sábado, 7 de diciembre de 2013

El único sucesor de AMLO capaz de enfrentar a un EPN que se ha salido con la suya

El único sucesor de AMLO capaz de enfrentar a un EPN que se ha salido con la suya

@FedericoArreola jue 5 dic 2013 09:00
Empecemos con la definición de “sucesor” que da la Real Academia Española: “Que sucede a alguien o sobreviene en su lugar, como continuador de él”.
Aunque hay razones médicas para pensar que Andrés Manuel López Obrador volverá a sus actividades políticas y que, inclusive, tendrá salud suficiente para ser de nuevo candidato presidencial en 2018, vale la pena explorar el otro escenario, es decir, que decidiera retirarse y dejar en manos de alguien más, de un sucesor precisamente, su papel de principal líder de la izquierda mexicana.
El sucesor de un dirigente político tan relevante tiene que ser una persona capaz de enfrentar, con posibilidades de éxito, al equipo del presidente Enrique Peña Nieto que hasta el momento, con las reformas estructurales, ha logrado sus objetivos y que contará, a partir del próximo año, con instrumentos políticos y recursos económicos de sobra para realizar un gran trabajo, que lógicamente será la esencia de la oferta electoral del PRI en 2018.
¿Quién tiene los tamaños para ser el sucesor de Andrés Manuel?
1.- El hijo de AMLO. Tendrá esos tamaños, pero todavía no los tiene. El otro Andrés Manuel, López Beltrán, el segundo de los hijos de AMLO, es un muchacho inteligente, trabajador, idealista y con vocación para la política. En unos años más será un líder brillante por sí mismo, no por su nombre y apellido. Lo conozco, así que puedo decir que se trata de un joven fuera de serie que en el futuro hará mucho por México. Ahora mismo, por su juventud e inexperiencia, no está preparado para encabezar a la izquierda mexicana.
2.- Martí Batres. El presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena ha sido tanto tiempo un leal seguidor y un eficaz colaborador que no parece contar con la iniciativa y la creatividad que necesita el sucesor de Andrés Manuel. No ha caminado solo en ningún momento. Siempre lo ha hecho de la mano de AMLO y otros dirigentes, como el impresentable René Bejarano, con el que se atrevió a romper. Su alejamiento de Bejarano lo hizo crecer como político. El sexenio pasado, en el GDF, mostró que podía emprender el camino que lo llevara a su independencia y, por lo tanto, a convertirse en un líder de primer nivel. Batres pareció que podía ser una gran figura cuando chocó con el jefe de gobierno, Marcelo Ebrard, el día en que este decidió ya no respetar el acuerdo de no reconocer la legitimidad de Felipe Calderón como presidente de México. Andrés Manuel, a pesar de que Ebrard claramente le daba la espalda, no apoyó a Batres cuando a este se le despidió de su cargo en la administración pública del Distrito Federal. Si en ese momento Batres se hubiera alejado de López Obrador o, al menos, si con energía hubiera criticado la actitud excesivamente pragmática de Andrés Manuel, habría emprendido el camino del liderazgo y hoy sería, sin duda, uno de los sucesores naturales de AMLO. Pero el hubiera no existe. Así que Batres no reúne las características para dirigir a la segunda fuerza electoral que hay en México.
3.- Los chuchos. No tienen credibilidad. En la izquierda verdadera no los respeta nadie. Lo más que podrán hacer los chuchos en 2018 será buscar un buen candidato presidencial del PRD que les vuelva a asegurar numerosos espacios en las cámaras de Diputados y Senadores. Otra opción con la que juegan Jesús Zambrano, Jesús Ortega, Carlos Navarrete y Guadalupe Acosta Naranjo es la de ir en alianza con el PAN si este partido postula a un candidato fuerte a la Presidencia, como el actual gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle. Si todo les sale bien, los chuchos seguirán teniendo influencia en la política mexicana. Pero ninguno de ellos podrá jamás ser el gran líder que la izquierda necesita para vencer al fortalecido PRI de Peña Nieto.
4.- Cuauhtémoc Cárdenas. Sería raro que el ingeniero Cárdenas tomara el lugar del que hace una década fue su sucesor como líder de la izquierda mexicana. Raro, sin duda, pero perfectamente posible si Cuauhtémoc tuviera edad para dirigir una empresa de ese tamaño. No la tiene, por lo tanto hay que descartarlo.
5.- Ricardo Monreal. Su principal problema es que, durante todos estos años de estar al lado de López Obrador en la resistencia civil, siempre ha jugado a la segura. Jamás ha arriesgado. No ha dejado de vivir del presupuesto, ya que ha sido prácticamente en forma consecutiva gobernador, senador y diputado federal. No es presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena porque no se atrevió a renunciar a su puesto en el Congreso. Pensó que no le iba a resultar sencillo vencer en una elección a Martí Batres, y no se aventuró. La izquierda mexicana no aceptará a alguien incapaz de tomar riesgos. Quizá la edad lo volvió conservador. Ha olvidado Monreal que vivió su mejor momento político cuando apostó fuerte contra el que fue su partido, el PRI, al que derrotó en las elecciones de gobernador de Zacatecas.
6.- Marcelo Ebrard. Es atrevido y astuto, cuenta con sobrada experiencia política, no le faltan recursos económicos y es conocido nacionalmente por su trabajo en el GDF, pero no parece de izquierda. De hecho, no es un hombre de izquierda. Y, lo peor, no ha hecho nada para ser plenamente aceptado en la izquierda. No puede, entonces, encabezar a la izquierda.
7.- Miguel Ángel Mancera. Tampoco es un hombre de izquierda. De hecho, no milita en el PRD ni en ninguno de los partidos de izquierda. Su discurso es más liberal que de izquierda. Pero es un hombre decente al que la izquierda acepta. La izquierda que cuenta, conste. No hablo de los radicales que lo llaman “represor” solo por intentar poner orden en las calles de la Ciudad de México, lo que a veces no puede conseguirse sin la intervención de la fuerza policiaca. Si con las reformas el presidente Peña Nieto tendrá más recursos para realizar un buen gobierno, Mancera también. Por lo demás, es lógico esperar que Mancera posea tanta popularidad cuando empiece la temporada de la sucesión presidencial, que la izquierda, toda, tanto Morena como el PRD, lo aclame como su candidato.
En resumidas cuentas, en 2018 si no es Andrés Manuel, será Mancera. No hay nadie más en la izquierda capaz de enfrentar al candidato que presente el PRI que tiene todo, gracias a las reformas de Peña Nieto, para quedarse en el poder otro periodo. ¿Quién será el candidato priista? Lo natural es que sea alguien del equipo cercano a Peña Nieto, como Luis Videgaray y Miguel Ángel Osorio Chong o inclusive, si la edad se lo permite, como el hábil político que está al frente de la PGR, Jesús Murillo Karam. Pero no son los únicos, ya que no puede descartarse a un gobernador importante como Eruviel Ávila, del Estado de México, o bien al  siempre visible Manlio Fabio Beltrones cuya suerte dependerá, sin duda, de lo que haga o lo pongan a hacer cuando en 2015 deje la vida fácil del diputado.

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