandato, sin embargo, desde las bases de la licitación hubo una omisión que muchos consideramos una falencia importante para que esas nuevas cadenas pudieran aportar diversidad y pluralismo, frente al uniforme contenido que transmite el duopolio de la televisión comercial de Televisa y TV Azteca, que hasta el momento acaparan el 96% de la audiencia nacional.
Me refiero a que en las bases, si bien pedían entre los requisitos la propuesta programática de los concursantes, a la hora de la calificación de las ofertas sólo se tomarían en cuenta los rubros de cobertura geográfica y, en menor medida, la oferta económica, que tuvo como precio base cerca de 6 mil millones de dólares.
Algunas medidas positivas que hubiera podido implementar el órgano regulador era dar mayor puntuación a la inclusión de producción independiente, o a la introducción de programas infantiles, entre otras, pero no sucedió así.
Los actores en juego
Las bases de licitación fueron emitidas en marzo de 2013, antes de que se aprobara la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR), por los tiempos del mandato constitucional, desde entonces las expectativas eran amplias, porque los que resultaran ganadores podrían hacer uso de la infraestructura de Televisa, una de las medidas que le impuso el IFT al ser considerado agente económico preponderante en radiodifusión en 2013 , como también porque se esperaba que la LFTR impusiera medidas efectivas para desconcentrar el mercado de la televisión abierta, pero varios hechos fueron desinflando tales expectativas, por lo que de ocho jugadores que entraron inicialmente al proceso de licitación, al final sólo quedaron dos.
El primero de esos hechos es que la LFTR, propuesta por el presidente Peña Nieto aprobada por el Congreso, estableció medidas efectivas de límites a la concentración y de regulación asimétrica en telecomunicaciones, pero no así en radiodifusión, televisión restringida y propiedad cruzada de medios, con lo cual el control de esos mercados puede seguir en manos de Televisa.
El segundo es que la política de implementación para el apagón analógico quedó en manos del Ejecutivo a través de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, que ha mantenido un proceso opaco, sin información suficiente, con varios incumplimientos en el calendario de entregas de televisores digitales a la población de menores recursos (medida ya de suyo muy cuestionada, al implicar un dispendio de recursos públicos comparado con la entrega de decodificadores como se hizo en el plan piloto de 2012), lo que hace prever a muchos que está en riesgo el apagón analógico en todo el país al 31 de diciembre de 2015, tal como establece la Constitución. Ante ese riesgo, las nuevas televisoras estarían en una gran desventaja, puesto que si no existe al menos un 90% de penetración de equipos para ver la tv digital, su potencial de audiencia se diluye.
El tercero es que, sin comprobarse, se aduce que por lo menos 3 competidores tenían una gran cercanía con el presidente de la República, al destaparse los hechos de corrupción y de conflictos de interés por el llamado caso de la Casa Blanca, por lo que se desincentivó a cuatro actores (Grupo México, Grupo IAMSA, Grupo MAC Multimedia y Grupo Lauman) para que se bajaran del proceso de licitación.
El pasado 20 de noviembre, el IFT publicó los resultados de la primera etapa de la licitación que dio como finalistas a Cadena Tres I S. A. de C. V., Grupo Radio Centro, S. A. B. de C. V. y el Centro de Información Nacional de Estudios Tepeyac, S.A. de C.V., ésta última, notificó en enero al IFT la decisión de no continuar en el proceso, su dueño, Mario Vázquez Raña, falleció a principios de febrero en la Ciudad de México.
Los ganadores
Aun cuando los dos competidores finales hicieron ofertas económicas dispares (Radio Centro ofreció 3,058 millones de pesos y Cadena Tres 1,808 millones de pesos), la determinación del Pleno del IFT fue otorgar una cada cadena a cada empresa, que constan en lo individual de 123 frecuencias para una cobertura geográfica del 94% nacional juntas. Los perfiles de los empresarios de entrada no auguran que vayan a implementar acciones audaces para nuevos contenidos.
Olegario Vázquez Aldir, dueño de Cadena Tres, del Grupo Imagen, opera desde hace varios años el canal 28 con cobertura metropolitana en el valle de México, un canal de TV de paga y el periódico Excélsior, sus noticieros no son diferentes a lo que ya existe en la televisión abierta y de paga, su única novedad programática ha sido contratar algunas telenovelas del grupo independiente Argos; es considerado uno de los empresarios más influyentes del país y es dueño de 27 Hospitales y varias cadenas de hoteles. En el caso de Francisco Aguirre, dueño del Grupo Radio Centro, cuenta con más de 70 estaciones de radios en el país y en Estados Unidos, y aunque en los años 70 operaba el canal 13 de televisión, que en su momento el Estado le quitó, su línea editorial no se caracteriza por su independencia frente a las líneas oficiales de información, lo mismo que el primero.
Ambos jugadores podrán acceder al multiplexeo y tienen al menos tres años para alcanzar al menos el 30% de cobertura, y aunque se dicen listos para comenzar sus transmisiones el próximo año, los datos más alentadores que da el IFT es que apenas en cinco años podrían tener el 8% del mercado, el cual es dominado por el actual duopolio televisivo que controla el 99% de la publicidad comercial en este segmento con 3,500 millones de dólares en publicidad y 500 millones más en contenidos.
La inversión que tendrán que hacer para la producción de contenidos se calcula en millones de dólares, ante una audiencia que por más de 60 años esta moldeada a la programación de Televisa, y en una plataforma que está muy presionada por el crecimiento de medios y consumos digitales, especialmente de la población joven. Sería deseable que ambas cadenas puedan ser una verdadera opción de pluralismo y opciones de contenido, pero con los datos actuales no parece haber elementos concretos para que así suceda, habremos de ver las alianzas y estrategias que sigan en los próximos años, para ver si en realidad esta medida logre romper con el cuasi monopolio de la opinión que actualmente tienen las dos principales televisoras, las más grandes productoras y distribuidoras de contenidos en habla hispana.
* Aleida Calleja es Coordinadora de Advocacy de OBSERVACOM

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