martes, 18 de diciembre de 2012

¿Será verdad tanta belleza? ¿Es real y será efectiva la armonía que vemos en nuestros políticos?

¿Será verdad tanta belleza? ¿Es real y será efectiva la armonía que vemos en nuestros políticos? El Mar, 18 de Diciembre de 2012, 03:14 am, por Ángel Verdugo
No cabe duda que no pocos de nuestros “analistas”, con cualquier cosa se conforman; o como diría el clásico, “a cualquier taco le llaman cena”.
Viene a cuento esto, no sólo por “las múltiples manifestaciones de armonía y colaboración” que nos han brindado —estas últimas dos semanas— algunos miembros conspicuos (ilustre, visible, sobresaliente) de nuestra clase política, sino por lo que aquéllas han generado en quienes dicen ser objetivos (y optimistas) en sus análisis.
Hoy, la subjetividad brota cual agua de drenaje e inunda buena parte de los espacios de opinión; los buenos deseos, el voluntarismo perverso y las ilusiones, ocupan cada resquicio por donde pudiere colarse alguna “opinión pesimista”. Abundan los que no cesan de repetir —como prueba irrefutable de su objetividad y visión optimista— el trillado argumento del vaso medio vacío o medio lleno; olvidan con ello, la regla elemental relacionada con las expectativas que cada nueva administración genera: la realidad quebró hace mucho tiempo el viejo y desgastado vaso.
Lo que vemos hoy entre algunos dirigentes políticos, junto con sus muestras de amabilidad y disposición a sentarse a firmar éste o aquel documento político, ¿es real y sobre todo, será efectivo? ¿Las ilusiones de los muchos, son avaladas por la experiencia de estos últimos 30 años?
Los problemas estructurales en una economía, ¿así se resuelven? ¿Sin dolor alguno, sin medidas impopulares? ¿Qué pasa con éstas, que la experiencia demuestra deben ser tomadas y aplicadas con firmeza, sin la menor vacilación?
En pocas palabras, ¿lo que señalamos durante decenios en relación con los obstáculos casi insalvables para concretar las reformas estructurales que nos permitirían crecer, atraer inversión y crear centenas de miles de empleos, fue una impostura (fingimiento o engaño con apariencia de verdad)? ¿Exageramos sin necesidad porque, como dicen los adoradores de la baratija del vaso, basta la amabilidad y el apretón de manos para resolver problemas estructurales?
Si esto así fuere, los vasofílicos podrían aprovechar su sapiencia en Atenas, Madrid, Lisboa, Roma y París; ahí, con toda seguridad por los resultados que obtendrían les levantarían sendos monumentos, pues habrían logrado, con un modesto vaso, lo que a millones parecía, además de difícil, impopular y doloroso.
Sin embargo, por más énfasis que aquéllos pongan en sus palabras y por más convincentes que quieran parecer y aparecer, la realidad de los problemas estructurales no desaparece ni con una fábrica de vasos, llenos todos de lo que usted prefiera.
Los problemas que impiden que una economía crezca a tasas altas para sacar a millones de la pobreza y la marginación, no saben de vasos, llenos o vacíos; estas cursilerías —propias de ingenuos o panegiristas de políticos—, sólo confunden.
No necesitaremos mucho tiempo para ver que la ilusión del vaso, fue sólo eso, ilusión o el espejismo que ciega a los que se niegan a aceptar —por ignorancia o interés—, que el camino efectivo para resolver los problemas estructurales es el de las medidas dolorosas e impopulares.
Pronto lo verá usted y cuando eso suceda, del vaso —lleno o vacío— y sus promotores, no quedará ni el recuerdo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario