sábado, 9 de febrero de 2013

Volantes, Twitter de hace un siglo

Volantes, Twitter de hace un siglo
En la embajada estadounidense se imprimían; el senador Belisario Domínguez usó este medio contra Huerta
 
Hace cien años, con la Revolución Mexicana como contexto, los medios de comunicación tenían un servicio alternativo, los panfletos, un recurso que sirvió a los porfiristas y también a los que apoyaban a Madero, como “una especie de las actuales redes sociales”, señala el doctor Rosendo Bolívar Meza.

De acuerdo con el historiador, autor del libro La presidencia interina de Victoriano Huerta, la prensa estaba dividida, entre porfirista y maderista, en la ciudad de México. Ante esa división surgieron los panfletos y volantes.

El anonimato para difundir acuerdos, reuniones y las noticias sirvió a los involucrados en la lucha armada para propagar sus ideas y propósitos, tal como sucede con las redes sociales. El panfleteador de hace un siglo debió identificarse con quienes hoy, escribiendo los 140 caracteres en Twitter, actualizando el estado de Facebook o publicando cortos mensajes en chat, consiguen circular sus propias ideas, sentimientos y experiencias, sin la intervención de un medio de comunicación.
La sensación de leer al otro sin problemas se equipara a la identidad que se producía cuando alguien se inclinaba y recogía desde el suelo el pequeño papel que alguien había producido en una noche de activismo.
“La gran deficiencia, que no se compara con las redes sociales fue la difusión. Éstos circulaban a nivel local, en el centro, en provincia no se tenía mucho conocimiento. Había muchas limitantes, pero esto servía para los grupos interesados de la época”, señala el especialista.
Cuenta el historiador que muchos periodistas de la época ante el cierre de sus redacciones, dejaron de escribir de forma pública y comenzaron a imprimir sin nombre, salían volantes con seudónimos, sin fuente, ni dirección, ni teléfono... Sólo se publicaba la narración de los hechos y también las conspiraciones.
Así, en 1913 cuando se gestaba el golpe de Estado, el sótano de la embajada de Estados Unidos utilizó esta herramienta para persuadir a la población de que el gobierno de Madero era ineficaz y caótico, y así sumar adeptos para la toma de Palacio Nacional.
En este juego de panfletistas participó Belisario Domínguez en 1914, quien difundió un discurso en el que cuestionaba la muerte de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez a través de volantes. Éstos fueron impresos por la señora María Hernández Zarco, que trabajaba en la imprenta de Adolfo Montes de Oca, quien se negó a imprimir el discurso. La encargada de reproducirlos también los difundió y por ello fue perseguida por el gobierno, recuerda el historiador Morelos Canseco.
Aquellas hojas volantes se convirtieron cien años después en las actuales redes sociales.


El caso de la embajada
Así como las redes sociales de hoy en día, los panfletos sirvieron para desprestigiar o encumbrar las actividades de los políticos mexicanos. Algunas teorias sostienen que en el sótano de la embajada estadounidense se imprimían panfletos para alertar a la población de lo ineficaz que resultaba el gobierno de Francisco I. Madero y conseguir adeptos para la rebelión contra el mandatario. El embajador en ese entonces, Henry Lane Wilson, exigió garantías para las inversiones norteamericanas al presidente Madero, quien se negó, además de que había creado un impuesto a la exportación petrolera, lo que acarreó el disgusto de Wilson. Estas diferencias llevaron al embajador a inmiscuirse en la organización del golpe de Estado. Aunque de acuerdo con el historiador Servando Ortoll, aún no se comprueba que el estadounidense fuera el promotor de la destitución de Madero como presidente.

Alejandro Pinet
Historiador
“Era una sociedad en la que el autoritarismo estaba extendido, vieron en Huerta un escape del caos”

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