viernes, 22 de febrero de 2013

#ValorPorTamaulipas, la otra autodefensa

#ValorPorTamaulipas, la otra autodefensa

Escrito por // Homozapping

Imagen de la página de Facebook "Valor por Tamaulipas"
Imagen de la página de Facebook “Valor por Tamaulipas”
La nueva ola de grupos de autodefensa en Guerrero y en otras entidades como Oaxaca, atenazadas por el crimen organizado y la derrota de las fuerzas estatales de seguridad pública, ha despertado los viejos demonios del Estado mexicano. Tanto, que dos políticos del calibre de Manlio Fabio Beltrones, coordinador de la bancada del PRI en San Lázaro, y Angel Aguirre, su ex aliado y actual gobernador guerrerense, se enfrascaron en una serie de acusaciones mutuas.
¿Es legítimo y legal consentir que grupos civiles armados apliquen su propia ley para atrapar a los presuntos criminales? ¿Es un síntoma de la descomposición de diez años de corrupción y de “captura” de los cuerpos policiacos frente a los grupos del crimen organizado o es el inicio de un fenómeno que puede desembocar en escuadrones de la muerte o en grupos justicieros? ¿Es un problema de “usos y costumbres” o de incapacidad de las autoridades para asumir sus responsabilidades?
Son muchas preguntas en torno a este nuevo fenómeno que ha llamado la atención de los medios nacionales y extranjeros. Aguirre ha minimizado su existencia y argumenta que pueden ser aliados en la estrategia contra el crimen. Beltrones le reprochó al mandatario estatal que pretenda evadir su responsabilidad como responsable de las fuerzas del orden.
Sin embargo, no todos los grupos de autodefensa son armados y mucho menos convierten el uso de la fuerza en su principal escudo ciudadano. Otras iniciativas como la formación de redes ciudadanas de información y de prevención han surgido en entidades como Nuevo León, Coahuila y, especialmente Tamaulipas, quizá la entidad más fracturada por la guerra entre cárteles y el silenciamiento de los medios.
Justo el martes 19 de febrero, día del Ejército y del encontronazo entre Beltrones y Aguirre, a dos días que se ventilaran las amenazas contra el creador de la página en Facebook #ValorPorTamaulipas, detonaron dos bombas frente al Palacio de Gobierno de Ciudad Victoria. Hubo tres heridos y una ola de pánico entre los habitantes de la capital tamaulipeca.
La página #ValorPorTamaulipas y la cuenta en Twitter de esta red funcionaron precisamente para informar y generar seguridad entre los ciudadanos de esta entidad que sólo confían en estas iniciativas que están al margen de los periódicos, grupos de medios electrónicos y con un discreto apoyo también de las fuerzas policiacas y del ejército.
La página de Facebook  pasó de 156 mil seguidores a 160, 761 en dos días. La información que subió #ValorPorTamaulipas desmintió que se tratara de un “coche-bomba” como fue el rumor inicial. Mencionó a una joven herida. Hizo recomendaciones para no transitar por determinadas calles. Y precisó: “no hay dato al momento confirmado sobre algo de mayor magnitud”.
Esta iniciativa se enlaza con otras páginas como “Esperanza por Tamaulipas”, “Un Grito de Ayuda”, “Responsabilidad por Tamaulipas” “Vinculación Civil-Militar México”, entre otras que tienen por objetivo informar dónde hay enfrentamientos, cuáles son los puntos de corrupción y cómo deben los ciudadanos adoptar medidas de seguridad.
Quizá por esta razón se han vuelto tan incómodas para capos y autoridades que no saben exactamente cómo controlar estas redes.
Su editor, cuya identidad se mantiene en reserva, ha sido amenazado por presuntos cárteles que se disputan desde hace una década el control de esta entidad fronteriza. La revista Proceso publicó un mensaje mafioso, distribuido a través de un volante donde le ponen precio a la cabeza de quien inició y edita esta página:
“600 mil pesos para el que aporte datos exactos del dueño de la página de Valor por Tamaulipas, o en su caso, de familiares directos, ya sean papás, hermanos o hijos o esposa”.
El mismo volante dice que se dará el dinero después de que la persona que proporcione la información identifique al editor y a su gente más cercana para “callarles el hocico a estos pendejos que se creen héroes”.
El mismo editor, en declaraciones al periódico El Universal y al noticiario radiofónico de MVS Noticias conducido Carmen Aristegui, advirtió que aunque a él lo asesinan, las redes sociales seguirán funcionando como una resistencia frente a los cárteles.
“La información es el trabajo conjunto de muchas personas, representa una alternativa a lo que los medios tradicionales no informan”, señala el mismo editor en sus respuestas hechas también a través de su página en Facebook.
El editor informó que la mayor parte de la información le llega a través de colaboración ciudadana. Admite que algunas advertencias o reportes resultan siendo falsos, “pero los toleramos, pues su porcentaje es muy bajo”.
“-¿Cómo nació esta idea?
“-Las redes sociales ya estaban actuando en la prevención de situaciones de riesgo. Me sumé”, respondió a El Universal.
La divulgación de amenazas de muerte contra este editor ha creado una incipiente ola de solidaridad y de advertencia en las mismas redes sociales. Aún es necesario generar un Trending Topic con la frase #ValorPorTamaulipas. Algunos usuarios de las redes sociales han lanzado estos mensajes:
@AzutrixxX Joplin: “No permitamos que el miedo se apodere de nosotros, la censura nos ate de las manos y la violencia sea nuestra realidad. #ValorPorTamaulipas”.
@HijodeSalamanca: “Animo a #ValorPorTamaulipas son gente de bien que merecen el apoyo a la comunidad”.
@_Puchucu: “#ValorPorTamaulipas. Todo el apoyo, y que las autoridades cumplan con su deber…al menos esta vez”.
@Lenka_Chomba: #ValorPorTamaulipas sólo difunde la verdad!!!”.
La ola de solidaridad apenas inicia, pero en la misma página de Facebook y e la de Twitter se puede uno dar cuenta por qué tiene tantos seguidores. Los usuarios han convertido la información y no las metralletas en su principal arma de resistencia y confrontación a la violencia doble generada por el crimen organizado.
Tal vez sea el inicio de un uso mucho más práctico y menos sanguinario de las redes sociales y de los medios de comunicación ante la “guerra” que justificó todo tipo de excesos y de corrupción.

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