viernes, 21 de junio de 2013

África: una historia marcada por hambre que necesita cambiar

África: una historia marcada por hambre que necesita cambiar PDF Imprimir E-Mail
  
Por Masiel Fernández Bolaños
Imagen activaRoma, 21 jun (PL) La región africana, favorecida con enormes recursos naturales, ha padecido históricamente los mayores niveles de hambre y pobreza del orbe.


Numerosos participantes en la Conferencia de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) coinciden en la necesidad de reforzar la ayuda a las naciones de ese continente.

La agricultura africana, según analistas, tiene un potencial de crecimiento enorme gracias a su abundancia de recursos naturales, una afirmación que exacerba la crudeza de una realidad centenaria: sus altos niveles de hambre y pobreza.

Algunos consideran incluso a esa actividad el pilar del crecimiento generalizado en la mayor parte de los países del continente, esencial en aras de alcanzar la seguridad alimentaria.

En África subsahariana, por ejemplo, el avance del Producto Interno Bruto (PIB) generado por la agricultura ha demostrado ser once veces más eficaz en la reducción de la pobreza que la expansión del PIB en otros sectores, muestran cifras divulgadas.

Sin embargo, acorde con estudios especializados, la inadecuada explotación de todo el potencial ha puesto en peligro la función que puede desempeñar dicha labor en la reducción del número de pobres.

Históricamente el llamado Continente Negro ha sido víctima del saqueo voraz de sus recursos para alimentar ambiciones individuales, en detrimento de la calidad de vida de los pobladores.

Muchos analistas atribuyen la crisis vivida principalmente a la falta de inversión en el sector agrícola, a lo cual se une el hecho de que algunas de sus naciones han incrementado la dependencia de la importación de alimentos en las últimas décadas.

Su vulnerabilidad climática contribuye a agravar la situación, ya que la agricultura se suele desarrollar en condiciones de secano, por lo que la dependencia de esa modalidad y los niveles muy bajos de irrigación hacen que sea especialmente sensible a las condiciones de un clima variable y cambiante, explican.

Aunque la variante a pequeña escala es la forma predominante de organización agrícola en África, la ventaja comparativa de que disponen los pequeños cultivadores en la producción se ve amenazada debido a que las explotaciones comerciales a gran escala están mejor situadas para gestionar los riesgos relacionados con la adopción de nuevas tecnologías y la difusión de conocimientos.

Para los académicos, tal situación evidencia la urgente necesidad de contar con programas y políticas que incrementen la capacidad de los pequeños agricultores de mejorar la productividad y de acceder a sectores dinámicos destinados al mercado nacional, regional e internacional.

Los programas, precisan, deben incluir la facilitación de la creación de organizaciones y otras formas de asociaciones comerciales que aseguren el control de la calidad y la inocuidad de lo producido.

tgj/mfb

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