martes, 31 de marzo de 2015

Paramilitarismo en México. La Marca de la Violencia.

Paramilitarismo en México. La Marca de la Violencia.

ORME COMVERDAD HA SACADO A LA LUZ LA DEGENERACIÓN DEL ACTUAR DEL EJÉRCITO MEXICANO EN GUERRERO. LA FLAMA DEL AUTORITARISMO DEL EJÉRCITO DEVIENE DESDE LOS 60S Y SU LLAMA SIGUE AUMENTANDO. gafes.jpg
 Los GAFES. Las Fuerzas Especiales de México.
La masacre de Tlataya, Estado de México, en la que 22 presuntos delincuentes pertenecientes a La Familia, fueron acribillados por soldados cuando aquellos ya se habían rendido (al menos 14 fueron puestos contra la pared y fusilados) abre una vez más la pregunta sobre la conveniencia de incluir a las Fuerzas Armadas en la lucha contra los cárteles de la droga que desde 2006 libra México.
Pero a Tlataya le preceden otras masacres en las que estuvo involucrado el ejército por acción u omisión: la Guerra Sucia durante el gobierno de Echeverria, Acteal, Aguas Blancas, El Charco, Ayotzinapa y las decenas de civiles asesinados en retenes militares en Nuevo León, Sinaloa, Chihuahua, Guerrero, Michoacán...
EL EJÉRCITO DETRÁS DE LA GUERRA SUCIA.
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En 2011 se formó la Comisión de la Verdad del Estado de Guerrero (comverdad) con el fin de elaborar un informe de registro de las personas afectadas durante la Guerra Sucia (1969-1979) para emitir recomendaciones y responsabilidades. Este informe se presentó ante el Congreso de Guerrero el 17 de Octubre del 2014, sin embargo, no tuvo la resonancia debida: 22 dias antes se habían cometido los hechos de Iguala en los que 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa fueron secuestrados por policías municipales y presuntamente entregados a miembros del grupo criminal Guerreros Unidos.
Es un hecho sin precedentes en México, en el informe elaborado a lo largo de dos años por la comisión, se desclasificaron documentos oficiales que dan cuenta de la participación de 227 mandos castrenses (entre ellos, 59 generales) en la desaparición forzada de disidentes políticos, estudiantes, maestros, campesinos, indígenas, activistas, guerrilleros, mujeres y niños en el estado de Guerrero en la década de los 70s.
El informe asegura que los mandos castrenses con apoyo de sus tropas y de 54 policías judiciales escudriñaron viviendas, rancherías, milpas, cuevas y establecieron retenes para revisar camiones y vehículos particulares en busca de guerrilleros y simpatizantes de las guerrillas.
Así mismo, detuvieron sin orden de aprehensión a entre 500 y 1500 personas a los que etiquetaron como "paquetes para su revisión" y fueron trasladados a campos militares tanto en Guerrero como en la Ciudad de México.
De acuerdo con el testimonio del ex-policía militar Gustavo Tarín, recopilado por la Comisión, las víctimas fueron arrojadas desde aviones a mar abierto. Para tal efecto se formó un grupo militar, Grupo Sangre, que tenía como fin "vengar insultos al gobernador (de Guerrero) o personas que han tenido problemas con el ejército.
A algunos de los detenidos se les daba a tomar gasolina y luego se les prendía fuego. Posteriormente eran abandonados en lugares solitarios. El informe señala a 326 responsables de desaparición forzada durante los años 70s. De ellos, 17 son policías, 21 agentes de la desaparecida DFS (Dirección Federal de Seguridad), 227 mandos castrenses y 54 policías judiciales bajo órdenes militares. Entre los principales inculpados se señalan al mayor Mario Arturo Acosta Chaparro, señalado por la PGR en 2002 de mantener vinculación con el Cártel de Juárez y quien fue aesinado en la Ciudad de México el 20 de Abril del 2012.
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"Acosta Chaparro llegó a ser el director de todas las corporaciones policiales del estado de Guerrero. Bajo su mando, la violación de derechos humanos se incrementó hasta niveles nunca antes vistos en nuestro país, convirtiéndose en un hecho rutinario. La represión policial dirigida por el se concentró, sin contar los apoyos del ejército y la DFS, en cincuenta agentes divididos en 4 grupos:
- Grupo Chihuahua: el más salvaje.
- Grupo Espindosky: el más vicioso.
- Grupo Chumacero: el ejecutor o "el que le entraba a todo".
- Grupo Caballo: el torturador.
"Estos grupos se distinguieron por la saña que aplicaron durante las sesiones de tortura", señala el informe de comverdad.
El otro militar mencionado en el informe de ser otro de los principales responsables de las desapariciones es el teniente coronel Francisco Quiroz Hermosillo, acusado y sentenciado por la Procuraduría General de Justicia Militar de estar involucrado en una red de protección a integrantes del Cártel de Juárez. Un Consejo de Guerra lo juzgó en 2002 y lo sentenció a 16 años de cárcel. Sin embargo, falleció el 19 de noviembre de 2006 en un hospital militar debido al cáncer que padecía.
Entre 1969 y 1979, el Estado mexicano excedió los límites legales, hubo una represión brutal, tortura…; el objetivo no fue sólo la naciente guerrilla sino la población en general, afirmaron Pilar Noriega y José Enrique González, de la Comisión de la Verdad, que investigó dicho periodo, en el que hubo asesinatos y torturas en Guerrero, durante los mandatos presidenciales de Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría y José López Portillo.
En entrevista para Aristegui CNN, José Enrique González dijo que la Comisión de la Verdad lo que puede asegurar enfáticamente es que hubo una política de Estado, sistemática y generalizada, para exterminar sectores de la población a los que consideraban peligrosos, y que debían ser exterminados, violentando todos los marcos legales, poniendo en acción lo que después se le conocería como “guerra sucia”.
Indicó que Guerrero se dividió en ocho rutas, lograron 412 declaraciones directas, rendidas ante los comisionados, que es lo que sustenta el contenido del informe final, por lo que tienen solidez y es material histórico. “Estamos satisfechos con el resultado porque la población confió en nosotros en la Comisión de la Verdad”, explicó.
La Comisión de la Verdad también pudo ratificar la valentía del pueblo de Guerrero, al resistir una agresión como la que vivió en aquella época; “nos da elementos para decir que resistirá la agresión que está sufriendo hoy, la nueva guerra sucia de estos días es hija de aquella guerra sucia impune”, consideró.
“Hubo una represión brutal, la tortura, fue la manera que hubo contra la población, porque no solamente el objetivo fue la guerrilla sino también la población, eso está en un documento que se obtuvo, en el Plan Atoyac el objetivo también fue controlar a la población y eso ratifica los testimonios que obtuvimos de la gente a la que le impedían y les contaban los alimentos, tenían problemas para cosechar, fue una represión a la población”, indicó.
En esos expedientes consta que el Estado tenía la Defensa Nacional y cuando se hacíanrecorridos en todas las comunidades llevaban listas de personas a detener, entonces saben quiénes eran y tienen que decir que fue lo que pasó y qué hicieron con ellas, dijo.
También comentó que hay testimonios de tres o cuatro pilotos que señalan que hicieron vuelos al mar, hay uno que detalla como hacían el vuelo, que bajaban, tiraban los cuerpos, que era todo tipo de personas, de todas las clases sociales, que incluso iban personas vivas que tiraron al mar, señala que hubo mujeres a las que les ofrecían tener relaciones sexuales y las liberaban.
ACTEAL. LA HERIDA ABIERTA.

La Sociedad Civil Las Abejas o solo Las Abejas es un grupo de origen Maya-Tzotzil, cristiano y pacifista, cuyo objetivo es promover la paz, la justicia y el anti-neoliberalismo. Este grupo se formó en el municipio Chenalho, Chiapas, como consecuencia a las disputas familiares e injusticias políticas sobre la tierra que como consecuencia dejaron a una persona muerta en 1992. Durante este incidente, varios miembros de la comunidad trasladaron al hombre herido a la clínica más cercana en San Cristóbal de las Casas para que recibiera atención médica. Al llegar con la policía, estos hombres fueron acusados y encarcelados indebidamente. Cuando la noticia de que hombres inocentes habían sido privados de la libertad llegó al municipio de Chenalho, miembros de esta comunidad se organizaron y comenzaron a caminar hacia San Cristóbal de las Casas para exigir justicia y la liberación de sus compañeros. Durante el trayecto, otros grupos cristianos y pacifistas se unieron a la marcha. Las Abejas logró la liberación de los presos y como consecuencia, este grupo se fortaleció como una organización de la sociedad civil en pro de medios pacíficos para la resolución de conflictos.
Después del levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional el 1 de enero de 1994, las Abejas se pronunció en solidaridad con los principios y fines del EZLN, pero no así con los medios basados en la violencia para alcanzar sus exigencias. Esta situación costo un alto precio a las Abejas por su apoyo a los Zapatistas, cuando el 22 de diciembre de 1997 45 miembros de la comunidad fueron masacrados mientras rezaban en la iglesia en lo que hoy se conoce como la “Masacre de Acteal”.
Una segunda protesta ocurrió el 12 de octubre de 1992 dónde más de 10.000 participantes de diferentes regiones del Estado marcharon hacia San Cristóbal de las Casas en protesta por abusos en contra de los Derechos de los Pueblos Indígenas. Al final de la manifestación, la estatua del conquistador y fundador de la ciudad, Diego de Mazariegos, fue derribada. Más allá del significante número de participantes en ambas manifestaciones, los participantes reconsideraron la importancia y el poder del uso de la no violencia en la lucha por los Derechos de los Pueblos Indígenas.
El 22 de diciembre de 1997, 45 indígenas tzotziles (16 niños y adolescentes, 20 mujeres, 7 de ellas embarazadas y 9 hombres) rezaban en una iglesia de madera en la comunidad de Acteal, del municipio de Chenalhó, en el estado de Chiapas. De las víctimas, 16 eran niños, niñas y adolescentes; 20 eran mujeres y nueve hombres adultos. Siete de las mujeres estaban embarazadas. Los responsables directos de la masacre fueron grupos paramilitares opuestos al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Según testigos, las mujeres, hombres, niños y pertenecientes al grupo comunitario de "Las Abejas", fueron todos masacrados sin la menor misericordia por unos 90 paramilitares al interior de la iglesia, en una operación que se extendió durante siete horas y que se desarrolló a sólo 200 metros de un retén de la policía.
Con respecto a la masacre, unas 100 personas, en su mayoría indígenas, fueron detenidos y luego recluidos en una cárcel de Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas.
Entre los supuestos participantes figuraron ocho ex oficiales de seguridad pública que fueron condenados a penas de un poco más de tres años de prisión y luego fueron puestos en libertad. De acuerdo con monseñor Ruiz fueron estos oficiales los que propiciaron la matanza de indígenas o que de alguna forma no evitaron que se conformaran los grupos armados.
El Camino a la Masacre.
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Después de la Revolución Zapatista el 1 de enero de 1994, el ejército mexicano estableció una fuerte presencia militar en la región “para neutralizar y de ser posible, terminar con el EZLN.”29 Poco después, grupos paramilitares aparecieron en las regiones leales al PRI, particularmente en el norte del Estado y en los altos de Chiapas.
Acteal, una población en el municipio de Chenalho, fue el sitio de la masacre de 45 miembros de Las Abejas en 1997. Lugar particularmente afectado por la tensión entre Zapatistas y grupos paramilitares afiliados al PRI. Acteal está divido en tres áreas, una dominada por los Zapatistas, otra por el PRI y finalmente otra por Las Abejas.28 El área afiliada con el PRI, cuyos residentes también tienden a pertenecer a la Iglesia Presbiterana, es también conocida como Acteal Alto. El área dominada por los Zapatistas (comunidad autónoma) se conoce como Acteal Bajo y finalmente el área ocupada por los miembros de Las Abejas, se encuentra en medio de las dos anteriores. Esto ha generado una idea de que “esta posición geográfica es un reflejo de la misión de intermediación y pacificadora” de las Abejas.28 Aún cuando el compromiso pacifista de Las Abejas se encuentra notoriamente distinguido de los Zapatistas, aquellos afiliados con el PRI en Acteal Alto sospechan de este grupo de estar afiliado con los Zapatistas. El EZLN, por su parte, sospecha de Las Abejas de estar aliados con los Priistas. Como resultado, Las Abejas “son presionados y acosados por ambas partes, los Zapatistas y los Priistas.”28
La tensión entre los Zapatistas y los Priistas en Acteal se intensificó en 1996 cuando los Zapatistas tomaron control del banco de arena en Majomut, el cual había beneficiado a las organizaciones campesinas simpatizantes con el PRI.30 La tensión se incrementó entre ambos bandos y con Las Abejas en el medio, hubo una serie de emboscadas y asesinatos. Entre septiembre de 1996 y el día de la masacre, 18 personas afiliadas al PRI y 24 afiliadas con al EZLN fueron asesinadas en el municipio de Chenalho.30 Conforme la violencia escalo, Priistas y Zapatistas comenzaron a expulsar de sus territorios a cualquiera que no se identificará con sus respectivas causas. Familias de Las Abejas fueron expulsados de muchas comunidades incluyendo la Esperanza, Tzajalucum y Queshtic. Muchos refugiados llegaron al área controlada por Las Abejas conde la masacre tuvo lugar.
Según datos extraoficiales se cree que en Chiapas, en aquella época, operaban más de diez grupos paramilitares, que combatían al EZLN. Algunos activistas los vinculan al Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó México durante 71 años en medio de críticas por presuntos actos de corrupción y autoritarismo.
Las Abejas atrajo la atención internacional cuando el 22 de diciembre de 1997 un grupo paramilitar asesinó a 45 miembros de la comunidad mientras rezaban en la Iglesia de Acteal.31 Esa mañana, como comúnmente sucedía, familias de Las Abejas habían acudido a una pequeña capilla construida de madera y piso de tierra cerca de las 6 de la mañana para orar, cantar, organizar y hablar. Muchos habían hecho ayuno y oración por la paz y venían a probar su primer alimento. Rezaron hasta aproximadamente las 10:30 de la mañana cuando comenzaron a escuchar disparos.32
De acuerdo con algunos testigos, los tiradores fueron identificados como miembros del grupo paramilitar afiliado al PRI conocido como mascara roja y fueron trasladados haste este lugar en vehículos de la Policía.32 El tiroteo continúo por 6 horas de acuerdo con el investigador Alejandro Nada, quien se encontraba en Chiapas durante la masacre.
A las 11:30, el campamento se encontraba rodeado por 3 lados. Aproximadamente 60 hombres armados, la mayoría con AK-47 o cuernos de chivo, y con la cara parcialmente cubierta con pañuelos, comenzaron el ataque de la parte inferior hacia la parte superior de la comunidad, con los primeros disparos dirigidos hacia la capilla. Con la conmoción, hombres, mujeres y niños intentaron escapar, algunos tropezaron y cayeron por el barranco a través de un grueso follaje. Otros 3 hombres se escondieron en una pequeña caverna. Un grupo más grande se amontonó contra un lado del barranco y sin ningún lugar a donde correr. Dando a los asesinos tiempo suficiente de posicionarse y disparar a quemarropa.33
45 personas fueron asesinadas en total: 15 niños, 21 mujeres y 9 hombres; más 25 heridos.34 Conforme la masacre ocurría, “la policía simplemente observaba desde la carretera a solo 200 metros de la escena del crimen. Se mantuvieron en la escuela todo el tiempo.”35 Otro testigo comenta “los asesinos agarraron a 3 mujeres embarazadas y sacaron de su vientre los fetos, los mutilaron con machetes y exclamaron: aquí mueren las semillas de los enemigos.” El Centro de los Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas explica que ellos recibieron informes de la masacre poco después de que los disparos comenzaron e informaron a las autoridades, pero ellos “no consideraron el informe como importante.”35 Los trabajadores de la Cruz Roja llegaron al lugar pero la Policía no le permitió la entrada al lugar hasta que las autoridades llegaran.36
Cuando las autoridades finalmente llegaron, más de 6 horas después de que los disparos comenzarán y 5 horas después de que fueron notificados, comenzaron bajo órdenes del Gobernador Julio César Ruíz Ferro, a remover los cadáveres y a trasladarlos a Tuxtla Gutiérrez, la capital del Estado, para practicar las autopsias correspondientes, a pesar de las objeciones de Las Abejas, la Iglesia Católica y el Centro Fray Bartolomé de las Casas quienes pensaban que la escena debía ser preservada para realizar las diligencias e investigaciones necesarias.
EL BAÑO DE SANGRE DE ATENCO.

Noticieros al Servicio del Poder. Los Medios son Comparsa del PRI Represor.
El 4 de mayo, el gobierno federal ordenó que se llevara a cabo un operativo de guerra sicológica en el poblado de San Salvador Atenco. La llamada Operación Rescate fue diseñada y planificada con antelación por mandos expertos en lucha antisubversiva pertenecientes a la Policía Federal Preventiva (PFP), con apoyo de elementos del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y de la Agencia de Seguridad del Estado de México (ASE). Dada la envergadura del operativo y la coyuntura política del país -la fase final de una disputa electoral teñida por "campañas de odio" y una guerra sucia mediática-, la acción paramilitar bajo cobertura policial tuvo que ser consultada con el gabinete de Seguridad Nacional del presidente Vicente Fox, y aprobada por éste.
Se trató en rigor de un operativo militar quirúrgico, precedido por una breve pero eficaz campaña de saturación propagandística, cuyos objetivos principales fueron recuperar el "control" de un poblado en manos de un grupo de disidentes políticos y sociales, y descabezar al Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), cuyos integrantes fueron señalados por los mandos de la acción militar como "delincuentes" y "subversivos", y asimilados al "crimen organizado".
La incursión en Atenco, el día 4, mediante una acción envolvente ejecutada de manera breve y con violencia desproporcionada por fuerzas especiales de la PFP, que fueron respaldadas por elementos de la policía estatal, se inscribe en lo que en la jerga castrense se conoce como "control de población". Ese tipo de operativo, que se basa en la "doctrina Lacheroy" -denominada así por el nombre del coronel Charles Lacheroy, quien la aplicó en la batalla de Argel tras la derrota francesa en Dien Bien Phu-, forma parte de la guerra sicológica antisubversiva, una forma de guerra irregular (no convencional), que combina labores de inteligencia, acción cívica, propaganda y control de masas sobre un territorio específico.
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Los hechos del 4 de mayo fueron precedidos por la cruenta refriega del día 3 entre campesinos amotinados y elementos de las fuerzas de seguridad. En apariencia, el enfrentamiento violento derivó de un incidente "menor": el desalojo de ocho floristas en un recinto municipal de Texcoco. Pero una recapitulación sobre el desarrollo de los acontecimientos en la "batalla de Atenco" permite conjeturar que el motín de los atenquenses pudo haber sido "inducido", según recomiendan los manuales sobre "operaciones especiales" (o "sicológicas") de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

el operativo Atenco fue, además, una acción de escarmiento dirigida a generar terror y miedo paralizante en la población "blanco" de la acción represiva gubernamental. Por esa vía, se pretende inhibir o disuadir la lucha de los integrantes del FPDT y de grupos similares en el resto del país. De allí que se haya reprimido con saña a víctimas inermes y que se echara mano de la tortura y la agresión física y sexual de mujeres y hombres ya reducidos y hechos prisioneros.
Con otros elementos complementarios, como el uso de la capucha durante los interrogatorios, las torturas y vejámenes a los detenidos y detenidas; la participación de espías, agentes provocadores y delatores; los cateos violentos por uniformados armados; la destrucción de viviendas y el saqueo de enseres como botín de guerra. A lo que se sumó, como se señaló arriba, la utilización de los medios en las tareas de propaganda, mediante la homosintonización del mensaje (gleichschaltung), la técnica empleada por Joseph Goebbels en la Alemania nazi para obtener de manera compulsiva una alineación estandarizada de la población. Es decir, se conjugaron diversos componentes propios de la escuela francesa, experimentados por el coronel Massuh y sus paracaidistas en la Casbah (el barrio árabe) durante la batalla de Argel, que se irradiaran luego por América Latina durante la guerra sucia de los 70, los años del terrorismo de Estado y la Operación Cóndor, como se conoció a la acción genocida aplicada por la alianza represiva de las dictaduras del Cono Sur.
fuente

Mas sobre el operativo en la declaración de los policías:

-¿Cuántos cuerpos participaron en el operativo de los estatales? -preguntó el Centro Pro.
-Los sectores, el FAR, Saetas, Caninos, Ases, que es el grupo especial; son los que vimos entrando a los domicilios apuntando a la gente, porque sí traían armas. Ellos siempre andan armados, traen granadas.
-Cuando ya entran a San Salvador, ¿cuál fue la instrucción?, ¿por quién iban?
-Primera, era disolver a la gente que estaba ahí y que no dejaba entrar a todo el personal a la plaza principal. Después ya viene la orden, salió del gobierno, de los comandos que tenían que entrar a las casas; nosotros era entrar y dispersar a la gente.

“recibimos orden de golpear a todo lo que se moviera, siempre que no nos vieran los medios (de comunicación), y que entráramos a las casas a sacar a la gente que se pudiera”
La Participación de los Medios.
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Los medios tuvieron un papel muy importante en los hechos del 3 y 4 de mayo de 2006 en Atenco, en especial Televisa y Tv Azteca.
Uno de los componentes básicos de la "guerra sicológica" es la propaganda, cuyo objetivo es "ganar la mente y los corazones" de la población. La propaganda busca explotar las "vulnerabilidades" del ser humano (temor, inseguridad, ira, nostalgia, ansiedad) e "influir en las opiniones, emociones, actitudes y comportamientos de grupos amigos, enemigos y neutrales, con el fin de alcanzar las miras u objetivos nacionales".
Fijados los "objetivos" o "blancos" de la guerra sicológica, que consisten básicamente en reforzar el apoyo de los grupos sociales "amigos"; desprestigiar y debilitar a los "enemigos", y conseguir la simpatía de los "neutrales", la propaganda se canaliza a través de los medios masivos de comunicación, en particular la radio y la televisión. En esa fase, mediante la denominada sicología de la motivación, la propaganda busca hacer reaccionar al individuo de tres formas diferentes: mediante la agresión, la conformidad o la resignación y la apatía.
Si se analizan paso a paso los acontecimientos del día 3, vemos que un suceso "menor", en un mercado de Texcoco, que debía arreglarse por la vía del diálogo y la negociación, fue seguido de un desmesurado desplazamiento de la fuerza pública de los tres niveles de gobierno (municipal, estatal y federal) a San Salvador Atenco, para "reabrir"el tránsito en una carretera bloqueada.
La acción policial desató la furia de los atenquenses, que repelieron a los uniformados con palos, piedras, bombas molotov y machetes. El "escenario" estaba ya cubierto por los enviados de las principales cadenas de radio y televisión, que transmitieron los hechos en "vivo" y "en directo". Junto con la retirada desordenada de federales preventivos y policías estatales, las imágenes y los comentarios de los locutores de radio y televisión se centraron en la brutal golpiza a que fue sometido un policía inerme, tirado en el piso, por un pequeño grupo de ejidatarios.
Con el transcurso de las horas, inclusive en el contexto de la brutal represalia paramilitar de las fuerzas del orden (el día 4), la imagen del "policía tirado, semimuerto (que recibe) la criminal patada en los güevos" -según historió el periodista Ciro Gómez Leyva, en lo que también puso énfasis la colega Carmen Aristegui, quien prefirió utilizar la palabra testículos- fue un elemento clave para "fijar" en la opinión pública la idea de que los atenquenses son "un pequeño grupo violento", "subversivo", integrado por seres "irracionales" y "bárbaros" sobre los que debía recaer "todo el peso de la ley".
Como señalan los manuales de guerra contrainsurgente (similares a los de la publicidad comercial), "para lograr persuadir, toda acción sicológica deberá apoyarse en el poder acumulativo logrado por la repetición". Así, la repetición hasta la náusea de la imagen del policía "semimuerto" (como la de los aviones estrellándose en las torrres gemelas de Nueva York el 11/09/01), persuadió y provocó la sugestión y/o la excitación compulsiva de los locutores y editorialistas "amigos", que, de manera consciente o inconsciente, se sumaron a la campaña de propaganda contrainsurgente y lanzaron llamados "espontáneos" a la aplicación de la "mano dura" contra los "enemigos" del régimen.
"La radio -dice el manual- tiene toda la fuerza emotiva de la palabra hablada. Un experto propagandista de radio -se alude también a 'voces de personalidades que implícitamente llevan un rasgo de veracidad en sus palabras', pensemos, por ejemplo, en el "reportero" radial Joaquín López Dóriga- puede ejercer una influencia tremenda en las emociones de los oyentes simplemente por el tono, la resonancia, la inflexión o la articulación de su voz". (Lo mismo vale, obvio, para los locutores que editorializan en los noticiarios de televisión).
Otro elemento que gravitó durante los acontecimientos -y ayudó a aceitar la visión "confabulatoria" de la realidad- fue el uso del rumor, elemento propio de la "propaganda negra", tan afín a las operaciones encubiertas. Según reza un manual de la Sedena, "rumor (es un) informe cuya autenticidad es dudosa y cuyo origen no se puede verificar". Y agrega: "Los rumores causan generalmente un histerismo y un pánico desmoralizante". Así, el rumor sobre "uno" o "dos" policías muertos en Atenco, repetido como "noticia" (sin verificar) a través de los medios masivos de comunicación (el día 3), ayudó a generar un clima de histeria y pánico en la audiencia, y por la vía de la manipulación de las emociones (es decir, de la explotación del odio y del miedo), preparó a la opinión pública para la represión brutal del día siguiente.
EL TERROR EN AGUAS BLANCAS.
La Masacre de Aguas Blancas fue un crimen de Estado cometido por la policía del estado mexicano de Guerrero en el vado de Aguas Blancas (municipio de Coyuca de Benítez, región de la Costa Grande).
En este lugar, el 28 de junio de 1995, agentes del agrupamiento motorizado de la policía guerrerense dispararon en contra de un grupo de miembros de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS) que se dirigían a un mitin político que demandaba la liberación de Gilberto Romero Vázquez desaparecido un mes anterior y nunca más visto, en la población de Atoyac de Álvarez (región de la Costa Grande), lo que resultó en 17 campesinos muertos y 21 heridos.
El movimiento también demandaba acceso a agua potable, escuelas, hospitales y caminos.
En primera instancia, el gobierno estatal encabezado por Rubén Figueroa Alcocer negó los hechos, pero más tarde se dieron a conocer las imágenes videograbadas por los mismos manifestantes en el momento en que fueron atacados. El crimen provocó protestas y el surgimiento de grupos armados como el EPR.
BAJO LA FÉRULA DE PEÑA NIETO: REARMANDO A LOS REPRESORES.
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En el plan de Defensa Nacional de este sexenio, el Ejército se fijó como meta para 2018 sustituir 121 mil fusiles de guerra alemanes G3 H&K cuyo diseño data de la mitad del siglo pasado y asignados aun a la mayoría de los soldados, por el fusil serpiente de fuego hecho en México, concebido para enfrentar al crimen organizado. Pero para conseguirlo, deberá invertir 500 millones de pesos y duplicar la producción anual por lo menos.
En 2014, apenas se fabricaron 12 mil fusiles de este tipo según el informe de resultados del referido plan dado a conocer la semana pasada por la secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Para alcanzar los 109 mil que le faltan, la producción deberá ascender, a partir de ya, a 27 mil 250 serpientes de fuego al año.
El FX-05 Xiuhcóatl (serpiente de fuego en lengua náhuatl), no es un rifle secundario o alternativo. Es nada más y nada menos que el arma reglamentaria de toda la tropa y la que usarán los soldados mexicanos en las eventuales misiones de cascos azules de la ONU, sin embargo, aun contando los que se hicieron en el sexenio pasado, apenas 1 de cada 3 soldados cuenta con el nuevo rifle.
La sustitución de los fusiles G3 Heckler & Koch (H&L) es una promesa hecha hace casi 10 años, cuando la Sedena presentó en 2006 el prototipo de la serpiente de fuego, un arma diseñada para el combate urbano, menos pesada, más rápida, y anatómicamente diseñada para el soldado mexicano, a diferencia de la alemana. Además fabricarla en el país era casi cinco veces más barato que comprar una similar nueva.
Pero al terminar el sexenio de Felipe Calderón, el Ejército solo había cambiado 34 mil de los 155 mil fusiles G3 de sus soldados.
En diciembre del 2013 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Plan de Defensa Nacional 2013-2018 en donde se fijó el objetivo de contar con los 121 mil fusiles FX-05 que faltaban para el 2018. Un año después, aún faltan por fabricar más de 100 mil.
El tema no solo es de ganas sino de dinero. Datos revelados por la Defensa Nacional en la solicitud de información 000700147508 indican que el costo de producción de un fusil es en promedio de cuatro mil 682 pesos por cada pieza. Esto significa que la inversión que aún falta por hacer para completar los fusiles que faltan alcanzaría los 510 millones de pesos.
En los recortes al presupuesto anunciados para este año por el gobierno debido a la situación económica desfavorable, el de la Sedena es el mayor de las dependencias del gabinete de seguridad: mil 200 millones de pesos.
Según lo dicho en su momento por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, estos recortes afectarían únicamente el gasto corriente y no a proyectos de inversión en seguridad, pero la Sedena no ha detallado hasta ahora que áreas se verían afectadas en concreto.
La serpiente se arrastra lento.
En el 2006, ante la víspera de un combate frontal a los cárteles del narcotráfico, la Sedena planteó la sustitución de los fusiles G3, comprados en los noventa pero diseñados desde la década de los 50s para una guerra convencional de grandes ejércitos en espacios abiertos, distinto a los enfrentamientos urbanos con sicarios armados.
El Centro de Investigación Aplicada y Desarrollo Tecnológico de la Industria Militar planificó un fusil que se hiciera en México; 65 ingenieros participaron en el proyecto. El resultado fue el FX-05 Xiuhcóatl, el cual era superior en cadencia de fuego al rifle alemán, más maniobrable por su reducido peso y culata retráctil, y con un diseño pensado a la complexión física de nuestros soldados y no de los europeos.
Más importante aún. Información oficial de la Sedena indica que la fabricación de cada fusil serpiente de fuego representaba un ahorro de 20 mil 800 pesos por pieza en comparación a lo que habría que pagar por un modelo similar en el extranjero. Es decir, hacerlo constaba casi cinco veces menos.
En comparación con el G3 alemán, un fusil serpiente de fuego dispara hasta 100 balas más rápido y pesa medio kilo menos. Además su calibre 5.56 es el que usan los ejércitos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y aunque la bala es más pequeña que el 7.62 del G3, resulta más ligera y por tanto un soldado es capaz de llevar más de ellas.
En el desfile del 16 de septiembre de 2006 grupos de fuerzas especiales marcharon con el prototipo de esta arma y se anunció su fabricación en serie. Poco después surgieron los problemas.
Heckler &Koch inició una investigación ante el posible plagio de diseño que representaba el FX-05 de su rifle G-36V, similares en apariencia física, en su sistema de operación con pistones de gas y en el calibre tipo OTAN utilizado. En el 2007, ingenieros de la compañía alemana se reunieron con sus contra partes mexicanas para verificar en conjunto el tema.
Tras meses de deliberaciones se determinó que la patente no fue violada y que el rifle mexicano era legítimo. Aun con ello el plan original de producción se vio retrasado.
El sexenio pasado terminó con apenas 34 mil serpientes de fuego de las 155 mil que se necesitaban para sustituir a los fusiles G3.
Armas a control remoto.
En el informe de resultados 2014, la Sedena reveló la fabricación de seis sistemas de acción a control remoto de armas de fuego. Dicho sistemas fueron sometidos a pruebas con seis batallones distintos en vista de su posible fabricación en serie.
Esta tecnología forma parte del proyecto que el Ejército mexicano puso en marcha en el 2013 bajo el nombre Sistema de Accionamiento Remoto de Armas de fuego SARAF-BALAM1. El objetivo es dar a los soldados un dispositivo que le permita desde una posición segura disparar una torreta armada, ya sea desde dentro de un vehículo o en una posición remota.
Los ingenieros de la Dirección de Industria Militar de la Sedena están a cargo de este proyecto. Las especificaciones son clasificadas, pero se ha probado con ametralladoras calibre 70 así como lanzagranadas colocados en vehículos de blindaje ligero.
Otro proyecto desarrollado por los ingenieros y probado el año pasado fue el prototipo de un lanzagranadas de baja velocidad calibre 40 milímetros, el primero hecho en México. Se realizaron pruebas de fuego con 20 granadas de práctica y 70 granadas de guerra con falsa espoleta.
A pesar de que las pruebas fueron satisfactorias, la dependencia que encabeza el general Salvador Cienfuegos no ha anunciado aun la fabricación en serie de alguno de estos dos proyectos ni algún presupuesto para su financiamiento.

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