viernes, 2 de agosto de 2013

Para los bancos, profesionalidad no rima con ética…

Para los bancos, profesionalidad no rima con ética…

Para los bancos, profesionalidad no rima con ética…

El Banco de Inglaterra apoyó a los nazis: en el año 1939 trasladó la reserva de oro de Checoeslovaquia a la cuenta del Reichsbank y a posteriori vendió parte de este metal precioso, a solicitud de los alemanes. La escandalosa información fue publicada por el propio Banco, creándose la impresión de que se sentían orgullosos por lo hecho en aquel momento, según señalan los especialistas.

En el sitio oficial del Banco de Inglaterra está documentada esta historia, con indicaciones precisas de fechas, nombres, números de cuenta y sumas, bajo el título de El incidente con el oro checo (Czech gold incident). Los checos temían la agresión de Alemania y quisieron salvar aunque fuera una parte de sus reservas de oro (de unos 5,6 millones de libras, o trescientos millones de libras según el curso actual). En el año 1938 se decidió trasladarlas a Inglaterra. Pero los alemanes de todas maneras llegaron hasta el oro, interactuando con el aparato burocrático. La apropiación bancaria fue varias veces más rápida que una operación militar. A través del Banco de cuentas internacionales fue dirigida la solicitud de traslado del oro checo a la cuenta del Reichsbank. A los diez días la operación había sido cumplida. No había la menor posibilidad de poner reparos al trabajo del Banco de Inglaterra. Si no se tiene en cuenta el componente ético y la simple impresión humana acerca de que no era correcto ayudar al régimen nazi, todo el trabajo fue ejecutado al más alto nivel, señala el analista financiero David Buik:
–Esto fue una transacción comercial ordinaria ejecutada a solicitud del cliente y podría haber sido ejecutada por cualquier otro banco. La Gran Bretaña no combatía contra Alemania, no había razón alguna para darle una negativa a los alemanes, las relaciones entre estos países estaban vigentes.
Lo más interesante que la dirección del Banco de Inglaterra tanto entonces, como ahora, reconoce que actuó haciendo caso omiso de la situación en Europa, como declaró el analista bancario del The Financial Times, Patric Jenkings:
–Lo más importante es que esto fue ejecutado sin el conocimiento del gobierno británico. Este se encontraba en ese momento a las puertas de la guerra y no hubiese estado de acuerdo en ayudar de manera alguna a los nazis: ni políticamente, ni económicamente. Por ello es evidente que el banco británico actuó independientemen te y sin contar con nadie.
Al mismo tiempo es difícil suponer que el gobierno estuviese completamente ajeno a lo que hacía el banco principal del país. Esto se parece más a una concesión por parte de las autoridades, considera el analista financiero David Buik:
–Esto fue una conducta de avestruz, yo la caracterizaría así, por cuanto el gobierno conservador metió la cabeza en un hoyo, convenciéndose de que los problemas con Hitler y con el resto de Europa eran solamente un juego de la imaginación, además de ajeno e incluso que nada tenía que ver con ellos. Una fantasía ajena, a la cual no hace falta prestar atención. Yo sospecho que ni ellos mismos querían conducirse de una manera tan desesperada.
Una serie de expertos establecen un paralelismo entre este incidente y el funcionamiento de los bancos contemporáneos. El mundo, al igual que antes, no tiene conocimiento de lo que sucede en los grandes establecimientos financieros. El escándalo del oro checo provocó comentarios sobre la rigidez de los mecanismos bancarios y su singular psicología bancaria, sobre el culto al profesionalismo, el culto al trabajo con el cliente, a lo cual se sacrifican todas las condiciones externas, al culto al colaborador propio, al que entregan alrededor del 50 % en bonos para los cargos superiores. No se puede descartar que la UE trate de construir con tanta tenacidad, precisamente, una unión bancaria; no solo para apoyar a determinadas instituciones, sino también para controlarlas.
fs/lj
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.

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