domingo, 4 de mayo de 2014

Pobreza y desigualdad, barreras que frenan el crecimiento económico



Pobreza y desigualdad, barreras que frenan el crecimiento económico



2014-05-03 09:42:00 Visitas: 123




ANGÉLICA ENCISO L., La Jornada

La desigualdad que implica que la población más rica obtenga 19 veces más ingresos que 10 por ciento de la población más pobre, no se resuelve con programas sociales ni transferencias económicas, señala el Programa Nacional México sin hambre 2014-2018. Advierte que con los programas “se ha hecho una parte al aliviar e impedir que las desigualdades se agranden, pero se está lejos de resolverlas”.

El documento, publicado el miércoles en el Diario Oficial de la Federación, define qué es hambre, lo que no se hizo al poner en marcha la Cruzada Nacional contra el Hambre, de acuerdo con la primera evaluación que hizo el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. Explica que una persona con hambre es aquella cuyos ingresos no alcanzan para adquirir la canasta alimentaria, aunque utilice todos sus recursos para ese fin,

El programa afirma que ha bajado la desnutrición, han mejorado los niveles educativos y se han incrementado las capacidades productivas de las personas, “pero sólo con el fortalecimiento del campo, con más y mejores empleos, con alternativas para el autoempleo y la creación de pequeñas y medianas industrias y agroindustrias podremos lograr que los mexicanos en pobreza dejen atrás esta situación”.

Señala que se busca “romper el tabú de que los pobres sólo pueden vivir de los subsidios, de las transferencias de ingreso y de los programas sociales. Los pobres son productivos y pueden aportar su trabajo para hacer crecer la economía nacional”.

Precisa que la pobreza y la desigualdad “no sólo son inaceptables en términos de justicia social, sino que también representan una barrera importante para la productividad y el crecimiento económico del país”.

Este programa establece la ampliación a todo el país de la Cruzada Nacional contra el Hambre y busca asegurar el acceso a alimentos suficientes y de calidad para 7 millones de personas, así como impulsar la producción de alimentos en las zonas marginadas. “Con hambre es difícil, si no imposible, hacer efectivos el resto de los derechos sociales. Es necesario acabar con el hambre, pero también contar con el aula, la clínica, los espacios públicos, el camino rural, con el piso firme en la vivienda o con el cuarto adicional que impida el hacinamiento”.

Destaca que el primer eje es la participación social, donde incluye “la erradicación de la cultura clientelista y la inmovilidad burocrática”. En cuanto al punto de territorialidad, menciona que la pobreza urbana en sus expresiones materiales es mucho menor comparada con la rural.

Las condiciones de vida de los pobres en las ciudades, la segregación, la inseguridad jurídica en los asentamientos humanos y el crecimiento desordenado de las urbes los relega a lugares alejados, que les implica altos costos económicos y de tiempo para movilizarse a sus lugares de trabajo.

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