jueves, 1 de agosto de 2013

Rajoy no se va

Rajoy no se va

Rajoy no se va

El presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy, se ha mantenido impertérrito ante las durísimas acusaciones de los grupos parlamentarios en la oposición para defender su inocencia y la de su partido durante su comparecencia ante el parlamento por las posibles implicaciones en el caso Bárcenas.

No se ha producido ni el reconocimiento de la participación en la presunta trama de financiamiento ilegal, ni la dimisión como presidente del gobierno, ni la anticipación de las elecciones generales, a pesar de que la mayoría de los grupos parlamentarios se lo han pedido explícitamente. Mariano Rajoy ha optado por capear el temporal y esperar a que amaine. 
Mariano Rajoy se ha aferrado al mantra que últimamente repite todo su ejecutivo de la inminente salida la recesión, de la mejora en la delicada situación de la economía española, de la estabilidad en los mercados financieros conseguida con tantos trabajos para enlazarlo con el elemento desestabilizador que han tenido todos los rumores en torno al asunto de la corrupción en su partido. Ha acusado a la oposición de sembrar la zozobra en la vida política, económica e institucional del país, algo que perjudica a la ya deteriorada imagen que tiene España en el mundo. “Toda una insidiosa campaña de acoso, calumnia y desacreditación de los medios y de los grupos parlamentarios”, se quejaba el presidente. 
Rajoy: “No voy a dimitir porque no me considero culpable”
El presidente del gobierno se ha limitado a repetir lo que ya había declarado en sus anteriores ruedas de prensa al respecto, su inocencia y la de su partido. Lo único que ha reconocido es haber confiado en una persona que le engañó. Nada nuevo en la postura del presidente del Partido Popular, que ha montado su defensa centrándose en que lo único real, lo único que la justicia ha demostrado es la existencia de unas cuentas de dinero ilegal en Suiza pertenecientes al ex tesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas. Todo lo demás está siendo investigado. 
En su contra juega una montaña de indicios de sobra conocidos y una serie de implicaciones que remiten a la corrupción en el seno del Partido Popular. Todos los portavoces parlamentarios se han lanzado como una jauría a desacreditar las palabras del presidente, llamándole mentiroso, sacándole datos, documentos, correos electrónicos. Son muchas las sospechas, grande la sombra de la duda. Al parecer, las confesiones del contable Luis Bárcenas remiten a una contabilidad en negro que no es creíble que fuera inventada para cubrirse las espaldas en el futuro, veinte años después. Él no podía prever lo que iba a ocurrir en el futuro, cuando fuera defenestrado por sus manejos financieros. 
Durante varios años, determinadas personas del Partido Popular, entre las cuales se menciona al propio presidente del gobierno, supuestamente estuvieron recibiendo sobresueldos irregulares en sobres de dinero en efectivo. Un dinero no sujeto a declaración fiscal. Un dinero procedente de determinadas empresas que con su aportación financiera vigorizaban al partido a cambio de concesiones y ventajas en proyectos y obras públicas. Toda una trama de corrupción que se dejó entrever con el caso Gürtel pero que está por demostrar en toda su dimensión. El problema es que no se puede condenar a nadie solo con indicios, sin pruebas objetivas. 
Pero como apuntaba el diputado de CiU, Duran i Lleida, el parlamento y la opinión pública necesita creer al presidente, pero no puede o no quiere. Sin embargo, en política las cosas son como parece que son. Y hoy la opinión pública le da más crédito a lo que dice el ex tesorero del Partido Popular que a lo que dice el presidente. Una encuesta de Sigma Dos le da un 82 % a favor del ex tesorero. 
Mariano Rajoy no ha dimitido y no lo va a hacer. El presidente del gobierno agotará su mandato. Es un superviviente y un contemporizador al que llegar al poder le costó una eternidad. Sin embargo, este asunto le va a pasar demasiada factura. La dureza de la crisis económica y la trama Bárcenas, se demuestre o no, ya han acabado con su futuro político. Las próximas elecciones dictarán sentencia. 
En cualquier caso, todo este escándalo, todo este revuelo ha tenido gran parte de su origen y magnitud en los medios. Cabe preguntarse ¿quién gana con todo este circo de trapos sucios? El que sale claramente perjudicado es el Estado Español. 
jg/kg 
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.

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