sábado, 29 de diciembre de 2012

2013, el ascenso del neogore


2013, el ascenso del neogore


El calendario gregoriano se ha visto desplazado por el calendario Apple; a nuevos lanzamientos corresponden nuevas expectativas. Las emociones generadas por el ambiente estético/tecnológico han dejado atrás a las emociones humanas. Sin embargo, no hay animal más testarudo que el humano. Un regalo y santa Claus son suficientes para infantilizar el ambiente. La globalización de los procesos miméticos/infantes comenzó mucho antes que el trillado consenso de Washington. Pero eso no es todo. La cultura gore se ha colado al mundo Disney gracias a la globalización de la estupidez. 2012 se despide de una manera pueril con el famoso fin del mundo. El neogore es tan simpático como entretenido.

Ciframos nuestra esperanza en la evolución de los dígitos, por ejemplo, 2013 será mejor que 2012; 2014 superará por mucho a 2013 y así sucesivamente. La realidad es que confundimos el valor máximo con la calidad de vida. Uno más uno no siempre es igual a dos.

Nietzsche no estaría de acuerdo con los cantamañanas optimistas, decía que la esperanza es el peor de los males. Otro de los filósofos, el mexicano Chabelo, piensa lo contrario: la esperanza del rating crece al pasar de los años. Lo que es cierto, es que el aburrimiento se acumula a lo largo de los años y nosotros nos reímos más. Veinte siglos y contando. La revista Time, por ejemplo, es noticia una vez cada 365 días: cuando anuncia su portada del personaje del año. Al parecer, los ritos encienden el ánimo entre los nostálgicos. Time es una revista que nació y murió en el siglo pasado pero nosotros la seguimos celebrando.

2013 borrará a la primavera árabe y a El otoño del patriarca Chávez. El invierno económico se extenderá de diciembre a diciembre. Sobre todo en España. Rajoy es el chef a quien la estufa se le ha descompuesto. La troika salvará a los bancos pero éstos continuarán siendo los principales enemigos del peatón que se mete a tomar una cerveza al bar para corear los goles de Messi. Más recortes, más impuestos, menos gobierno, más goles: fórmula de vida. Rajoy se agobia al ver a su vecino Hollande recurrir a las nacionalizaciones. Salvamentos sin ideología, como sí ocurría en el XX, no se habían observado. Ahora se trata de urgencias estatales para impedir que el desempleo crezca. Ojo con Portugal. Las transferencias monetarias involuntarias de la economía doméstica hacia la estatal, provocará que el desánimo supere, en términos porcentuales, a la caída en el consumo de bienes fantásticos y suntuarios. Los fados continuarán como mainstream en la zona euro. La excepción será Angela Merkel, quien vencerá a Peer Steinbrück sin despeinarse. Su estabilidad estará correlacionada con el nivel de agresividad de Berlusconi. Il Cavaliere, pronto regresará al lugar del que nunca salió, el Parlamento. Promete que su vida privada no la hará pública y que la pública no la convertirá en espectáculo, todo, claro, después de su boda. La fuerza del amor.

Bachar al Asad será abandonado por Putin quien, al presidir del G20, tendrá que simular rasgos de demócrata; a regañadientes liberará a las integrantes de Pussy Riot, en efecto, será decisión de él y no de los jueces. China será el último aliado de Siria en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Los Hermanos Musulmanes, en Egipto, cederán soberanía cultural a cambio de poder. El mismo que el eje chavista perderá. El ejemplo ya lo dieron Los Hermanos Castro con el anuncio de que lanzarán nuevas propuestas desde el simulacro de Parlamento. Por su parte, Colombia, Nicaragua, Bolivia y Ecuador continuarán con sus conflictos cartográficos. Pasan los años y los problemas sufren regresiones. El mapa como droga; los siglos como grilletes.

En la agenda de promesas de Obama, las armas llevarán a los migrantes al histórico enésimo puesto. Y así, llegará diciembre. El neogore nos sorprende.

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