miércoles, 19 de diciembre de 2012

Así cayó la Banda Televisa

Así cayó la Banda Televisa

Escrito por

confidencial.com.ni
El 20 de agosto pasado, mientras eran interrogados por separado por detectives nicaragüenses en el puesto fronterizo de Las Manos, los 18 mexicanos dieron cuatro versiones distintas que los delataron: unos contestaron que se dirigían a Managua a realizar una investigación sobre lavado de dinero, otros que viajaban a Costa Rica a realizar una investigación a las tiendas Wal-Mart, uno de ellos expresó que realizarían en Nicaragua un trabajo sobre turismo y los más ingenuos que venían a buscar información sobre instituciones del Estado.
La que más sorprendió a los investigadores fue la jefa del grupo Raquel Alatorre, quien manifestó que venían a Nicaragua a investigar a Carlos Slim, el millonario mexicano propietario de America Movil, que opera en Nicaragua la telefónica Claro. Sin embargo, Alatorre cambió su versión e inmediatamente dijo que viajaban a Costa Rica a investigar “a un tal Carlos”, supuestamente ligado a la compañía Wal-Mart, según declaraciones de un testigo en el juicio que se celebra en Managua contra la llamada ‘Banda Televisa’.
“Otros explicaban que realizarían unas investigaciones, pero no sabían qué ni a quiénes iban a investigar”, dijo un agente antidroga, identificado como Oficial bajo código número dos, en el intercambio de información y pruebas entre la Fiscalía y los abogados defensores. “Se notaban bastantes nerviosos ante las preguntas. Por estas diferentes versiones y el nerviosismo que mostraron es que se logró determinar que imperaban grandes contradicciones entre ellos”.
Los 18 mexicanos se movilizaban en seis van con emblemas y documentación de Televisa y simulaban ser un equipo de reporteros en misiones periodísticas por Centroamérica. Pero la Policía de Nicaragua y la Dirección de Investigación para la Defensa del Ejército ya estaban alertadas.
Cuando los investigadores les hicieron notar que se contradecían, varios de ellos se justificaron diciendo que habían firmado un contrato de confidencialidad con Televisa y que si lo rompían podían ser despedidos. Todos dijeron que la productora, presentadora, reportera y jefa del grupo era Raquel Alatorre Correa, que minutos antes había sido interrogada brevemente por otro oficial.
Un día antes, el domingo 19 de agosto a las nueve de la noche, repicó el teléfono en el número de emergencia 118 de la Policía Nacional. Lo que escuchó al otro lado del teléfono dejó perplejo al oficial que contestó la llamada.
 “El día de hoy a eso de las siete de la noche en el hotel Presidente Intercontinental que está en Tegucigalpa (Honduras), se reunieron 20 sujetos de nacionalidad mexicana y sostuvieron una conversación acerca de obtener información del Estado de Nicaragua y que dicha información sería utilizada para desprestigiar al gobierno de Nicaragua”, dijo la voz anónima. El informante se negó a dar su nombre y sus números de contactos, aduciendo temer por su vida.
Esta versión de la Policía de cómo lograron desarticular a la banda, que rola en el expediente judicial, es considerada como descabellada y “bastante ingenua” por un ex alto jefe policial, que ahora en el retiro no quiere contrariar públicamente a sus ex compañeros. Los policías de alto rango retirados en Nicaragua mantienen una pensión casi idéntica a su último salario.
Alatorre Correa pide disculpas
A las 9:30 de la mañana del 20 de agosto llegó a la frontera el agente antidroga identificado en el expediente judicial como Oficial bajo código número tres. Vestía de civil y se colocó justo entre la “guarda raya” que divide la frontera entre Nicaragua y Honduras.
El oficial observó como a las 10 de la mañana ingresaron las seis van con los mexicanos —que el informante anónimo había alertado la noche anterior— al parqueo destinado para la Aduana nicaragüense.
Una mujer vistiendo jean azul y camisa polo con logotipos de Televisa ingresó al área de despacho migratorio con 18 pasaportes mexicanos en sus manos. Era Raquel Alatorre Correa.
Mientras otros dos investigadores se hacían cargo de los 17 varones de la caravana, el oficial código tres siguió a Alatorre Correa. “(En el área de gestiones de migración) se encontraba una ciudadana con acento mexicano, la cual portaba una credencial de Televisa (la A71438)”, relata el oficial. Televisa niega rotundamente tener vínculos con la banda mexicana.
— ¿Hacia dónde viajan?—le preguntó el policía.
— “No le puedo decir—. Contestó en tono prepotente después de voltear a mirarlo. El  oficial de migración le hizo saber a la mujer que quien hacía las preguntas “era uno de los jefes”.
El investigador policial le pidió a la mujer que lo acompañara a una de las áreas restringidas de las oficinas de migración. Ahí Alatorre  con un tono más humilde le pidió disculpas y le dijo le voy a decir la verdad: “Nosotros andamos investigando a un ciudadano mexicano que se encuentra lavando dinero en el país”, relata el expediente policial.
El oficial la dejó sola. Ingresó a otra oficina con los 18 pasaportes y la documentación de las seis van en sus manos y por el celular le avisó sus superiores para que revisaran los antecedentes de ingresos y salidas. Muy cerca de ahí, sus otros compañeros apenas comenzaban a interrogar al resto de miembros de la caravana.
A pesar de las contradicciones la Policía no se atrevió a capturarlos. Los mexicanos tenían buenas coartadas. Viajaban en seis vehículos con equipos de alta tecnología, para transmitir imágenes vía satélite, valoradas en 800 mil dólares y estaban inscritas, según su tarjeta de circulación, a nombre de Televisa.
Alatorre Correa hacía llamadas a México supuestamente a sus responsables en Televisa. Marcó, incluso un número celular para la protección de mexicanos que contesta en Nicaragua el cónsul azteca Germán Murguía. El diplomático le dijo a la periodista Carmen Aristegui que ella se identificó como reportera de Televisa.
Y para simularlo Alatorre Correa tenía todos los flancos cubiertos. En un folder andaba cuatro cartas supuestamente firmadas por el vicepresidente de información de Televisa Amador Narcia Estrada, dirigidas a autoridades centroamericanas y pidiendo sus buenos oficios para la movilización de los 18. El funcionario de Televisa negó categóricamente que esa fuera su firma.
El nueve de noviembre pasado Confidencial y Noticias MVS publicaron la agenda de Alatorre Correa y las llamadas que realizó a México entre el 20 y el 23 de agosto. Destacan dos números identificados como Lic. Amador Narcia y Oficina Televisa. Por supuesto, tanto el ejecutivo como la televisora niegan que sean sus números.
Con tantas contradicciones en el ambiente la Policía se inventó una figura: retención, que en la práctica equivale casi a prisión. Los 18 falsos periodistas durmieron ese 20 de agosto en las fronteras y el martes 21 se trasladaron a Managua –custodiados por la Policía—para hospedarse en el Holiday Inn. Mientras los vigilaba para que no huyeran, la Policía le consultó el 22 de ese mismo mes  a la embajada mexicana si en verdad eran reporteros de Televisa.
Un día después, el 23 de agosto por la tarde el embajador de México en Nicaragua, Rodrigo Lavardine, informa oficialmente mediante una comunicación diplomática que ninguno de los 18 es trabajador de Televisa.
Ese mismo día por la noche la Policía inspeccionó minuciosamente los seis vehículos, encontrando escondidos en caletas más de 9.2 millones de dólares, la más grande incautación de efectivos en la historia del país. El 24 de agosto oficialmente los 18 mexicanos fueron arrestados.
La misteriosa “licenciada”
Raquel Alatorre Correa es una mujer delgada. A simple vista lo que más sobresale de ella es un rostro serio de “cara de pocos amigos” y unos senos pronunciados. Las veces que ha sido llevada a audiencias en los juzgados es la única que no baja el rostro: como diciendo “aquí estoy, soy yo y qué”, cuando fotógrafos y camarógrafos se empujan por sacarle el mejor ángulo.
En los informes que los investigadores policiales pasaron a sus superiores la describen como una líder natural, que no se amilana ante la más difícil de las preguntas. “Una mujer sicológicamente muy estable”. Lo detectives siempre dicen que es una mujer que maneja muchísima más información de la que ha revelado.
Johana Fonseca, parte del equipo de abogados que defiende a los mexicanos, dice que cuando los acusados quedan solos después de las audiencias con abogados, policías y defensores, es la única que no demuestra miedo ante la Policía.
En México Alatorre Correa poseía una fortuna. La PGR le decomisó propiedades, dinero lingotes de oro y plata valorados en 15 millones de dólares. En los garajes de las 12 propiedades que les decomisaron había vehículos de lujo, pero el que más sobresale es un Porsche.
Los pasos de Alatorre Correa por Nicaragua comenzó a darlos en el 2008. Desde este año hasta que fue capturada había ingresado al país 19 veces.
¿Ingresaron en un camión?
Un funcionario de Migración del puesto fronterizo de Peñas Blancas —por donde los mexicanos ingresaban a Costa Rica— recuerda que Alatorre Correa y por lo menos una docenas de mexicanos pasaban y “eran tratados con privilegios”. No hacían filas. Su gestor era Fidel Morales, un hombre que cuando cayó la banda.
El funcionario, que pidió anonimato por temor a perder su empleo, dijo que Morales fue detenido también cuando cayó la banda, y que luego quedó libre. En la agenda de Alatorre, en poder de Confidencial, se registra un número como Fidel Morales. Cuando se marca, inmediatamente cae el buzón de voz.
“Aquí (en la frontera) pasaron una vez hasta en un camión. El camión estaba pintado y decía Televisa”, contó la fuente. El vocero policial Fernando Borge, mantiene que la Policía no dirá nada más sobre la banda de falsos periodistas porque están a la orden del juez.
La Fiscalía nicaragüense acusa a los 18 mexicanos de transporte internacional de drogas, lavado de dinero y crimen organizado, en un juicio que arranca este lunes bajo las más estrictas medidas de seguridad.

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