domingo, 14 de julio de 2013

A las afueras de Moscú de nuevo rugieron los motores de los tanques

A las afueras de Moscú de nuevo rugieron los motores de los tanques

El Festival Internacional Campo de Batalla permitió percibir la atmósfera de la Gran Guerra Patria y ser participante de los memorables sucesos de los años 1941-1945.

Estas actividades militares transcurren estos días (13 y 14 de julio) no lejos del conjunto conmemorativo de los 28 héroes de Panfílov, caídos durante la defensa de Moscú.
Un tanque T-38, perteneciente al Ejército Rojo, queda destruido al explotar una mina… No se consigue salvar a sus tripulantes, los nazi los ametrallan, mientras que a lo lejos se escuchan estallidos y las casas son pasto de las llamas. Los soldados alemanes desarrollan la ofensiva, mientras que las tribunas encolerizadas e indignadas los silban. La reconstrucción de uno de los combates reales de 1941 a las afueras de Moscú reunió a miles de personas entre participantes y espectadores. En este show bélico participaron unos ochenta clubes histórico-militares, casi un centenar de máquinas de guerra, incluyendo quince tanques, de modo que el combate resultó impresionante.
Maxim, el comandante de ese mismo tanque destruido, llegó desde Ekaterimburgo para participar en el festival. En su ciudad natal hace ya trece años que asiste a un club de historia y participa en las más diversas reconstrucciones de episodios de la Gran Guerra Patria. Una de las condiciones básicas de la veracidad de los hechos es no solo interpretar un papel, sino vivirlo, asegura el joven. Y por eso todo debe asemejarse lo máximo posible a la realidad:
—En 1941, cuando Alemania atacó sorpresivamente la Unión Soviética, cualquier máquina de guerra entraba en acción. Por ejemplo, tanques como éste – el T-38. Si usted se fija en la torreta verá señales de balas y las fisuras que dejaron los combates. La torreta del tanque realmente estuvo en medio del fragor de aquella guerra. El propio tanque fue ensamblado con piezas originales reparadas en un museo militar de las afueras de Moscú. De modo que nuestro tanque es un símbolo de los combates de 1941, en los que participaban tanques ligeros y medianos.
Después de hacer el servicio militar en el Ejército ruso, Alexéi Yani, ahondó en el estudio no solo de la Segunda Guerra Mundial, sino también de las tropas alemanas nazi de la Wehrmacht. Hoy es el presidente del Club histórico-militar Deutschland y en las reconstrucciones de los episodios militares combate del lado de los ocupantes. Alexéi reconoce que desde el punto de vista de investigador abrió muchas cosas nuevas para sí mismo.
En el ejército alemán nada era tal cual yo estaba acostumbrado y sabía por nuestro ejército. Cuando empecé a ocuparme de esto con frecuencia descubría las diferencias que existían entre estos dos ejércitos. El uniforme y el equipamiento de los alemanes presentaban muchos matices. Ellos eran muy astutos y a menudo no lograba comprender para qué complicaban tanto las cosas. Y esto despertaba en mí un interés aún mayor. Pero, dicho sea de paso, la disciplina y el adiestramiento tienen mucho de parecido. Los alemanes tienen una disciplina férrea y un adiestramiento peculiar, a diferencia, por ejemplo, de los ejércitos inglés o norteamericano, donde todo es más garboso.
Muchos participantes de los clubes históricos para compenetrarse plenamente con el papel y el tiempo de los hechos incluso hablan en la lengua de sus personajes: si es alemán – únicamente en alemán, si es un representante de las tropas aliadas entonces hablan en inglés. De esta manera uno comprende mejor los hechos y vive esa historia, afirman los participantes de la reconstrucción. Serguéi Isáev recién empieza a estudiar el inglés. El niño de once años necesita dominar el inglés no solo para una futura carrera exitosa. Él y su padre participan en la reconstrucción de las acciones de los comandos británicos de las tropas aliadas. A la par con los adultos, el niño participa plenamente en las operaciones bélicas:
Con papá hace mucho que venimos a este club. Él me traía y a mí me resultaba muy interesante. Papá me compró un verdadero uniforme a medida. Yo llevo los proyectiles hasta los morteros. La primera vez tenía mucho miedo, porque contienen pólvora y muchas sustancias explosivas. Pero a las explosiones y a los tanques no les tengo miedo. Y cuando crezca seguiré con este hobby y estaré a cargo de mis morteros.
A las afueras de Moscú vinieron a ver la reconstrucción de los combates no solo aquellos que saben de la guerra a través de los libros y las películas, sino también los veteranos. Pese a que el Teniente General Alexéi Fomin carga sobre sus espaldas el trabajo en la clandestinidad, muchos combates encarnizados, la pérdida de seres queridos y amigos, y hasta las penurias de un campo de concentración en Lituania, está dispuesto a recordar una y otra vez la guerra solo para que otros no se olviden de ella:
El alma quiere recordar. Era muy difícil. Entonces la gente moría por la Patria. Nací en 1927. Fui a combatir desde el primer día de la guerra. En marzo de 1941 cumplí catorce años y en abril ingresé a la Unión de Juventudes Comunistas. Cuando empezó la guerra, tras la intervención de Stalin del 3 de junio, a los jóvenes comunistas nos reunieron y nos dijeron que a partir de ahora dejamos de ser niños y somos soldados. Desde entonces comenzó mi guerra.
El veterano está seguro de que este tipo de reconstrucciones de episodios de la guerra es necesario, aunque sea para contar a la joven generación del país la verdad sobre la Gran Guerra Patria, para infundir en ellos el sentimiento amor a su Patria.
mj/as

No hay comentarios.:

Publicar un comentario