domingo, 25 de noviembre de 2012

Inocentes son el blanco de balas perdidas

Inocentes son el blanco de balas perdidas

Víctimas acusan que las investigaciones suelen ser archivadas, porque los agresores son anónimos

De la redacción, con información de Jorge Grande , Héctor González/ corresponsal, Miguel García Tinoco, Alma Gudiño y Andr
CIUDAD DE MÉXICO, 25 de noviembre.- Las balas perdidas, ya sean a consecuencia de la violencia o derivado de algún festejo, han cobrado decenas de vidas en todo el país, pues un proyectil baja con la misma velocidad que sube y puede atravesar o incrustarse en cualquier parte del cuerpo.
Sin embargo, este tipo de hechos quedan traspapelados en los Ministerios Públicos, pues los testimonios de los entrevistados coinciden en que las autoridades no investigan los hechos, debido a que se trata de agresores anónimos.
Uno de los casos más recientes fue el del niño Hendrik Cuacuas, de 10 años, quien falleció por una bala perdida que provino del exterior cuando se encontraba viendo una película en el Cinépolis de Plaza Ermita Iztapalapa, en el Distrito Federal.
Otro hecho, también en la Ciudad de México, es el de la señora López Segura, quien hace tres años, mientras dormía, una bala atravesó su habitación y la hirió en un tobillo, causándole una lesión grave.
Explicó que como a las tres de la madrugada escuchó gritos y balazos tirados al aire, provenientes de una fiesta —realizada cada julio para celebrar a la virgen del Carmen, en la colonia Peñón de los Baños, ubicada en la delegación Venustiano Carranza—, cuando segundos después sintió un dolor muy fuerte en el talón izquierdo, al mismo tiempo que el vidrio de su ventana estallaba.
“Le grité a mi esposo, quien dormía a mi lado. Cuando despertó y encendió la luz de la habitación, las sábanas y colchas estaban bañadas en sangre. Al retirarlas para revisar, de mi talón emanaba un chorro de sangre. De inmediato me hizo un torniquete con una media y entre dos de mis hijos y él me llevaron al hospital de la Cruz Verde de la (colonia) Jardín Balbuena.
“El impacto de una bala .9 milímetros me destrozó el talón. Después de estabilizarme me dejaron internada tres días y al cuarto me trasladaron al Hospital Magdalena de las Salinas, donde me tomaron placas e hicieron una plantilla del talón.
“Hasta la fecha no he tenido noticias sobre las investigaciones, me supongo que archivaron el caso como otros tantos”, concluyó.
Al caso anterior se suma el del niño Pedro Caballero, ocurrido el año pasado, también en el mismo lugar, quien observaba un carnaval en compañía de sus padres cuando se escuchó una detonación de arma de fuego. En esas fechas, el Peñón de los Baños se atiborra de gente para bailar, tomar y usar sus escopetas, aunque nunca portan pistolas.
“Eran como las seis de la tarde. El ambiente estaba nublado por la pólvora quemada. De repente, mi niño pegó un gran grito y cuando le pregunté qué le ocurría me mostró su brazo... sangraba abundantemente y le dolía mucho, posteriormente se desplomó y tuvimos que correr para buscar un médico.
“Llegue a un hospitalito que se encuentra en la siguiente colonia, al entrar al consultorio mi niño no despertaba, pensé que se me moría. El médico lo colocó en una cama y lo comenzó a revisar. Nos sacaron del lugar y nos llevaron a la sala de espera.
“Como media hora después salió el doctor y nos dijo que el niño recibió un balazo en el brazo derecho, el cual se fracturó, y debido a la intensidad del dolor perdió el conocimiento”, relató su padre.
El pequeño fue estabilizado en dicho lugar, pero luego fue trasladado a la Cruz Verde para una atención especial.
“Los del Ministerio Público me detuvieron mientras mi niño era atendido. Finalmente concluyeron que había sido una bala perdida que, por fortuna, sólo le rompió el brazo, el cual quedó listo en seis o siete meses.”
Debido a este tipo de hechos, autoridades de la delegación Iztapalapa anunciaron, el pasado 17 de noviembre, que prohibirán a sus habitantes disparar al aire durante las fiestas callejeras, religiosas o civiles.
También trabajadores de organismos gubernamentales han sido víctimas de balas perdidas.
Tal es el caso de Claudia Grimaldo Valdez, una joven originaria del poblado de Santa Engracia, en el municipio de Hidalgo, Tamaulipas. En 2010, cuando el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) llevaba a cabo el Censo de Población, Claudia obtuvo un espacio para realizar encuestas, sin pensar que sería su último empleo.
Grimaldo fue enviada a Tampico, donde una bala perdida le arrancó la existencia.
Fue el 20 de noviembre de ese año, cuando los familiares recibían la noticia que los devastaría. Ahí, en una de las calles de aquella localidad, Claudia yacía muerta. A casi dos años, la familia prefiere no hablar al respecto, no interpusieron demanda, el INEGI, por su parte, tampoco, sólo un caso más que no se investigó.
Festividad termina en tragedia
Michoacán no está exento de casos donde ciudadanos han resultado lesionados, o incluso han encontrado la muerte, debido a balas perdidas.
La costumbre de accionar armas de fuego durante festividades, como las de fin de año y patronales, al calor de las copas o en actos relacionados con el crimen ha dejado como consecuencia la muerte de inocentes.
Casos como el ocurrido el 25 de diciembre de 2007 en Morelia, donde un joven de 25 años, que se encontraba festejando con familiares y amigos en las calles de una colonia popular, cayó repentinamente herido por una bala perdida; la detonación del arma ni siquiera fue escuchada por los testigos.
Uno de los casos más recientes ocurrió el pasado 6 de octubre en el municipio de Tuzantla, donde un hombre en silla de ruedas perdió la vida al ser alcanzado por cuatro balas pérdidas.
Por otra parte, Coahuila registra 21 civiles muertos por balas perdidas durante diversos enfrentamientos desde el 1 de diciembre de 2011 a la fecha.
En la Delegación Sureste, que comprende los municipios de Saltillo, Arteaga, Ramos Arizpe, General Cepeda, la Procuraduría estatal reporta tres personas muertas, dos hombres y una mujer.
En la Delegación Laguna I, que comprende Torreón, Matamoros y Viesca, reportan 15 decesos.
En la Delegación Norte 1, comprendida por Piedras Negras, Guerrero, Nava, Allende, Villa Unión, se reporta a una muerta.
La Delegación Centro, comprendida por los municipios de  Monclova, Cuatro Ciénagas, San Buenaventura y Nadadores reporta dos mujeres muertas.
Riñas y enfrentamientos hacen víctimas a civiles
De acuerdo con información de la Procuraduría de Justicia estatal, van cuatro muertos por bala perdida en lo que va del presente año.
Dos en la colonia Independencia, uno en Cadereyta y un estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras.
En Sinaloa, un joven del fraccionamiento Nueva Galicia resultó herido por una bala perdida. El lesionado fue identificado como Luis Demetrio Barraza Regalado, de 20 años. El joven presentó una herida producida por arma de fuego en la pierna izquierda con entrada y salida.
En Morelos, una bala perdida por un enfrentamiento lesionó a una mujer en la espalda, cuando caminaba con su pareja por la carretera federal Chilpancingo-Cuernavaca, en la colonia Campo Valle Dorado, en el municipio de Xochitepec.
En la colonia Campo Valle Dorado, tras escuchar varias detonaciones, los vecinos solicitaron la presencia policiaca, ya que se habían percatado de que una mujer había resultado lesionada por una bala perdida.
En Tabasco, en agosto pasado, una mujer perdió la vida al recibir una bala cuando caminaba.
En Querétaro, la Procuraduría de Justicia confirmó el fallecimiento de un menor, luego de una riña campal en la colonia Menchaca.
Hasta el momento no hay detenidos y las autoridades realizan las investigaciones correspondientes.
Sin escape en fuego cruzado
En esta entidad muchas balas perdidas han hecho blanco en ciudadanos, quienes normalmente jamás se enteran de quién jaló el gatillo del arma.
Algunas de las víctimas no sobrevivieron, como el caso de un niño de diez años, quien murió en un fuego cruzado.
En otras ocasiones, los hechos sólo han trascendido como anécdota.
El pasado 14 de este mes, un hombre casi muere desangrado cuando se dio cuenta que su pierna derecha estaba gravemente herida.
Los hechos ocurrieron en la comunidad rural de Los Chapulines, en  Celaya.
Abraham Martínez, de 35 años, se salvó gracias a que fue trasladado a tiempo al Hospital General Regional.
Según el mismo lesionado, éste se encontraba “tomando el fresco” afuera de su casa, junto con su esposa, cuando escucharon un sonido ensordecedor, proveniente de un arma de fuego.
Y así fue, de repente sintió un fuerte dolor en la pierna derecha, de donde comenzó a sangrar copiosamente. Sus vecinos y esposa lo trasladaron de inmediato al hospital para ser atendido de urgencia.
Hasta el momento, las autoridades desconocen quien disparó el arma.
En 2009, un niño de diez años murió cuando fue alcanzado por una bala durante un enfrentamiento entre dos pandillas, en la colonia Playa Azul en Irapuato.
El caso aumentó la indignación de la sociedad local cuando el alcalde panista Mario Turrent culpó a las madres que trabajan, ya que, dijo, fomentan la desintegración familiar y el aumento de la vagancia.
Hasta el momento no se ha podido identificar al responsable del homicidio, denunciaron sus familiares.
Recuento
- En lo que va del año, la policía del Distrito Federal tiene registrados tres incidentes por balas perdidas en la delegación Iztapalapa, en dos de esos casos el mismo número de personas perdieron la vida, entre ellos el niño Hendrik.
- Datos de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) indican que en 2011, al menos cinco personas murieron y 30 más resultaron lesionadas a consecuencia de disparos al aire.
- En tanto que de enero a mayo del presente año, la Procuraduría de la Ciudad de México tiene registrados tres casos, con igual número de personas lesionas.
2012-11-25 05:15:00

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