sábado, 6 de julio de 2013

El papel del ejército en las revoluciones árabes

El papel del ejército en las revoluciones árabes

El papel del ejército en las revoluciones árabes

El ejército es el elemento clave de las revoluciones árabes. Esta sentencia, que apareció últimamente en los medios mundiales, obtuvo otra confirmación incuestionable.

El generalato árabe, que parecía ser un observador indiferente de las manifestaciones de la oposición, de golpe se apoderó de la iniciativa y destituyó al presidente Morsi. Según analistas, era de esperar: el papel de los militares en la vida política de la mayoría de los países árabes siempre fue grande. 
Una opinión difundida es que el ejército no se ocupa de la política interna. No obstante, desde tiempos remotos los militares se ocuparon de lleno de la política interna. Los emperadores, zares y príncipes eran destituidos y llevados al trono con la espada de los legionarios, con los sables de los dragones y las bayonetas de los soldados de la guardia. Claro que con el tiempo la situación ha cambiado: las leyes de todos los países definen al ejército como instrumento de defensa ante el enemigo exterior. Sin embargo, cuando se llega a las revoluciones, de todos modos la última palabra la tienen los militares. 
Hoy en la mayoría de los grandes estados del mundo el ejército cumple sus funciones pertinentes: cuida la tranquilidad de los ciudadanos ante un posible ataque exterior, presta ayuda a la población civil en caso de desastres naturales o catástrofes tecnógenas. Pero hay países en los que los militares representan en sí una tercera fuerza, detrás de las autoridades civiles y la oposición. Aunque, mejor dicho, no es la tercera fuerza, sino la primera. Así fue en los años sesenta y setenta del siglo pasado en países de América Latina. Tal situación se mantiene hasta la fecha en muchos países de África. Y en el mundo islámico el comportamiento del ejército sigue desempeñando un determinado papel lo cual ha sido demostrado a todas luces por los sucesos de los últimos años. Sobre la cresta a la “primavera árabe” los militares cedieron el lugar a los islamistas, como ocurrió en Egipto, Libia o Túnez, o bien apoyan al poder público como sucede en Siria. 
Pero ahora el ejército egipcio decidió volver a tomar cartas en el asunto. Cabe destacar que Egipto es el ejemplo más palpable de “gobierno militar” reservado, subraya el politólogo Kiril Benedíktov: 
En cuanto a Egipto se refiere, a lo largo de las últimas décadas el ejército fue un verdadero poder. Quizás reservado, no se mostraba del todo. Como se sabe Hosni Mubarak fue representante del ejército. Y la propia retirada de Mubarak y el actual golpe de Estado contra Morsi, son manifestaciones del poder real, que en Egipto no varía en el curso de muchos años. En enfrentamiento entre los Hermanos Musulmanes y la parte liberal de la sociedad son solo olas sobre la superficie del mar. 
Es muy posible que los generales egipcios no tuviesen que ocultarse especialmente. Pero, en palabras del experto, el problema del generalato egipcio estriba en la falta de un brillante líder carismático. De ahí que haya que buscar una figura política entre las personalidades sociales y religiosas. 
Turquía está hoy algo aparte entre los países islámicos, si bien el ejército nunca dudó mayormente a la hora de injerirse en la política interna: los generales resolvían sin miramientos cualquier crisis. Sin embargo, la política del primer ministro Recep Tayyip Erdoğan, “la pausada islamización” del país, hizo lo suyo, dice el politólogo Alexéi Martínov: 
En los últimos años la política de Erdoğan apuntaba a disminuir el papel del ejército en la sociedad. El primer ministro practicó una importante rotación del generalato, los generales más populares fueron destituidos. Y el ejército turco no tiene hoy día en la sociedad y el Estado el otrora prestigio como, por ejemplo, en Egipto. Vemos que la influencia del ejército en Egipto permitió revertir la situación, devolver al país la vía secular de desarrollo. 
Según el politólogo, la enorme influencia que tienen los militares en la sociedad de los países árabes de Oriente Próximo y en Turquía obedece a las peculiaridades de su formación. Al decir del experto, en este caso no se trata del islam: simplemente la propia estructura estatal fue articulada por el ejército y en torno al ejército. 
En tanto, junto a la Siria inmersa en una guerra civil y a Erdoğan, que sueña con el liderazgo regional, está cobrando fuerzas un coloso. Irán no se avergüenza de expandir los conflictos internos con ayuda del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica. Además, el poderío del ejército iraní, pese a los años de sanciones internacionales, se agrandó considerablemente. Los observadores coinciden en opinar que Teherán ya logró la supremacía técnica sobre sus vecinos debilitados por las disputas intestinas. ¿Hacia dónde se dirigirá ese poderío? 
Las revoluciones en los países árabes obligaron al ejército, quiérase o no, a entrometerse en la lucha por el poder, ya sea para aliviar el proceso de transición o para defender al régimen. El comportamiento de los uniformados (sobre todo los altos cargos), su lealtad a las autoridades o a la oposición, desempeñaron el papel decisivo. Pero, al mismo tiempo, la posición del ejército resultó ser inestable. Es que no fue creado para eso. 
mj/kg

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