domingo, 30 de junio de 2013

El meteorito de Tunguska guarda bien sus secretos

El meteorito de Tunguska guarda bien sus secretos

река Тунгуска Красноярский край

“Hay que esperar a que ocurra algo semejante para poder dar una explicación clara y precisa de lo que pasó“.

Así comentan últimamente los astrofísicos el tema del meteorito de Tunguska. Desde su caída hace más de cien años se han publicado miles de estudios con las versiones más inverosímiles de su procedencia. El mayor impedimento es la falta total de fragmentos del eventual cuerpo espacial. Es obvio que la investigación del caso dura más de la cuenta. La explosión en el cielo sobre el río Tunguska tuvo lugar el 30 de junio de 1908, hace ciento cinco años.
“Un bólido más brillante que el sol”. Así describían los testigos el objeto que vieron en el cielo aquella mañana. De repente se produjo una explosión, la tierra se estremeció bajo sus pies y empezaron a caer y arder los árboles. En un área de cientos kilómetros a la redonda, estallaron los vidrios de la casas. En algunas partes de Europa y Asia en cielo permaneció iluminado durante varios días.
Muchos diarios publicaron la noticia, pero el caso quedó ahí sin ser investigado. Rusia se estaba sumiendo en una vorágine de guerras y revoluciones. La primera expedición científica a esa remota región de Siberia tuvo lugar solo en 1927. Los científicos descubrieron un área redonda de árboles caídos de unos cincuenta kilómetros de diámetro. No había cráter, ni fragmentos de un posible bólido. Tampoco los encontraron las expediciones posteriores, lo que generó muchas hipótesis. Entre ellas, la de una nave extraterrestre de propulsión nuclear que supuestamente explotó en el cielo de Tunguska, o la de un “agujero negro” que atravesó nuestro planeta, o un coágulo de antimateria. Los escépticos, a su vez, afirmaban que estragos similares se hubiesen producido al otro lado del planeta, en la zona de salida del “agujero negro”. Por fin, una versión empezó a preponderar dentro de la comunidad científica, comenta el jefe del departamento de la Física de Sistemas Estelares del Instituto de Astronomía de la Academia de Ciencias de Rusia, Oleg Málkov:
—El argumento es uno solo, pero el más importante. En el lugar de la caída del meteorito de Tunguska no se han encontrado sus fragmentos. Cuando en 1947 cayó el meteorito de Sijote-Alin, en el Extremo Oriente, hubo numerosos trozos de metal diseminados en la zona. Los seguimos encontrando hasta hoy día. Pero el bólido de Tunguska no ha dejado absolutamente nada. Por eso, lo más probable es que el cuerpo fuera blando, amorfo, tal vez un cometa.
Respecto a la onda expansiva, es típica en casos de interacción entre un cuerpo extraterrestre y la atmósfera del planeta. He aquí lo que dice al respecto el director del departamento de Física y Evolución de las Estrellas del Instituto de Astronomía de la Academia de Ciencias de Rusia, Dmitri Vibe:
—Los cuerpos espaciales entran a la atmósfera terrestre a una velocidad enorme, muy superior a la del sonido. Para ellos el aire es como una barrera sólida. Es decir, no es que el cometa explotó al entrar en la atmosfera. Lo que pasó es que chocó con la barrera de aire y se desintegró.
En los últimos años, el meteorito de Tunguska vuelve a centrar el interés de la comunidad científica y los medios de comunicación. Investigadores llevaron a cabo un estudio instrumental del lago Cheko ubicado en el epicentro del posible lugar de la caída del meteorito y sacaron la conclusión de que parte del bólido alcanzó la superficie del planeta dejando un hueco en el que posteriormente se ha formado el lago. No todos los expertos comparten esta versión. Otra hipótesis que hizo mucho ruido en los medios es del científico ruso Andréi Zlobin, quien publicó imágenes fotográficas de unas piedras que presentaba como fragmentos de un “cuerpo extraterrestre”. Este material jamás ha sido sometido a un análisis químico y, además, no está claro por qué el investigador permaneció callado durante tantos años, si dice que había encontrado esas piedras en 1988. Hace poco, se publicó un estudio de científicos ucranianos que descubrieron partículas de piedra en los pantanos de Tunguska diciendo que son restos de un meteorito. Un cometa puede tener incrustaciones de piedras, así que este hallazgo no contradice la versión del comenta. Para modelar mejor el evento de Tunguska, convendría hacer un paralelo con el meteorito de Cheliábinsk que atravesó la atmósfera terrestre en febrero pasado. Dmitri Vibe dice que solo hace falta más información de este último caso.
—Los estudios del meteorito de Cheliábinsk continúan. Ha pasado muy poco tiempo como para poder sacar conclusiones concretas. Expediciones científicas siguen trabajando sobre el terreno.
Los expertos de La Voz de Rusia sostienen que en el caso del meteorito de Tunguska la versión del cometa es la más probable. Y no cambiarán de opinión mientras no haya pruebas fehacientes a favor de otras hipótesis. En todo caso, la explosión registrada hace ciento cinco años sobre la taiga de Siberia sigue siendo un enigma.
mj/mo

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