lunes, 16 de junio de 2014

Emilio Gamboa Patrón, El Broker (Tercera Parte)



Emilio Gamboa Patrón, El Broker (Tercera Parte)
Escrito por Jenaro Villamil el 15 junio 2014 a las 11:55 am en Destacadas, Sociedad

En estos días que se discuten las reformas energética y de telecomunicaciones, compartimos la segunda parte del perfil del principal operador de ambas, publicado originalmente en junio de 2010. Consulta aquí la primera y la segunda parte.
El coordinador de la bancada del PRI en el Senado, Emilio Gamboa Patrón.  Foto: Germán Canseco


El coordinador de la bancada del PRI en el Senado, Emilio Gamboa Patrón.
Foto: Germán Canseco
En declaraciones a Andrea Merlos, Gamboa Patrón explica así su mítica relación con el poder mediático:
“Yo no encuentro alguien que quiera ser político sin ser amigo de los medios, pero no soy dueño de ningún medio, no tengo ninguna acción” (El Universal, 30 de julio 2006).
Por supuesto, las ambiciones políticas de Gamboa Patrón se orientaron hacia la silla presidencial. Durante el sexenio de Miguel de la Madrid, aspiró a ser gobernador de Yucatán, pero su condición de nativo de la Ciudad de México, a pesar de ser hijo de yucatecos, motivó una fuerte resistencia del cacicazgo local encabezado por Víctor Cervera Pacheco, su rival regional más fuerte.
Los cerveristas promovieron entonces el mote de El Chupón, con el que se conoce en Yucatán al ex secretario privado delamadridista. Durante más de una década el control de los cerveristas impidió que Gamboa Patrón aspirara a la gubernatura, pero no evitó que expandiera sus redes, sus negocios y su influencia en toda la Península, particularmente en Quintana Roo.
A finales del sexenio salinista, Gamboa Patrón aspiró a la candidatura del PRI, a sabiendas de que estaba en desventaja frente a los tres precandidatos más importantes: Luis Donaldo Colosio, Pedro Aspe y Manuel Camacho. A lo largo del sexenio, consolidó una alianza con el poderoso jefe de la oficina presidencial, José Córdoba Montoya, y con el propio Colosio.  Gamboa Patrón formó parte del grupo de los “otros” aspirantes “de relleno”: Emilio Lozoya Thalman, Ernesto Zedillo y Patrocinio González Garrido.
El periodista Oscar Hinojosa, en su libro La Sucesión Presidencial 94 en la Recta Final, calificó a Gamboa Patrón como el “caballo negro”:
“La historia de Gamboa es una historia de dos sexenios, conectados como siameses. Secretario particular de Miguel de la Madrid a partir de 1979, se convirtió en un funcionario de gran poder. A diferencia de Rogelio de la Selva, secretario particular de Miguel Alemán hasta la muerte, y de Humberto Romero Pérez, el segundo hombre en el gobierno de Adolfo López Mateos, el joven yucateco logró sobrevivir a su sexenio y figurar en el siguiente como aspirante a la presidencia. Es un récord en la historia política del México contemporáneo” (Op. Cit., p. 142).
La hazaña de Gamboa Patrón, recuerda Óscar Hinojosa, no se debió a su talento como conocedor o especialista de algún área del gobierno sino a sus artes palaciegas.
Él mismo articuló su pequeño grupo, dentro del gabinete salinista, para extender su influencia.
Uno de los apoyos más importantes fue el de Manlio Fabio Beltrones, viejo conocido de Gamboa, segundo hombre en la red de Fernando Gutiérrez Barrios, el legendario “policía político” que estuvo al frente de la Secretaría de Gobernación durante la primera mitad del sexenio salinista. Beltrones llegó a la gubernatura de Sonora y jugó un papel clave en la detención de Mario Aburto, el asesino de Luis Donaldo Colosio en Lomas Taurinas.
La alianza Gamboa-Beltrones se ha mantenido, con altibajos, desde el final de la era salinista. Ambos se han convertido en los políticos priistas con mayor poder en el sexenio de Felipe Calderón, a partir de su posición como “factores bisagra” y del control que ejercen sobre sus bancadas en la Cámara de Diputados y en el Senado, respectivamente.
La derrota del 2000 del PRI no dejó descobijados a ninguno de los dos. Gamboa Patrón tuvo otra intervención estelar, en vísperas de las elecciones de aquel año, como broker entre la campaña presidencial de Francisco Labastida y las televisoras.
Francisco de Paula León, hombre cercano a Vicente Fox durante la campaña y amigo de Delfín Sánchez Juárez, padrastro de Emilio Azcárraga Jean, relata en su libro Los Hilos Secretos de las Elites un episodio nunca desmentido por Gamboa Patrón.
En vísperas de las elecciones, el coordinador de la campaña de Labastida presionó para que las televisoras difundieran el triunfo del candidato del PRI, sin importar los resultados.
“La presión que provenía del PRI –rememora De Paula- se concentraba en la idea de transmitir en cadena nacional el 2 de julio, a las quince horas –sin importar los resultados reales- el triufno del candidato del PRI a la presidencia. Videos, satélites, transponders y toda una parafernalia tecnológica se preparaba febrilmente para confrontar y contradecir el anuncio del IFE, que informaría que Fox había ganado las elecciones: la idea era levantar en los medios a los priistas, defender los derechos políticos adquiridos en 70 años de gobierno. La tesis era que, en medio de aquella confusión inesperada, el camino por tomar de las autoridades sería, en el peor de los casos, la invalidación política de la jornada. El tiempo ganado, asumían, podría dar al PRI una ventaja estratégica para pertrecharse y jugar así una segunda vuelta.
“Esa tarde, en mi casa, sin saber todavía qué hacer, sonó el teléfono y era Javier Moreno Valle (dueño de canal 40). Me citaba urgente en su casa para comentarme un incidente importante.
“Javier, coincidiendo con la información de Sánchez Juárez, me dijo (por segunda vez en un día) que Emilio Gamboa, coordinador de la campaña del PRI, esa mañana le solicitó unirse a ese montaje mediático, programado para anunciar que el candidato del PRI había ganado las elecciones. Javier me dijo, muy preocupado, que al otro día desayunaría con Gamboa para ofrecerle una reacción a su propuesta. La encrucijada era aceptar o negarse a participar, sin dejar de temer las consecuencias.
“Mi reacción fue decirle a Javier que lo dicho por él coincidía con la información que recibí de Sánchez Juárez y le sugerí convencer por la vía legal a Emilio Gamboa, arguyendo las graves consecuencias que su partido y las instituciones políticas de México podrían tener derivadas de una acción de esa naturaleza…
“-Dile, Javier –le comenté, reflexionando-, que el propio presidente está ya psicológicamente preparado para aceptar la eventual derrota de su partido, y no convendría crear en el país un clima poselectoral de confrontaciones.
“Esa noche decidí hablar directamente con el secretario particular del presidente (Liébano Sáenz)”.
Francisco De Paula relata que la gestión de Liébano Sáenz fue clave también para comunicar a Ernesto Zedillo con Emilio Azcárraga Jean y señalarle que ignorara cualquier presión política, aún si ésta emanaba de las altas esferas de su partido.
“’Tu padre –me afirmó que le dijo el presidente- me encargó, antes de morir, que te ayudara en estas circunstancias. Mi compromiso es primordialmente con el estado de derecho’. Me aseguró también que el presidente habló con Emilio Gamboa para comunicarle su postura intransigente acerca del asunto” (Los Hilos Secretos de las Elites, Ed. Random House, pp. 107-109).
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