El caso de los hermanos Tsarnaev, organizadores de explosiones en el maratón de Boston, obligó a los europeos a revisar su postura hacia los musulmanes radicales. Francia deportó ya a un marroquí de 24 años que llamaba a través de Internet a una guerra santa. En suma, en el último año París expulsó a 12 inmigrantes. El ministro del Interior de Alemania Hans-Peter Friedrich se solidariza con los franceses, declarando que Alemania hará listas de quienes haya secundado, aun que sea una sola vez, el extremismo, incluso en el espacio virtual.
El ejemplo de sus vecinos continentales puede ser imitado por Londres. El feroz asesinato del soldado por dos islamistas en la parte sureste de la capital británica puso en agitación a la sociedad. En varias ciudades de Inglaterra se llevaron a cabo actos de protesta, se registraron varios ataques a las mezquitas. El premier David Cameron y el alcalde de Londres Boris Johnson calificaron el asesinato del efectivo de atentado terrorista. Es cierto que después abandonaron la huella islámica en este crimen.
Las autoridades de la muy tolerante Suecia también tienen en qué pensar. A partir del 19 de mayo en los barrios de Estocolmo poblados por emigrantes se cometieron pogromos. La policía se vio obligada a arrestar a 13 individuos.
La revisión de la política interna por la dirección de Berlín será una piedra de toque. Como estiman los analistas. El recrudecimiento de la legislación, primero en Alemania, y luego posiblemente a nivel continental, ayudará a reducir la afluencia de islamistas radicales a los países de la UE. Por fin, Europa da pasos en dirección correcta, señala Dmitri Shaklein, experto en seguridad de la Duma de Estado.
–Las complejas decisiones políticas suelen ser ora políticamente correctas ora eficientes. En el caso dado Europa por fin pasa el acento de la corrección política a la eficiencia. El atentado en Boston fue la última gota de paciencia, si bien la propia situación viene de lejos. Queremos esperar que en lo sucesivo la razón triunfe sobre la moda política.
En general, hoy Europa se ve constreñida a resolver el problema que se había creado ella misma. El “gran hermano”, al otro lado del charco, también le ayudó en esto, considera Alexander Gusak, experto del Servicio Federal de Seguridad de Rusia:
 –Yo recomendaría a la comunidad europea proponer al Nuevo Mundo que revise su política respecto al mundo muslímico. Cualquier persona, si se la arrincona, pretende salir de este rincón. No justifico a los islamistas. Pero hay que comprender que imponer tal o cual “libertad”, “los principios democráticos” a las personas muy alejadas de esto (pues tienen sus tradiciones y conceptos de vida) conduce a consecuencias indeseables.