sábado, 17 de enero de 2015

El cisma de la Iglesia; “Francisco no es Papa": Socci

El cisma de la Iglesia; “Francisco no es Papa": Socci

 Non e Francesco
El viernes 3 de octubre, Antonio Socci, vaticanólogo y periodista italiano, presento en Roma su libro "Non è Francesco", explicando porqué Bergolio fue electo no canónicamente, por lo que su elección fue inválida.
A juicio del Cardenal George Pell: "Francisco podría ser el 38 antipapa en la historia de la Iglesia, y no el Papa 266".
Si bien es cierto que existía una amenaza de muerte contra Benedicto XVI (como lo indicó el jesuita Arnaldo Zenteno en el número 3 de su Informe), el Papa no temía dar su vida por Cristo, sino que el verdadero motivo de su renuncia era la amenaza de cisma por la que le hicieron saber que existía ya una lista de firmas de sacerdotes, religiosos, obispos y cardenales modernistas prontos a constituir la nueva Iglesia separada de Roma si no aceptaba sus exigencias. El movimiento de Benedicto XVI fue magistral a la vez de inesperado, pues haciéndose a un lado desinfló la amenaza que se cernía sobre la Iglesia.
Pero lo que vino después fue una pifia que el mismo Benedicto no calculó. En el Cónclave para elegir a su sucesor, la tarde del 13 de marzo, en la cuarta votación del día, resultaron 116 votos, cuando solo había 115 cardenales en la Capilla Sixtina. Un cardenal metió una papeleta de más. En esa votación salió electo el cardenal Angelo Scola de Milán (la misma Conferencia Episcopal Italiana emitió un boletín felicitando a Scola por haber sido electo Papa).
 Esa votación se canceló.
La Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis (art. 69) establece que cuando hubiera dos papeletas dobladas como proviniendo de un mismo cardenal y tuviesen el mismo nombre o uno estuviese en blanco, se debe contar como un solo voto. Si, en cambio, lleva dos nombres diversos, se anulan ambas papeletas y ninguno de los dos votos es válido "pero en ninguno de los dos casos se anula la elección". En este caso, hubo una papeleta blanca de más. Y se anuló la elección, cosa que no debió haber sucedido.
Contraviniendo las disposiciones de la Constitución, la cuarta votación se declaró nula y se procedió a una quinta votación (la sexta del Cónclave) en la que salió electo Bergolio.
Esa fue la segunda irregularidad del Cónclave, pues la Constitución establece (art. 63) que solo debe haber cuatro votaciones cada día, dos por la mañana y dos por la tarde.
La situación de elección inválida de Bergolio es clara si nos atenemos al artículo 76, el cual afirma que: "Si la elección se llevase a cabo de forma diversa a como está prescrito en la presente Constitución o no se hubieren observado las condiciones establecidas la elección es, por ello mismo, nula e inválida, sin que intervenga ninguna declaración a propósito y, por lo mismo, ésta no confiere ningún derecho a la persona elegida".
Lo interesante es que las consideraciones de Antonio Socci están basadas en el libro escrito por Elisabetta Piqué "Francisco, Vida y Revolución", que es la biografía "oficial" de Francisco, en la que él mismo relató a la periodista lo sucedido en el Cónclave. Y basado también en El Osservatore Romano que, tomado del libro de Piqué, publicó la forma en que se desarrolló el Cónclave aquel 13 de marzo. Y es que Bergolio, al ser electo Papa, sintió que la amenaza de excomunión que recae sobre cualquier cardenal ya no le afectaba, y le narró a la periodista cómo sucedieron las cosas dentro del Cónclave.
Para entender la jugada magistral del Papa Benedicto XVI de hacerse a un lado "por un motivo grave" -como señaló en su declaración de renuncia- para evitar el cisma del que su persona era el centro del chantaje, es necesario releer su discurso del 27 de febrero de 2013, el día anterior a retirarse y tomar el helicóptero hacia Castel Gandolfo, en el cual dio a conocer los alcances de su renuncia. Alli declaró: "La gravedad de la decisión ha sido propiamente el hecho de que desde aquel momento (su elección como Papa en 2005) estuve comprometido para siempre con el Señor". Es decir, Benedicto tenía claro que no renunciaba a su vocación como Vicario de Cristo, un cargo espiritual que es ad vitam, sino sólamente a los cargos administrativos y temporales del Papado.
Por otro lado, los signos que adoptó Benedicto XVI son más que elocuentes: 1) declaró que seguiría siendo "Papa". Esto es del todo singular pues cuando renunció el Papa Gregorio XII volvió a ser cardenal, y cuando renunció el Papa Celestino V, volvió a ser monje. Aquí no sucedió así. Benedicto daba a conocer que seguiría siendo Papa; 2) mantuvo la sotana blanca y el título de "Su Santidad"; y, 3) conservó las llaves de Pedro en su escudo papal.
A juicio del Cardenal George Pell, Francisco podría ser el 38 antipapa en la historia de la Iglesia, y no el 266 sucesor de Pedro.
El hecho de que Benedicto XVI siga siendo el Vicario de Cristo  explica porqué se distanció de las ideas proclamadas por Bergolio de que "todas las religiones son iguales", ó "Dios no es católico" ó "da igual si un niño es educado por un judío, o un musulmán o un cristiano". En su discurso para la Universidad Urbaniana, el 22 de octubre de 2014, Benedicto XVI refutó esas tesis derivadas de un falso diálogo interreligioso, y marcó su discrepancia doctrinal respecto a las mismas. Por el contrario, el Papa Benedicto reafirmó que Jesucristo es el camino para llegar al Padre; recordó que la Iglesia -y su Dios- es católica desde el inicio, pues ofrece la salvación a todos; y que el cristiano tiene el mandato de proclamar la fe en Cristo hasta los confines de la Tierra.
El afán de unir a las religiones en bien de una paz común es una herejía del Siglo V conocida como "Irenismo". Esa ideología proponía una religiosidad ajena a la identidad específica de cada religión, una "unidad" para evitar las guerras de religión.
El término viene de la propuesta de Erasmo de querer conciliar el catolicismo y el protestantismo, pero más recientemente ha servido para impulsar la idea de lograr una unificación religiosa universal, presuntamente en pro de la paz y superadora de las diferencias que provocan entre sí las distintas religiones.
El Irenismo se desarrolla en la simulación y en el no querer manifestar que existe una verdad absoluta y una religión verdadera. 

El Concilio Vaticano II condenó el Irenismo en el número 11 del Decreto Unitatis Redintegratio diciendo que "no hay nada tan ajeno al ecumenismo como ese falso Irenismo que daña la pureza de la doctrina católica y oscurece su sentido genuino y cierto".
Lo que hizo Benedicto XVI, con el discurso de la Urbaniana, es ratificar la doctrina del Concilio y distanciarse de la herejía irenista.
Así describieron algunos santos y místicos el cisma que sacudirá a la Iglesia, que tiene mucho que ver con la herejía que presenciamos:
  • San Francisco de Asís: "Habrá un Papa electo no canónicamente que causará un gran cisma en la Iglesia".
  • Beata Ana Catalina Emmerick (religiosa agustina): "Vi una fuerte oposición entre dos Papas, y vi cuan funestas serán las consecuencias de la falsa iglesia (...) Esto causará el cisma más grande que se haya visto en la historia".
  • Sor Lucía de Fátima: "Habrá cardenales contra cardenales, obispos contra obispos; satanás marchará en medio de ellos".
Hay que estar atentos a lo que sucederá en la tercera luna de sangre. Y hay que rezar mucho por la Iglesia, la cual se encuentra en medio de una acre tempestad.

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