martes, 30 de julio de 2013

¿Leer daña la salud?

¿Leer daña la salud?

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Desde que el hombre creó el abecedario, aprendió a conformar palabras con las letras y a escribir libros, en el mundo no disminuyen las discusiones sobre la utilidad o el daño de la lectura.

Defensores de tal proceso ha habido no pocos en todas las épocas: todos los sabios, monjes y otros portadores de la educación unánimemente han apoyado la lectura, insistiendo en que es imprescindible para la educación de un ciudadano integral, capaz de dirigir un estado y servir a la Patria con la fe y la verdad. Los más singularmente conservadores afirmaban que no se puede hacer un hombre bueno de aquellos que no aman y no quieren leer. 
¿Esto es así? ¿Es cierto que un individuo “lector” es un integrante mejor de la sociedad? ¿La lectura es útil o perjudicial? 
Para la salud de la persona la lectura excesiva puede resultar perjudicial, dicen los que “odian los libros”. En primer lugar una gran parte de los amantes de los libros usan gafas y tienen problemas con la vista a causa de la lectura en lugares mal iluminados, en la cama, en el metro, en el autobús; en segundo lugar, muchos de ellos presentan una desviación de la columna vertebral y como consecuencia de ello, dolores en la espalda, artritis, escoliosis y otros males. En tercer lugar, los “come libros” llevan un régimen de vida sedentario y por ello frecuentemente sufren de peso excesivo, tragando con entusiasmo no solo los libros, sino también el contenido de la nevera. Además de que, entre los lectores, están difundidos tales males como dolores de cabeza de diferentes etiologías, distonías vegeto-vasculares, disfunciones nerviosas. Y luego, la inmunidad de estas personas es varias veces más débil que la de aquellos que “odian leer”, ya que, “las polillas” o “las ratas” que es como sus contrincantes gustan de llamarles, la mayor parte del tiempo la pasan en locales y pasean poco al aire libre. En determinadas épocas hubo incluso persecuciones a la gente lectora. Se consideraba que ésta mortífera costumbre hacía daño al Estado, destruía la estructura de la sociedad y echaba a perder las relaciones con el poder. 
¿Qué piensan acerca de esto los científicos? Los especialistas del Instituto Nacional de Salud e Investigaciones Médicas de Francia llegaron a la conclusión de que la lectura como un fenómeno relativamente reciente en la vida del ser humano obliga al cerebro a asimilar ramas responsables de otras capacidades de trabajo. 
Los autores del experimento reunieron un grupo de sesenta y tres portugueses y brasileños, once de los cuales no sabían leer, veintidós de ellos aprendieron a leer de adultos y los restantes, durante la infancia, cuando estudiaban en la escuela. Los científicos no incluyeron en esta investigación, intencionalmente, a “estudiantes universitarios altamente calificados”, los cuales normalmente suelen presentarse como voluntarios en las investigaciones neurológicas. El resultado arrojó que el hábito de lectura afectaba la capacidad de reconocer los rostros humanos. 
Otro grupo de científicos descubrió que el intelecto, o sea, la capacidad general para reconocer y resolver dificultades, la cual unifica todas las capacidades cognoscitivas del ser humano −sentidos, percepción, memoria, idea, razonamiento, imaginación−, y la cantidad de libros leídos no están relacionados en manera alguna. O sea, que se puede leer mucho sin que tus conocimientos crezcan por ello, sobre todo, si se ha leído con el objetivo de entretenerse y matar el tiempo. 
Durante la lectura el cerebro humano recibe información, pero frecuentemente esta no solamente no resulta útil para la vida y la inteligencia, sino que es absolutamente asistemática. Durante la lectura de entretenimiento, no presionada por el desentrañamiento analítico del material de lectura, el intelecto está inactivo y por consiguiente, no se desarrolla. Para mantener la inteligencia en estado funcional es necesario no tanto leer, como resolver distintos tipos de tareas analíticas, incluidos los rompecabezas. La conclusión es la siguiente: se puede ser una persona muy “leída”, pero completamente no apto para la vida. 
La exageración, como es conocido, es dañina en cualquier aspecto. No se debe olvidar que la lectura es una de las mejores maneras de obtener información, pero cómo utilizarla, depende por completo de nosotros mismos. Sobre como leer en beneficio propio y para bien de nuestra salud, hablaremos próximamente. 
fs/kg 
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.

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