lunes, 12 de noviembre de 2012

PRI va por reforma energética con cambios constitucionales

PRI va por reforma energética con cambios constitucionales

Credito:
Karol García / El Economista
Foto Archivo: EE
Inevitable. El próximo año se discutirá un paquete de reformas para modificar al sector energético nacional; por ello se debe iniciar cuanto antes la discusión enfatizando la participación de la sociedad. Si realmente se quiere transformar al sector en la palanca de desarrollo nacional que se desea, se necesita revisar la Constitución en lo relativo a la propiedad de los recursos, la potestad para enajenar su explotación y la pertinencia de monopolios en el país. Éstas fueron las principales consideraciones de algunos de los actores que aportarán sus argumentos en el proceso, convocados por El Economista en el Foro Reforma energética, posibilidades, condiciones y necesidades.
El presidente de la Comisión de Energía del Senado de la República, David Penchyna, aseguró que tendrá el mismo costo político hacer una gran reforma que involucre cambios en el Artículo 27 –sobre la propiedad de los recursos y las condiciones para enajenarlos– o hacer esbozos como en el 2008, los cambios quedaron rebasados en comparación con el tamaño del sector; por tanto, se debe ir por todo dadas las condiciones del sector petrolero nacional, que requiere inversiones por 80,000 millones de dólares anuales y sólo cuenta menos de una tercera parte de este monto.
Para el priísta, el espejo de una reforma energética es el aumento masivo de empleos, algo que sólo movimientos intensivos de capital –como los de un sector energético sólido– puede, lograr. Por ende, las condiciones actuales son las más propicias, “al fin hemos llegado a una alternancia de partido en el poder y a ello se le añade que hay una oposición racional con la que se puede argumentar”. Agregó que no podría darse un mejor contexto internacional con altos precios de los hidrocarburos, ajustes en cantidad y tipo de reservas de cada territorio y crisis económicas y energéticas en algunas regiones que crean la demanda que México puede ofertar.
UN MONOPOLIO SIN REGLAS
Miriam Grunstein, especialista del Centro de Investigación y Docencia Económicas, dijo que existe la falacia de que la reforma por sí misma traerá apertura y prácticas sanas, por lo que también se deben fortalecer los órganos regulatorios y supervisar la implementación de los ajustes.
“Me preocupa que nuevamente se realicen las cosas al revés: que haya modelos constitucionales que se queden como filosofía política sin un aparato industrial sólido que pueda ejecutar los cambios”, comentó. “No veo las bases industriales ni regulatorias que puedan sustentar los cambios legales, la reforma del 2008 dejó un Gobierno Corporativo con un Consejo que funciona más como una asamblea, por ejemplo, y la industria sigue viendo al gobierno como protector”, afirmó.
Por tanto, detalló la experta, es momento de discutir el 28 constitucional acerca de la constitución de monopolios en el país y analizar la pertinencia de que Pemex siga en las condiciones operativas y mercantiles que tiene actualmente.

Confianza ciudadana

COMUNICACIÓN Y TRANSPARENCIA, EJES RECTORES
Fluvio Ruiz, consejero profesional de Pemex, explicó durante el Foro organizado por El Economista que los cambios se deben discutir abiertamente, pero que antes es necesario recordar que Pemex es la segunda petrolera más rentable del mundo -más que Shell, que BP, Ecopetrol y mucho más que Petrobras-, pero la transparencia en su relación con la Secretaría de Hacienda, los procesos internos y las inercias que ha acumulado desde su creación no permiten sanearla ni que alcance su máximo potencial.
Manuel Molano, del Imco, expresó que los cambios -constitucionales o no- ya no pueden esperar. “Todos los días estamos destruyendo el valor de los recursos, lo estamos quemando”.
Duncan Wood, del ITAM, aseveró que en principio hace falta una conceptualización entre quién es el dueño de los recursos -la nación- y quién el operador -en este caso Pemex- y no sacralizar a la empresa como única opción, porque incluso se podría plantear la creación de otras paraestatales, comenzando por la que explote el gas, sin que necesariamente se cambie la Constitución.

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