martes, 11 de junio de 2013

Turquía en un callejón sin salida

Turquía en un callejón sin salida

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Las masivas manifestaciones antigubernamentales en Turquía, provocadas por la protesta contra la tala del parque Gezi en Estambul, continúan movilizando el país.

En la noche del domingo tuvo lugar otro encontronazo de la policía con los participantes en la manifestación, en la plaza Kizilay de Ankará. La policía utilizó nuevamente gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar la multitud. Según las agencias de prensa, fueron detenidas cuatro personas, entre ellos un iraní. En la zona Sultangazi de Estambul se reunieron cerca de doscientas personas, que erigieron barricadas de tachos de basura y una parada de autobús. Alrededor de la 1:30 de la madrugada, los manifestantes fueron dispersados con gases lacrimógenos. 
En la noche del domingo se celebró un mitin en la plaza Taksim de Estambul. En ella participaron la Confederación de los Sindicatos de los funcionarios estatales, la Cámara de los médicos de Estambul, la Unión de Cámaras de los ingenieros y los arquitectos, la Confederación de las Uniones de los Trabajadores Revolucionarios y otros partidos. La policía no llevó a cabo intento alguno por dispersar estas demostraciones. 
“La lucha por cinco árboles se convirtió en la lucha de amplios sectores de la sociedad por la democracia. Si ustedes aman este país, detengan la crueldad policial. Somos el pueblo, estamos aquí y no nos iremos de aquí, hasta que nuestros reclamos no sean satisfechos”, declaró durante el mitin la presidenta de la Cámara de los Arquitectos de Estambul, Mudzella Japidsi. 
En vísperas, los representantes de la organización ecologista Plataforma Taksim expusieron sus exigencias: la inmediata detención de la reconstrucción del parque, la liberación a todos los detenidos, la dimisión de los gobernadores y jefes de servicios de seguridad de Estambul, Ankará y Hatay. 
El domingo, el primer ministro de Turquía Recep Tayyip Erdoğan participó en seis mítines, cuatro de los cuales tuvieron lugar en Ankará, y los restantes en Adan y Mersina. 
La retórica del primer ministro mantiene su tono en extremo agresivo. El llamó a los manifestantes del parque Gezi a abandonarlo, de lo contrario “tendría que decirlo en un idioma que entenderían”, y además amenazó a los participantes de las manifestaciones de que “pagarían las cuentas”. 
“El problema no reside en la tala de quince árboles. Están protestando aquellos que no pudieron vencer en las elecciones al Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD)”, declaró Erdoğan. 
Se crea la impresión de que el primer ministro se las quiere jugar todas, ya que cualquier debilidad de su parte puede ser aprovechada en contra por las fuerzas opositoras del país; el gobierno se ve en la obligación de mantener una línea dura. Y esto genera protestas, resultando un círculo vicioso. 
Los medios de prensa advierten cada vez más a menudo sobre la polarización cada vez mayor de la sociedad, lo cual solo puede llevar a un empeoramiento de la situación. El cronista del periódico Hurriiet, Gulse Birsel, llamó al sentido común: 
No es una discusión entre representantes de diversas etnias, entre los que votaron o no por el PJD, entre los que acuden o no al parque Gezi, entre los religiosos y los que no, entre los que beben alcohol o los que no. Todas estas personas son familiares, amigos, vecinos, incluso cónyugues. Turquía solo puede ser dividida en dos grupos: una mayoría diversa y pacífica, y una minoría agresiva, que siembra el odio. No se junten a aquellos que nos dividen en “nosotros” y “ellos”. Somos un todo único. 
Uno de los lemas más pintorescos de los partidarios de Erdoğan reza que el primer ministro no será entregado a ninguna fuerza que lo quiera ajusticiar. 
Al reprimir cruelmente la primera protesta contra la tala de los árboles el 30 y el 31 de mayo, el gobierno turco abrió la caja de Pandora. Aparte de quienes realizaban la manifestación pacífica, se despertaron otras fuerzas radicales, que estaban en estado latente y ahora sienten que llegó su hora. 
También existe la suposición de que esta ola de protestas fue iniciada por el PJD. Teifur Erdogdu considera que de ser cierta esta suposición, el PJD obtendrá provecho de esto, al medir en vísperas de las elecciones cuáles son los ánimos mejor que por medio de cualquier investigación sociológica. 
En este momento, la situación parece estar abocada a un callejón sin salida. Erdoğan llama a buscar una vía civilizada de los conflictos políticos, por medio de elecciones. En 2014 serán elegidos los jefes de las administraciones locales y el presidente, en 2015, los Majlis o parlamento. Erdoğan llamó a esperar siete meses antes de las elecciones venideras y no continuar acudiendo a los parques Gezi y Kugulu.
En siete meses nos encontraremos ante las urnas. Si hablan de democracia, libertades, derechos, no pueden pretender alcanzarlas por medio de la violencia, solo pueden alcanzarlas dentro de los marcos legales. En este país el tiempo de las bandas y las mafias ya se acabó, señaló el primer ministro. 
En el peor de los casos, en el país tendrá lugar una polarización cada vez mayor de la sociedad, la inclusión cada vez mayor de actores internos y externos, que continuarán trabajando por lograr un desbalance mayor de la situación, lo que puede conllevar a consecuencias lamentables. 
En el mejor, el gobierno, haciendo acopio de sus fuerzas, logrará reducir la ola de protestas, y considerando los estados de ánimo que han desbordado las calles, modificar el curso político del país. 
fs/kg/er

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