martes, 20 de agosto de 2013

Gibraltar: un conflicto impredecible

Gibraltar: un conflicto impredecible

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España decidió reforzar el control en la frontera con Gibraltar, razón por la que entre Madrid y Londres se enciende un serio conflicto.

Ígor Kudrin escribe sobre las causas del este brote inesperado. 
Ya durante tres siglos Gibraltar sigue siendo un lugar de conflictos en las relaciones entre España y Gran Bretaña. La primera consecuencia de las divergencias en torno la costa sur de la Península Ibérica que ocupa seis kilómetros cuadrados y tiene una población de treinta mil habitantes, es la diversa interpretación del derecho a la pesca. Aproximadamente una vez al decenio, Madrid o Londres encuentran una laguna en el acuerdo de hace trescientos años y la población de los dos países se ve involuntariamente involucrada en esta polémica histórica. Así ha comenzado también esta vez. La primera consecuencia del documento trazado por Madrid son colas inverosímiles de coches entre el reino ibérico y el enclave británico. El tránsito al instante se ha hecho el más congestionado de Europa. Y no es difícil explicarlo, pues aquí pasan a diario más de quince mil coches, motos y bicicletas. En lo esencial este trayecto es para España (unas ocho mil personas), cuyos habitantes trabajan en Gibraltar. Se trata de personas de profesiones sin las que el territorio del reino británico no podría llevar una vida normal: constructores, empleados hoteleros y de servicios sociales, electricistas, así como los miembros de sus familias y los turistas. Una parte de este torrente son habitantes de localidades aledañas que viven a expensas de la reventa de mercancías españolas, en primer lugar los cigarrillos. La inspección prolongada y la carencia de calzadas obligan a las colas de coches que cruzan la frontera a esperar varias horas su turno. 
Cuando yo trabajaba en Madrid como corresponsal, podía ver semejante tránsito de la gente en ambas direcciones y sus sufrimientos, pues para ellos este cruce es de hecho fuente de su existencia. A propósito, hace poco este tema y los infortunios de los habitantes locales fueron comentados por el presidente del Gobierno Mariano Rajoy, que ha declarado más de una vez que Gibraltar no debe ser, en caso alguno, un punto de contrabando. 
Llamo a Gran Bretaña a sentarse un día a la mesa de conversaciones junto con el Gobierno español para discutir la cuestión de Gibraltar. Nosotros no podemos aplazar interminablemente este importante problema nacional. 
De las penas de sus connacionales ha hablado recientemente el titular del Interior de su país Jorge Fernández Días. Sin embargo, en su opinión, Gibraltar no puede prescindir de un estricto control del tránsito de personas y mercancías, ya que tan solo el año pasado del Peñón fueron introducidos ilegalmente en España ciento cuarenta millones de cajas de cigarrillos. Ahora, ya durante más de cinco semanas en torno a Gibraltar no cesan las disputas entre Madrid y Londres sobre otro tema. Comenzaron después de que las autoridades de Gibraltar levantaron en orden unilateral un arrecife artificial frente al Peñón. Madrid, en respuesta, declaró que las autoridades están a punto de introducir un pago por el cruce de la frontera: cincuenta euros. Se piensa que esta medida debe ayudar a los pescadores españoles que sufren hoy por la “innovación” de las autoridades británicas. Además, es una especie de ayuda a los pescadores españoles que protestan contra la creación del arrecife artificial que en breve plazo les causó daños por quince millones de euros. 
Parecía que el conflicto entre Londres y Madrid no duraría mucho tiempo. Sin embargo, tres buques de guerra de Gran Bretaña arribaron a la zona de Gibraltar dizque para ejercicios navales, de los cuales no se había informado a España. De modo que el conflicto por Gibraltar sigue acentuándose. En el mismo se propone interceder la UE. En una palabra, la lucha de la herencia del siglo XVIII se transfiere a nuestra centuria. El próximo tiempo dirá en qué va a desembocar… 
vs/kg/er 
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.

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