Las enfermedades del cerebro serán más fáciles de curar

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Científicos rusos probaron un método efectivo de lucha contra las enfermedades neurodegenerativas.

Ahora se podrán tratar, por ejemplo, los casos de Parkinson con células inmunitarias denominadas macrófagos. Son capaces de superar los “obstáculos” entre los capilares y el tejido nervioso del cerebro, y, además, los científicos las “obligaron” a transportar antioxidantes al lugar de inflamación del cerebro.

Las enfermedades del cerebro son difíciles de tratar. El cerebro está aislado del medio exterior por la caja craneal, y del medio interno – por la barrera hematoencefálica. Es una estructura celular entre los vasos sanguíneos y el sistema nervioso central. La barrera impide que muchas sustancias tóxicas la atraviesen. De ahí que resulte complicado administrar medicamentos – la mayoría de ellos simplemente no podrán superar la barrera. Los bioquímicos de la Universidad Estatal Lomonósov de Moscú lograron resolver este problema.

Los científicos elaboraron la nanotecnología de suministro de las medicinas a los sectores afectados del cerebro. Y ya han probado el medio contra la enfermedad de Parkinson, que se caracteriza por las alteraciones motrices.

Este medio –el fermento antioxidante catalasa– es transportado al tejido nervioso por los macrófagos. La catalasa posee una gran ventaja ante otros oxidantes. Es que se trata de un fermento catalizador. Y una de sus moléculas es capaz de catalizar selectivamente y con gran efectividad muchas moléculas de formas activas de oxígeno en la zona inflamada.

En los estados neurodegenerativos en el cerebro surge un foco de inflamación. Los macrófagos pueden penetrar a través de los seiscientos cincuenta kilómetros de capilares la barrera hematoencefálica y suministrar los medios necesarios a las neuronas afectadas. Las formas activas de oxígeno, que se forman en exceso en las células durante las inflamaciones y la formación de tumores, simplemente “atraen” hacia sí las células inmunitarias. Es por eso que tiene sentido alojar antioxidantes en los macrófagos. Y eso fue lo que se hizo.

El colectivo de científicos presidido por la bioquímica Elena Batrakova ya realizó experimentos exitosos del nuevo método de tratamiento en animales. Ahora los científicos se preparan para probar la nueva tecnología en voluntarios.

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