jueves, 2 de enero de 2014

La comunidad internacional ya no teme a Corea del Norte

La comunidad internacional ya no teme a Corea del Norte

La comunidad internacional ya no teme a Corea del Norte

Ya son dos años que Corea del Norte vive con un nuevo líder, Kim Jong-un, sin embargo sigue siendo, muy posiblemente, el país más cerrado del mundo. Y aunque en Pyongyang han empezado a introducir reformas de manera extremadamente cuidadosa, no tienen la intención de renegar de los viejos métodos políticos.

Dentro de estos métodos se mantiene el chantaje a la comunidad internacional amenazándola de comenzar una nueva guerra en la península de Corea. La última vez que Pyongyang acudió a esta práctica fue en la primavera del año 2013.
El agravamiento de la situación en la península de Corea comenzó en marzo. Entonces, Pyongyang prometió asestar un golpe sobre las bases norteamericanas de Guam y Hawái. Esta amenaza era una respuesta a las maniobras conjuntas de EEUU y Corea del Sur. La leyenda cuenta que se sugería el bombardeo de Corea del Norte. El 30 de marzo, Pyongyang declaró que decretaba el “estado de guerra” con Seúl. Después de esto, Kim Jong-un informó que Corea del Norte descongelaba el reactor de Yongbyon y se prepararía para las pruebas de un misil balístico. Sin embargo, a pesar del tono amenazante de estas declaraciones, nadie las tomó en serio. Esta situación nos la comenta el director de programas de investigación del Instituto de Economía, Gueorgi Toloraya:
–En la primavera de este año, los norcoreanos lanzaron una campaña propagandística sin precedentes para asustar a la comunidad internacional y a obligarla a tenerles en cuenta. Detrás de esto era evidente el deseo del nuevo líder de darse a conocer tanto en la arena internacional como en el interior del país. Al mismo tiempo se hizo evidente que realmente no debemos esperar medidas militares serias por parte de Pyongyang. Por todo esto se puede decir que este intento no tuvo éxito. Precisamente es por eso que Pyongyang pasó bastante rápidamente hacia una ofensiva pacífica.
Es posible que las amenazas de Corea del Norte pudieran provocar un mayor efecto si en el pasado, Pyongyang no hubiera abusado de este tipo de declaraciones. La comunidad internacional se ha acostumbrado a que Corea del Norte utilice este método como un elemento de cambio, de esta manera logra para sí ayuda humanitaria. Al mismo tiempo, amenazando con desatar una guerra, la República Popular Democrática de Corea mantiene la imagen de un estado con el que sería más caro enlazarse, asegura el director del Consejo de Política Exterior y de Defensa, Fiódor Lukiánov:
–A Corea del Norte no la dirigen unos kamikazes sin cerebro, y sí lo hacen unas personas que, a su manera, son racionales. Sencillamente su racionalidad tiene una sola dirección: que no les toquen, para que todo lo demás quede detrás. Por eso se hace este juego al borde de la falta (una incineración a gran escala, incluso hasta advertir a las embajadas, incluyendo a la rusa: "Lo sentimos, pero es mejor evacuar, pues en caso contrario, no garantizamos su seguridad") el cual debe durar todavía bastante.
Es verdad que en esta crisis hubo un hecho no habitual: esta vez Pyongyang enfureció a su gran valedora la República Popular China. En Pekín temen que debido a las acciones de Corea del Norte, los norteamericanos refuercen su presencia en la región cambiando de esta manera el equilibrio de fuerzas existente en esa zona. Mientras tanto, para Corea del Norte es vital mantener una buena relación con el vecino. China no solo le ofrece el patrocinio a su vecino, sino que también le ofrece un modelo a seguir. Un significado especial para Pyongyang tiene el hecho de que China supo llevar a cabo reformas sin cambiar ni un ápice la forma de gobierno. Y aunque la palabra “reforma” sigue siendo un tabú en Corea, con Kim Jong-un, la vida en el país ha cambiado. Gueorgi Tolaraya nos explica:
–Ahora en Corea del Norte, en el campo de la economía, se puede hacer prácticamente de todo. Se puede comerciar, se puede trasferir dinero, se pueden comprar terrenos, se puede, incluso, ser propietario de empresas y talleres, aunque es verdad que no muy grandes. Es decir, el Estado se ha ido en la práctica del sector minoritario. Mantiene los puestos de mando solo en el sector estatal de la economía. Existe un acuerdo social de acuerdo al cual la población está obligada a no criticar a las autoridades, no cuestionan el régimen político y no tratan de formar acuerdos opositores, lo cual es castigado muy duramente, mientras en los temas económicos y en la vida cotidiana de la población se puede hacer todo lo que se desee.
Mientras tanto, puede ser esta misma economía la que permita la normalización de las relaciones entre Pyongyang y Seúl. Cuanto más fuertes sean los lazos económicos entre el Sur y el Norte, más complicado será enemistarse uno con el otro. Desde este punto de vista tiene una gran significación el acuerdo alcanzado durante la visita a Corea del Sur de Vladímir Putin. Nos referimos a un memorándum de entendimiento mutuo referido a la modernización de las compañías rusas de transporte ferroviario y redes ferroviarias y sobre varios objetos de la infraestructura del puerto de Rajin. Gracias a los esfuerzos de la parte rusa varias compañías surcoreana llegaron para participar en este proyecto. Comenzando desde el 2011, las empresas de la República de Corea tenían prohibido invertir en proyectos de cualquier tipo de Corea del Norte. Por eso el documento firmado durante la visita de Putin tiene un doble significado. Por una parte, ayuda a Seúl y Pyongyang a dar el primer paso de uno al encuentro del otro y por otro lado, afianza el papel de Rusia en la normalización de las relaciones entre el Norte y el Sur.
ovm/kg/sm
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.

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