jueves, 4 de septiembre de 2014

La OTAN discute la composición de una fuerza rápida en caso de conflicto

La OTAN discute la composición de una fuerza rápida en caso de conflicto

El presidente de EE UU, Barack Obama, pedirá apoyo a los aliados en la lucha contra el yihadismo


Arranca la cumbre de la OTAN en Newport (sur de Gales). / Atlas
La OTAN afronta hoy el mayor reto al que ha tenido que hacer frente desde la Guerra Fría. Los líderes de Estado y de Gobierno de los países aliados se reúnen en Gales con dos desafíos sobre la mesa: la confrontación con Rusia y el terror que está sembrando la estrategia del Estado Islámico (EI) en Irak y Siria. Los 28 mandatarios aprobarán medidas para reforzar la defensa de los países del este ante “cualquier agresor potencial”, en palabras del secretario general de la organización, Anders Fogh Rasmussen. La Alianza tendrá que trabajar en la composición de la fuerza de acción inmediata, ideada en plena crisis bélica en el este de Europa.
Más ambigua resulta la estrategia hacia el yihadismo, sobre el que la OTAN no dispone de medidas claras. Rasmussen, según informe Reuters, ha adelantado en el inicio de la reunión, no obstante, que los aliados considerarán seriamente una posible petición de ayuda del Gobierno de Irak, donde el grupo integrista Estado Islámico (EI) ha instaurado una suerte de califato, con capital en la ciudad norteña de Mosul.
La mayor organización político-militar del mundo lleva varias semanas trabajando intensamente en un conjunto de medidas que neutralicen la amenaza rusa, percibida como un peligro real por los países del este. Para dar seguridad a esos Estados, la Alianza Atlántica aumentará su presencia en la región, una medida que bordea el incumplimiento de los acuerdos firmados en 1997 con Rusia y que excluían la instalación de bases permanentes en el este. Lo que hará la OTAN será mantener en la zona un contingente de tropas semipermanentes, que vayan rotando y den seguridad al territorio sin violar del todo lo acordado con Rusia. "Afrontamos un entorno de seguridad que ha cambiado dramáticamente", porque "Rusia está atacando a Ucrania", ha declarado el secretario general de la Alianza.
Pero la medida que más claramente refleja el ambiente prebélico que ha generado el conflicto entre Rusia y Ucrania será la creación de una fuerza de acción inmediata, formada por varios miles de soldados —4.000, según algunas fuentes, aunque los detalles deberán concretarlos los jefes de Estado y de Gobierno— preparados para desplegarse en cualquier zona de conflicto en un plazo de 48 horas. Esa unidad especial, denominada Punta de lanza, es la parte más visible de todo un plan para actuar de manera rápida en caso de conflicto, una forma de actuación en la que la Alianza no se ha curtido en los últimos años porque ha estado más centrada en misiones en el exterior.
Por urgente que sea la crisis rusa, los jefes de Estado y de Gobierno acuden a la cumbre de Cardiff con las imágenes en la retina del periodista estadounidense recién decapitadoen Siria por la organización radical suní Estado Islámico (EI). Aunque la OTAN no prevé, en conjunto, adoptar ninguna medida en la región —la experiencia de la intervención en Libia disuade de la idea de volver a involucrarse—, la presión es creciente. La OTAN "considerará seriamente cualquier petición del Gobierno iraquí" para una misión en Irak, ha resaltado Rasmussen.
Los líderes abordarán este desafío en una cena de jefes de Estado y de Gobierno, donde el presidente estadounidense, Barack Obama, pedirá apoyo a los aliados en sus bombardeos en la región. La intención expresada por Reino Unido —con otro ciudadano en manos de los yihadistas— de emprender ofensivas en la zona si fuera necesario puede anticipar más adhesiones a los planes de Obama, que como mínimo recibirá apoyo político a su estrategia.
Lo único que la OTAN ofrece por el momento es reanudar la misión de apoyo y formación al Ejército iraquí que tenía en 2011. Un alto cargo de la organización asegura que los aliados tienen la intención de reanudar ese proyecto en enero del año próximo, aunque el caos que vive el país tras la disolución del Gobierno y el avance del EI dificultan el acuerdo con las autoridades locales para desarrollar esa misión.
Más allá de esos dos asuntos más urgentes, la cumbre de la OTAN debe marcar el final de la misión de combate en Afganistán, la mayor emprendida nunca por la organización, que culmina a finales de este año. La Alianza tiene la intención de permanecer otros dos años con una misión de apoyo y formación al Ejército afgano, pero la falta de un líder tras las elecciones presidenciales afganas de junio de este año impide aún su concreción.

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