martes, 20 de agosto de 2013

"Entregad el material de Snowden o destruidlo"

"Entregad el material de Snowden o destruidlo"

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Reino Unido, ese país al que muchos miramos con admiración por su desarrollada democracia y su cultura de debate político, resulta que no es tan envidiable. Allí donde todo se discute en cámara parlamentaria, donde los políticos sí dan explicaciones por su gestión y los ministros dimiten, por ejemplo, por endosar los puntos del carné de conducir a su pareja, también hay bajas tentaciones de querer secuestrar la libertad de prensa.
El diario The Guardian ha revelado en un editorial que altos cargos del Gobierno de David Cameron le exigieron hace un par de meses que destruyera o entregara todos los documentos filtrados por el ex agente de Inteligencia de Estados Unidos Edward Snowden. Incluso llegaron a destruir varios discos duros.
Lo explica Alan Rusbridger, editor del periódico británico desde 1995: "Hace unos dos meses, altos cargos del Gobierno contactaron conmigo, asegurando que representaban el punto de vista del primer ministro. Después vinieron dos reuniones en las que me exigieron que entregara o destruyera todo el material sobre el que estábamos trabajando".
 El periodista señala que el tono de las reuniones fue “cordial” hasta que un mes después, cuando el diario había sacado a la luz los programas secretos de espionaje de los gobiernos estadounidense (PRISM) y británico (Tempora), recibió una llamada “del centro del Gobierno”. "Ya habéis tenido vuestra diversión, ahora queremos todo de vuelta", dijeron los interlocutores.
A ello siguieron varias reuniones con "misteriosos miembros del Parlamento". “La demanda era la misma: 'Entregad el material de Snowden o destruidlo'. Entonces les expliqué que, si lo hacíamos, no podríamos seguir investigando e informando. Parecían desconcertados. 'Ya habéis tenido vuestro debate, no hay necesidad de escribir nada más'", relata.
Pero hubo un momento en el que se rompió la cuerda que tensaba las conversaciones. Rusbridger les preguntó directamente si estaban dispuestos a acudir a la vía judicial en el caso de que The Guardian no accediera a sus exigencias. Y los funcionarios le confirmaron que “esa era exactamente la intención del Gobierno”.
"Entonces, les expliqué la naturaleza de la colaboración internacional entre periodistas y del modo en que actualmente se aprovechan las empresas mediáticas de los ambientes legales más permisivos. Sin rodeos: no tenemos por qué informar desde Londres", ha señalado.
El periodista británico recuerda que no se esperaban ese golpe de determinación. “Entonces tuvo lugar uno de los momentos más bizarros de la larga historia de The Guardian". "Dos expertos en seguridad (de los servicios de Inteligencia británicos) supervisaron la destrucción de los discos duros del sótano para asegurarse de que no había ningún 'bit' de interés para los agentes chinos", indica.

Periodistas bajo vigilancia 

Rusbridger alerta sobre el peligro de que los periodistas se encuentren bajo una vigilancia total que les impida tener fuentes confidenciales.  "Aquellos colegas que denigran a Snowden o que dicen que los  periodistas deberíamos confiar en el Estado, quizá algún día tengan  un cruel despertar. Algún día su información, su causa, serán  atacadas", advierte. 
(VER el post de la profesora de la Universidad de Sidney, Nicole Hemmer, sobre el papel de la prensa como cuarto poder en ¿Por qué muchos 'periodistas' americanos parece que odian el periodismo real?)
El diario ha revelado este suceso tras la asombrosa retención en el aeropuerto de Heathrow de la pareja del periodista Glenn Greenwald, la pluma que divulgó con detalle cómo Washington y Londres espían a sus ciudadanos a través de sus aparatos electrónicos.
Greenwald ha amenazado a Reino Unido, asegurando que lamentará haber intimidado así a su pareja y que a partir de ahora será incluso más agresivo con sus informaciones. Además, la Casa Blanca ha añadido más presión al reconocer que las autoridades británicas la advirtieron con antelación de que el pasajero David Miranda estaba en tránsito, pero ha subrayado que ellas tomaron la decisión última de retenerle.
Greenwald
Lejos de amedrentar a The Guardian, el Gobierno británico ha conseguido el efecto contrario: volver a poner en tela de juicio las turbias relaciones de la política con la prensa, como ya lo hizo el escándalo del News of the World. Al menos, esta vez, hay quién se atreve a quitarse la mordaza.
* "Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativo y documentado posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa; de la neutralidad, los suizos; del justo medio, los filósofos, y de la justicia, los jueces. Y si no se encargan, ¿qué culpa tiene el periodismo?". Horacio Verbitsky.

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