jueves, 4 de julio de 2013

Nueva edición de la revolución en Egipto

Nueva edición de la revolución en Egipto

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Los militares han detenido al presidente islamista Mohamed Morsi, suspendiendo la vigencia de la Constitución. Según anuncian los altos cargos militares y líderes de la oposición, Egipto ha entrado en un periodo de transición que durará varios meses.

Los militares han tomado cartas en el asunto. La semana pasada, cuando en el primer aniversario de la investidura de Mursi en el país se produjeron revuelas protagonizadas por los descontentos con los resultados de su gobierno, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto se puso del lado de la oposición. El Ejército y la policía tomaron fácilmente la situación bajo su control y derrocaron al presidente Morsi, lo que anunció Abdel Fattah al Sisi:
–Ciframos nuestras esperanzas en la reconciliación nacional, la confianza y la estabilidad. Pero el presidente prefirió desoír a su pueblo. Tras celebrar consultas con todos los representantes de la sociedad egipcia, los altos mandos de las Fuerzas Armadas resolvieron adoptar medidas con vistas a cohesionar a la sociedad.
La jefatura del Estado la asumirá provisionalmente el presidente del Tribunal Constitucional, Adli Mansur. La Cámara alta del parlamento ha de ser disuelta. En el país se convocarán los comicios presidenciales y parlamentarios, mientras una comisión instituida ad hoc se encargará de introducir enmiendas en la Constitución. Los militares han asumido una tarea nada fácil, opina el director del Centro científico Oriente Próximo-Cáucaso, Stanislav Tarásov:
–Antes que nada, los militares han de formar un equipo de gestores, una especie del gobierno tecnócrata. Luego, elaborar un proyecto de reformas y empezar a ponerlas en vías de hecho, sanear la vida económica, ya que la economía de Egipto se halla en una situación desastrosa. Si los militares logran alcanzar esta meta y separar las incumbencias del Estado y de la religión, tal como en la época de Mubarak, Egipto tiene probabilidades de recuperarse.
Mientras tanto, la amenaza de permanentes convulsiones políticas se mantiene. Para evitarlo, los militares, que se responsabilizaro n de los procesos políticos en el país, deberán velar porque todo se haga en concordancia con las normas legales, opina la orientalista Marina Saprónova, profesora titular del moscovita Instituto Estatal de Relaciones Internacionales:
–Todo este reinicio de la institucionaliza ción política debe desarrollarse bajo un control sumamente riguroso ejercido por el Tribunal Constitucional y otras entidades constitucionales del país. Porque el problema fundamental de Egipto consistía en que anteriormente, los procedimientos electorales en parte se infringían. Y esto dio pie al Tribunal Constitucional para que disolviera primero a la Cámara baja del Parlamento y, luego, reconociera como ilegítima a la Cámara alta. Si el proceso político transcurre bajo un riguroso control por parte del Tribunal Constitucional, en un futuro, ninguna fuerza política podrá afirmar que las nuevas entidades del poder son ilegítimas.
En estos momentos, el Ejército trata de impedir el derramamiento de sangre. Los adversarios de Morsi se regocijan, pero en el país también hay millones de partidarios suyos. Tan sólo durante las últimas veinticuatro horas, en los enfrentamientos murieron 32 personas, centenares fueron heridas. Para evitar instigaciones, los militares cerraron las cadenas televisivas simpatizantes con Morsi. Fueron detenidos asimismo los líderes y miembros activos de la organización Los Hermanos Musulmanes. El propio presidente detenido se niega a reconocer como legítimos los cambios que se operan en el país.
ach/lj

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