lunes, 15 de diciembre de 2014

La divisa mexicana mira a Yellen y a la Fed

La divisa mexicana mira a Yellen y a la Fed

Un mejor desempeño de la economía, el aumento de los salarios, y las presiones de demanda podrían generar inflación

POR:  José Miguel Moreno Última actualización 15 / Diciembre / 2014
Director de llamadinero.com



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CIUDAD DE MÉXICO.- Durante esta semana que empieza, el alicaído peso mexicano tendrá un ojo puesto en los precios del petróleo y otro en Washington. Allí la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) tendrá su última  reunión de política monetaria del año. Durará dos días: mañana martes se iniciarán las deliberaciones y el miércoles, en torno a las 13:00 hora de México, se conocerá la decisión de política monetaria.
Junto a la publicación del texto del comunicado con el diagnóstico general para la economía, se incluirá esta vez una actualización de las previsiones de la Fed sobre sus expectativas de crecimiento, desempleo e inflación, así como una serie de gráficas de puntos referentes a cuándo prevén que se produzca la primera subida de tasas y a qué ritmo.
A su vez, media hora después de conocerse el comunicado, la venerable presidenta de la Fed, Janet Yellen, intervendrá en una conferencia de prensa para explicar la visión y expectativas de los economistas de ese banco central.

A la expectativa 

Por tanto, será una reunión de mucha enjundia y, sobre todo, de mucho impacto potencial para los mercados globales, incluyendo al mexicano.  Sin duda será el gran acontecimiento de la semana que viene. Sólo pensar en la posibilidad de que la Fed muestre inclinación a subir las tasas, los inversionistas, altos funcionarios y banqueros centrales se revuelven inquietos en sus asientos.
Para apaciguar la ansiedad que produce pensar en una inminente alza de tasas, la Fed ha recurrido en su comunicado a dos palabras que ya son fetiche para los inversionistas: “tiempo considerable”.
Con esos dos vocablos, la Fed promete que antes de empezar a subir las tasas pasará un “tiempo considerable”, que el mercado intuye será de al menos medio año. Pues bien, la gran incógnita que ronda ahora entre los inversionistas es si la Fed considera que es el momento de retirar esas dos palabras totémicas del texto del comunicado, dejando la puerta abierta a un aumento de tasas tan pronto lo considere conveniente.
El mandato de la Fed es doble. Su objetivo por ley es lograr el máximo empleo posible siempre y cuando se preserve la estabilidad de precios, cuyo objetivo es de dos por ciento. Pero en los últimos tiempos, implícitamente, se habla de un tercer objetivo: el de la estabilidad financiera. ¿Cómo han evolucionado esos tres objetivos de empleo, inflación y estabilidad financiera y, en función de ellos, qué decidirá la Fed el miércoles?

Crecimiento y empleo

Sin duda, la evolución del crecimiento económico y el empleo debe ser el objetivo que mayor satisfacción dará al Comité de la Fed. El ritmo de creación de empleo ha superado 200 mil puestos de trabajo en los últimos diez meses. De hecho, en noviembre se generaron 321 mil plazas de trabajo, la cifra más alta desde enero de 2011.
La contratación neta durante enero–noviembre es la más poderosa desde finales de los años 90, y la tasa de desempleo se ubica en 5.8 por ciento, su mínimo desde julio de 2008. La mejora del mercado laboral se ha traducido, recientemente, en un moderado repunte de los salarios.
Por otro lado, el consumo privado, que representa en torno a 70 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), se ha fortalecido en los últimos meses como resultado del mayor empleo, el rally bursátil en Wall Street y la reciente caída en los precios de las gasolinas.
En consecuencia, el crecimiento económico entró en una fuerte senda de expansión, rebasando las expectativas del mercado.
La menor capacidad ociosa de la economía, con el consiguiente aumento de los salarios, junto con las presiones de demanda podrían, con el tiempo, generar inflación, y la Fed debería empezar a anticiparse frente a ese riesgo. Por tanto, el comportamiento de la actividad real sería el principal argumento que podrán esgrimir los sesudos economistas de la Fed para considerar un incremento de tasas en un horizonte no muy lejano.

El factor precios

Sin embargo, la inflación permanece por debajo del objetivo, y las expectativas de precios se han derrumbado junto con el desplome de los precios de la gasolina. Actualmente, el indicador de precios preferido por la Fed, el deflactor subyacente del gasto del consumo (excluyendo los volátiles  componentes de alimentos y energía) se sitúa en 1.6 por ciento y, desde antes de la crisis, no ha recuperado de manera consistente el objetivo de dos por ciento.
En cuanto a las expectativas de inflación que descuenta el mercado, el llamado “break even” de inflación, medido como el diferencial entre la tasa nominal de cinco años y la tasa indexada a la inflación del mismo plazo ha bajado a sólo 1.14 por ciento el pasado viernes, un mínimo desde agosto de 2010, y comparado con una tasa de 2.1 por ciento en junio.
Como ha dicho el inversionista Bill Gross, si la Fed cree a los mercados, ¿cómo puede estar pensando en subir las tasas?
En efecto, si la Fed cree a los mercados significaría que hay pocos indicios de que la inflación vaya a regresar pronto al objetivo de dos por ciento y, por consiguiente, la Fed no debe mostrar mucha urgencia en aumentar las tasas de interés.
Por tanto, y pese al vigor de la recuperación, la Fed tiene margen para seguir mostrándose complaciente y mantener la promesa de no subir tasas por un “tiempo considerable”.
Ya en la última reunión uno de los miembros de la Fed, el presidente de la Fed de Minneapolis, Narayana Kocherlakota, votó en contra del consenso al considerar que la caída de las expectativas inflacionarias justificaba continuar con el programa de compra de activos y un compromiso más largo de la Fed por mantener las tasas bajas, al menos hasta que las expectativas inflacionarias retornaran a dos por ciento.

Riesgos a la estabilidad

Además, la Fed escudriña con sumo cuidado la estabilidad financiera. Cabe señalar que la reunión de política monetaria se celebrará luego de una semana horrenda para los mercados globales.
La semana pasada el barril de petróleo en su tipo WTI se hundió 12 por ciento, y el principal indicador bursátil de Estados Unidos, Dow Jones, tras cerrar en un nuevo máximo histórico hace una semana, se desmoronó 3.8 por ciento, su mayor caída semanal desde noviembre de 2011.
Las Bolsas europeas tuvieron su peor semana en tres años, con desplomes cercanos a siete por ciento en París y Madrid, y de 20 por ciento en Atenas, ante el temor de que un partido antieuropeísta gane las próximas elecciones.

Banxico, al rescate

También salieron muy mal paradas las monedas emergentes: el peso mexicano, que el viernes se salvó de una jornada horrible, se contrajo 2.9 por ciento en la semana y forzó la primera intervención del Banco de México (Banxico) en el mercado de divisas.
La aversión al riesgo propició que los capitales retornaran de nuevo a los bonos del Tesoro de Estados Unidos, que en un contexto de bajas expectativas de inflación, hizo que la tasa de 30 años cerrara el viernes en 2.47%, un mínimo de dos años. 

Buenos deseos

De todo esto se infiere que la Fed, el miércoles, posiblemente se resista a romper el sortilegio y magnetismo de esos dos vocablos poderosos, ese “tiempo considerable” que convierte a los mercados en un remanso de paz. Quizás, en su primer párrafo, reconozca con mayor ahínco el vigor de la recuperación. También es de prever que mejoren los pronósticos de crecimiento y empleo. Pero los costos potenciales que implicaría un tono del comunicado más duro sobre las expectativas de inflación y la estabilidad financiera les impedirá hacer mayores cambios.
De ser así, es de esperar que el peso mexicano, la curva de tasas y la Bolsa se tomen un respiro tras una semana espantosa. Esperemos que así sea, y que la venerable y dadivosa Janet Yellen, esa cabeza encanecida e inteligente, se pondrá barba blanca y disfraz de Santa para regalar, en estas Navidades, la promesa de que aún no subirá tasas, algo que puede recalcar en su comparecencia de prensa y que sería el mejor presente que puede recibir el peso, la economía mexicana, y los mercados globales para despedir este 2014 que fue menos próspero de lo que nos prometieron.
* Director de llamadinero.com


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