domingo, 2 de diciembre de 2012

Televisión abierta y EPN: La espiral del silencio rota (Primera Parte)

Tratando de leer entre las lineas noticiosas, muchas de las veces tenemos que viajar a noticias pasadas, para que las presentes las entendamos y le atinemos lo mas certeramente a las noticias futuras: Angel Sandoval

Televisión abierta y EPN: La espiral del silencio rota (Primera Parte)

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“Una mentira repetida mil veces se convierte en una realidad
Joseph Goebbels
En este 2012, año apocalíptico desde el fin del quinto sol maya hasta el fin de la alternancia política en el poder Ejecutivo de nuestro país, hay dos imágenes que a pesar de reflejar el estado en el que se encuentran el poder político y la imagen televisiva en nuestros tiempos han pasado desapercibidas.
Por un lado aparece el conductor del programa matutino “Venga la Alegría” Raúl Osorio vestido de Batman regalando juguetes mientras promueve su candidatura a diputado federal de la coalición Compromiso por México (PRI- PV) en la delegación Venustiano Carranza. Del otro lado Rafael Acosta “Juanito”, ex jefe delegacional en Iztapalapa, cayendo de un caballo al intentar hacer un reto para ganar puntos en el reality show “La Isla”.
El que “Juanito” no haya ganado el reality, ni Raúl Osorio la diputación, no significa que la política y la televisión no puedan funcionar juntas. Más bien refleja el nulo intento de TV Azteca de copiar los modelos que han llevado al éxito comercial a su “competencia” Televisa. Empresa líder en telecomunicaciones en habla hispana; poder fáctico que pasó de ser “un soldado del PRI” al comandante supremo, capaz borrar de la escena política o de proyectar a cualquier personaje como el hombre más preparado para gobernar una nación.
Desde la fundación de Televisa en 1972 la empresa ha moldeado a la opinión pública hacia el control social, siguiendo un modelo psicosocial que la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann bautizara como la espiral del silencio. Un modelo que busca más allá de la relación opinión-razón, la opinión-reputación; enmudece a las minorías mientras más se difunde; genera prioridades y “temas urgentes” a conveniencia, lo que provoca un clima de opinión sin participación democrática, legitimando las acciones del gobierno.
La espiral del silencio ha funcionado en Televisa más que la institucionalidad del PRI, fracturada desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari y derrotado con el “cambio” de Vicente Fox. Esta fractura ha permitido que el cuarto poder controle un terreno mayor que el de la comunicación y legitime sus acciones sobre el mismo Estado, como se ha visto con el sometimiento del Legislativo en la Ley Televisa, del Ejecutivo en la Licitación 21 y la negativa al proyecto “banda ancha para todos”, y de las instituciones como la Cofetel y la Cofeco  ante la unión Televisa-Iusacell y la simulación de condicionar las bases para la licitación de una tercer cadena de televisión digital terrestre en este mes.
Desde 2005, Televisa y el Revolucionario Institucional apostaron llevar al poder a un candidato que fuera “producido” por asesores de imagen más allá que por asesores políticos; por productores de televisión por encima de gobernadores o padrinos partidarios; por historias de telenovela superando los logros como gobernador. Sin embargo, como escribe el periodista Jenaro Villamil en Peña Nieto: el gran montaje, la política “a partir de su matrimonio con el espectáculo, su divorcio de la sociedad ha sido cada vez mayor”.
El priorizar la imagen del gobernador priísta Enrique Peña Nieto sobre el partido político y el plan de trabajo de su candidatura, mientras los demás medios polarizaron sus contenidos y las redes sociales aparecían en el escenario, en la opinión pública se fue formando una corriente y una intensidad negativa hacia los aspectos descuidados. Descuidos tan elementales como el no preparar los posibles escenarios en una feria del libro  hicieron que el equipo entero saliera del guion, lo que rompió la espiral del silencio y la credibilidad del montaje.
En la presentación de su libro titulado México, la gran esperanza. Un Estado eficaz para una democracia de resultados, el exgobernador del Estado de México dio muestra de su nula capacidad de improvisación sin un teleprompter al frente, además de un bajo nivel cultural, cuando no pudo contestar la pregunta: “¿Cuáles son los tres libros que han marcado su vida personal y política?”. Su confusión por títulos y autores de libros, sumado a la importancia de la Biblia (no toda) en su vida, le valdría la burla y el descontento de un sector importante de la población mexicana, jóvenes universitarios en su mayoría.
Este descontento de la juventud generó cinco meses después lo que varios periodistas denominaron “viernes negro” para Peña Nieto el 11 de mayo del presente año, cuando cientos de jóvenes reunidos en la Universidad Iberoamericana le reclamaron por primera vez y de frente sucesos que no aparecieron en la agenda setting de los medios masivos de comunicación, como el caso Acteal o su relación con Carlos Salinas y Arturo Montiel.
La poca cobertura de los medios convencionales, las declaraciones de líderes de opinión del PRI como su presidente Pedro Joaquín Coldwell, y la difusión de videos e imágenes de lo ocurrido en redes sociales, causó lo que en el modelo de espiral del silencio llaman clima de doble opinión: la diferencia entre el clima percibido por la población y el clima representado por los medios.
Surgió el movimiento #YoSoy132, el cuál atacó no sólo al personaje, sino también a los brazos detrás. Hicieron del derecho a la información y a la libertad de expresión sus principales demandas. Reclamaron democratización de medios ante el mal manejo de la información en los mass media y la complacencia de los gobiernos panistas de darles todo a cambio de nada. Reactivaron la comunicación boca a boca y la manifestación codo a codo.
La involución que Sartori expone en el Homo Videns es sustituida por lo que el doctor en Ciencias Políticas, César Cansino, denomina como el surgimiento del Homo Twitter: “un ser que ha recuperado el gusto por la escritura, el sentido y la pertinencia en el debate, que ha reivindicado la comunicación horizontal, la confrontación de ideas y opiniones, la letra sobre la imagen”, acompañado por el Homo Zapping que delibera, critica, monitorea y genera contenidos en una comunicación bidireccional entre medios y ciudadanía.

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