domingo, 18 de noviembre de 2012

El enemigo está en casa: Felipe Calderón

El enemigo está en casa: Felipe Calderón

En el PAN “hay liderazgos cómodos con y gracias a la derrota”, afirma el Presidente, hablando del proceso de renovación del partido

Pascal Beltrán del Río / Enviado
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Felipe Calderón fue entrevistado por Pascal Beltrán del Río, director editorial de Excélsior, a bordo del avión presidencial. Foto Especial

CÁDIZ, ESPAÑA, 18 de noviembre.— El PAN necesita un “cambio revolucionario” en sus estructuras, si es que quiere regresar a gobernar a México en 2018, afirmó el presidente Felipe Calderón a menos de 15 días de que termine su mandato.
En una entrevista a bordo del avión presidencial, donde reconoció el derecho del presidente electo Enrique Peña Nieto a realizar cambios en la administración pública federal, Calderón advirtió que existen liderazgos en el propio PAN que frenan la transformación que el partido necesita.
“Ese cambio no conviene a muchos de los intereses que se fueron generando dentro del Partido Acción Nacional. Es decir, hay liderazgos, diligencias que están muy cómodas en el statu quo, no sólo dentro de la derrota, sino incluso gracias a la derrota misma”, señaló.
Dijo que en 12 años el PAN fue incapaz de renovar sus cuadros y liderazgos, y se alejó de la sociedad, “lo que explica en buena parte la decisión electoral de los ciudadanos”.
Durante la conversación en la que abordó diversos temas, adelantó que después de entregar el cargo tomará unos días de descanso para resolver su futuro; tiene pensado fundar una asociación vinculada al desarrollo humano sustentable.
“Estaré en el acto de protesta del nuevo Presidente, y después iré con mi familia, con algunos amigos, quizá.”
“Hay panistas que están cómodos con la derrota”
 El Partido Acción Nacional tendrá la oportunidad de regresar a la Presidencia de la República siempre y cuando realice un “cambio revolucionario en sus estructuras”, afirma Felipe Calderón.
Sin embargo, el Presidente de la República no se muestra muy confiado en que la cúpula del PAN esté dispuesta a tal transformación, pues en ella hay “intereses creados” a los que conviene el statu quo.
Hay liderazgos panistas que no sólo están cómodos con la derrota sino que le deben a ella su permanencia, dice el mandatario, en entrevista con Excélsior. “Quizá no les convendría un cambio como el que el PAN necesita para sacudirse y estar en condiciones aptas para ganar la Presidencia de la República en 2018”, señala.
A menos de dos semanas de dejar el cargo, Calderón comenta que su sucesor tiene “el derecho de plantear las estrategias que considere más pertinentes”. No le molesta que el Presidente electo, Enrique Peña Nieto, hable de modificar las prioridades en el combate al crimen organizado ni que haya propuesto desaparecer la Secretaría de Seguridad Pública para que sus funciones sean asumidas por Gobernación.
“La clave es que se entienda bien la importancia de contar con una fuerza pública de carácter civil a nivel federal, que era prácticamente inexistente antes de este gobierno”, afirma.
Respecto de los temores sobre el retorno de una secretaría poderosa en Bucareli, apunta: “Yo hago votos por que cualquiera que sea el cambio en esa estructura se haga en el sentido de fortalecer una institución pública y civil de seguridad que le hace muchísima falta a México... Y, por supuesto, que ese cambio no implique la utilización de la inteligencia policiaca para propósitos políticos”.
Calderón asume con tranquilidad el nivel de popularidad que encontró recientemente una encuesta de Excélsior sobre su persona: 49%, la más baja para un Presidente al término de su gestión, desde que se levanta dicho dato.
“Para como han estado las cosas
—dice—, francamente pienso que es un nivel bastante razonable de aceptación... De hecho, es de los niveles más altos de aceptación (en América Latina)”, sostiene. La comparación con sus antecesores en ese terreno es injusta, infiere, “pues soy el primer Presidente de la República, desde que existe la televisión, que tuvo prohibido aparecer en propaganda publicitaria del propio gobierno”.
Le pregunto su impresión sobre quienes lo juzgan por el número de muertos por la violencia en los últimos seis años.
“Pues independientemente de la cifra, el hecho mismo de que haya gente que pierde la vida por la violencia desatada por los criminales me deja, por supuesto, una sensación de dolor y tristeza... También me queda clara la gran incomprensión respecto del fenómeno que ocurrió en México en la última década: una espiral de violencia que nos fue común a todos los países, prácticamente sin excepción, desde los Andes hasta Estados Unidos, una violencia asociada con el crecimiento del crimen organizado y el narcotráfico”.
El siguiente es el texto de la entrevista.
—Ahora que está por cumplirse el plazo constitucional de su Presidencia, usted debe saber muchas cosas que no sabía antes de asumir el cargo. De acuerdo con lo aprendido, ¿qué puede hacer un Presidente y qué no puede hacer?
—Bueno, todavía en México el Presidente de la República tiene un poder importante, tiene un cúmulo de facultades verdaderamente notables respecto de otros regímenes constitucionales.
“De las cosas que puede hacer un Presidente, pienso que la facultad más notable con la que aún cuenta es la de nombrar y remover a sus colaboradores, y me parece que es una facultad que debe ejercerse a cabalidad; yo lo ejemplifico con un juego de futbol, por ejemplo…”
—Hacer los cambios...
—Si un entrenador tiene la posibilidad, prácticamente sin límite, de hacer cambios, probablemente podrá desarrollar mucho mejor toda la potencialidad que tenga un equipo, en el caso concreto del futbol. Eso es una cosa que sí puede hacer el Presidente.
“La otra que sí puede hacer es disponer de la fuerza pública, que, finalmente, es un determinante del Estado mismo, de la capacidad de establecer el imperio de la ley a partir del monopolio de la coacción, pues sigue siendo una de las causas que explican la existencia misma del Estado y que da una idea de la magnitud de la potencialidad del Presidente de la República, en este caso del jefe del Estado mismo y del sentido mismo de la integridad del Estado.
“¿Qué no puede hacer el Presidente? El Presidente no puede, primero, tener un comportamiento despótico. Afortunadamente hay una sociedad extremadamente informada, un Estado de derecho que establece un código de garantías, particularmente valiosas e importantes en el caso mexicano, pienso yo que superiores y mucho más amplias que otros países.
“Un Presidente tampoco puede hacer lo que le corresponde a otros niveles de gobierno, señaladamente a gobernadores y alcaldes, ni en materia de educación ni en materia de salud ni en materia de seguridad pública, por ejemplo, y estas limitantes son rara vez entendidas por la población que sigue considerando, a pesar del avance político que ha habido en el país, que todos los males y todos los bienes provienen del Presidente y que éste tiene facultades ilimitadas para realizar unos y otros.
“En otras palabras, esta pregunta de ¿qué cosas no puede hacer un Presidente? es una pregunta todavía imposible o inexistente para millones y millones de mexicanos que creen que el Presidente puede hacer absolutamente todo y eso pues, definitivamente, no es cierto.”
—Por la gobernabilidad del país, ¿convendría que algunas de esas limitaciones dejaran de serlo o estamos bien así? En términos del federalismo, en términos de lo que usted ha comentado...
—Yo estimo que en ciertas circunstancias debiera haber la posibilidad de que el Poder Ejecutivo federal asumiera directamente no sólo las responsabilidades del cargo y los costos del mismo, sino también las posibilidades de ejercerlo a cabalidad.
“Yo pienso en materia de seguridad pública, un tema muy, muy relevante de esta administración. Lo comparo, por ejemplo, con el caso que típicamente se compara a México: Colombia. A final de cuentas, el general (Óscar) Naranjo, director de la Policía Nacional de Colombia, podía remover libre y fulminantemente a cualquier funcionario de la Policía Nacional de Colombia, en cualquier punto del territorio colombiano, con su sola indicación. En mi caso, por ejemplo, siendo Presidente de la República, yo no podía y no pude, remover a un agente de tránsito de ninguno de los más de 2 mil 500 municipios, aunque supiera o se supiera que tenía vínculos con el crimen organizado, por ejemplo. Siempre tendría que ser una facultad del gobernador, del alcalde, pero no del Presidente de la República.
“En determinados casos en que se exige toda la responsabilidad al Presidente, también debiera poder ejercer, de manera mucho más amplia, sus atribuciones. Y en otros casos pienso que el poder presidencial, también, debiera acotarse o por lo menos establecerse una regulación que fuera más compatible con el régimen federal democrático y republicano que tenemos los mexicanos.”
—¿Cuál es para usted el legado más importante de estos 12 años del PAN en la Presidencia, y qué es lo que queda a deber?
—El legado más importante, probablemente, es en materia social y tiene que ver con el derecho a la salud, que es algo no trivial. El derecho a la salud, finalmente, es un derecho fundamental y de los más importantes en materia de dignidad humana.
“Si el principio toral del humanismo político de Acción Nacional es el respeto a la dignidad humana, probablemente el haberla garantizado o respetado a través del acceso universal al derecho a la salud es probablemente uno de los legados más importantes en materia social.
“El otro es haber avanzado en la transformación del país con respeto a las libertades y los derechos políticos y democráticos de México. En otras palabras, es jamás haber restringido las garantías individuales o la democracia. Ha sido, por el contrario, haber ensanchado siempre de manera constante los derechos políticos, las libertades de los mexicanos que creo que es algo inherente y característico de lo que el PAN siempre hubiese querido hacer o hubiese exigido como cualquier gobierno.
“¿Qué faltó a los gobiernos de Acción Nacional en estos 12 años? Me parece que una mucho mayor vinculación social y política con la sociedad misma. Claro que una mayor vinculación social y política sólo puede realizarse a través del partido político mismo. Dicho en otras palabras, creo que la pregunta de qué faltó en estos 12 años de gobierno de Acción Nacional tiene mucho que ver con respuestas que sólo quizá el PAN mismo per se pudiera contestar.”
—El PAN, lo han dicho muchos, es un partido que sigue siendo de oposición y no ha sido suficientemente un partido de gobierno.
—Por varias cosas. Yo siempre he sostenido que el carácter de partido de oposición o partido en el gobierno obedece a las circunstancias de Acción Nacional, no a su sustancia o a su esencia.
“Digamos, la esencia o la sustancia del PAN la define su propia identidad ideológica y el código de principios y valores que lo sostiene y que le da razón de ser, ésas son sus circunstancias esenciales; sin embargo, sus circunstancias existenciales tienen que ver con el momento político que vive o en la circunstancia política que vive en un momento determinado.
“Esa circunstancia política puede ser de oposición, como la que ha vivido desde 1939 al año 2000, o la que vivirá a partir de 2012 hacia adelante, yo espero que por breve tiempo, y la circunstancia de gobierno que vivió de 2000 a 2012.
“Esta distinción entre esencia o circunstancia, o entre sustancia y existencia, no pudo nunca ser bien manejada por Acción Nacional. Para muchos quizá el ser de oposición era elemento esencial y creo eso fue una equivocación.
“Otro punto es, habría que revisarlo a través de la evolución misma del PAN en 12 años, qué ha cambiado de Acción Nacional en 12 años, en qué es mejor ahora y en qué no, y creo que la gran paradoja es que muchas de las respuestas que buscamos estarían ahí... Cómo se compara el PAN de 2012 con el del año 2000, y decidir si ese PAN es mejor ahora que el de hace 12 años explica en buena parte lo que pasó.”
—¿Para usted es mejor?
—Creo que pudo haber sido mejor después de 12 años. Lo veo en muchas cosas que incluso pueden parecer triviales, por ejemplo la edad promedio de sus miembros.
“Yo tenía una preocupación: que cuando fui presidente del PAN, lo fui relativamente joven, a los 33 años, el PAN tenía una edad promedio muy superior a la edad promedio del país. La edad del país era más o menos de 20-21 años en promedio y el PAN tenía una edad promedio de 35 años, e hicimos un esfuerzo entonces por renovarlo generacionalmente y de ahí se explica el enorme esfuerzo que hicimos en su tiempo con la entrada de muchos cuadros jóvenes.
“Sin embargo, ahora el PAN tiene una edad promedio que creo que ya rebasa los 50 años, por ejemplo. Definitivamente en estos 12 años no fuimos capaces de renovar ni los cuadros ni los liderazgos ni las prácticas mismas del Partido Acción Nacional. Y eso también explica una buena parte las decisiones electorales de los ciudadanos…
“Creo que en otra cosa que el PAN pudo haber funcionado mejor es… ¿el PAN de ahora es más cercano o más distante a la ciudadanía y al electorado mismo?
“Definitivamente creo que el PAN no desarrolló una capacidad de acercamiento mucho más nítida con los electores mexicanos y los ciudadanos y, por otra parte, sí exacerbó los mecanismos de distanciamiento respecto de la sociedad y el electorado; es decir, fue mucho más restrictivo en la incorporación a su membresía activa que iba por parte de la ciudadanía, fue mucho más exclusivista en la designación de candidatos, fue mucho más distante de la posibilidad de que cualquier ciudadano viera al PAN como un instrumento de participación ciudadana, es decir, más que ser el PAN un partido de ciudadanos como siempre el PAN debiera ser, se convirtió en un partido de los panistas.”
—Este PAN, como está, como usted lo ve, con los cuadros que posee, en las circunstancias políticas actuales del país, ¿tiene posibilidades de ganar la Presidencia en seis años?
—Sí, el PAN tiene posibilidades de ganar la Presidencia dentro de seis años, clara y rotundamente lo creo. Pero necesita un proceso de transformación y de reafirmación muy profunda que debiera haberse dado al día siguiente de la derrota electoral de 2012, y, como es claro y evidente, no se ha dado.
—¿Por qué se retrasó el proceso de reforma?
—Yo alguna vez, en el Consejo Nacional, parafraseaba un brillante ensayo de Efraín González Morfín que sacudió la vida política nacional y al PAN mismo, por ahí de 1969 y 70. El documento, que en su origen, tengo entendido, se llamaba Cambio revolucionario de estructuras, Efraín ponía esta alternativa muy provocativa para las circunstancias de la época. Él decía: ‘La disyuntiva entre reforma y revolución —entendiendo como reforma cambios en la medida en que los intereses creados sean capaces de soportar, y revolución que es cambio profundo y sustancial de las estructuras de la sociedad—, claramente el PAN se inclina por un cambio revolucionario a las estructuras’, una frase que escandalizó a muchísimos dentro y fuera del PAN.
“Toda proporción guardada, eso no deja de pasar ahora. Entre reforma —cambio en la medida que los intereses creados sean capaces de soportar— y revolución —cambio profundo y sustancial de las estructuras panistas—, claramente el PAN lo que necesita es un cambio profundo y sustancial, cambio revolucionario a las estructuras.
“Sin embargo, ese cambio no conviene a muchos de los intereses creados que se fueron generando dentro del Partido Acción Nacional. Es decir, hay liderazgos, dirigencias que están muy cómodas en el statu quo, no sólo dentro de la derrota, sino incluso gracias a la derrota misma.
“Claramente el PAN sigue conservando más de una cuarta parte del electorado, buena porción del poder a nivel estatal… y hay una serie de intereses creados en las estructuras de poder interno y con capacidad excesiva, que finalmente quizá no les convendría un cambio como el que el PAN necesita para sacudirse y estar en condiciones aptas de ganar la Presidencia de la República en 2018.”
—Presidente, acaba de darse a conocer una encuesta sobre el nivel de popularidad suyo, y surgieron inmediatamente las comparaciones con otros Presidentes. ¿Usted cómo se siente respecto de esta calificación?
—Pues como han estado las cosas francamente pienso que es un nivel bastante razonable de aceptación… De hecho, aun comparado con otros niveles de aceptación en América Latina, es un nivel bastante bueno. De hecho, es de los niveles más altos de aceptación en la región.
“Y en cuanto a México, también hay cosas que reflexionar: soy el primer Presidente de la República, por lo menos en el México moderno, o el primer Presidente de la República desde que existe la televisión que tuvo vedado o prohibido aparecer en propaganda publicitaria del propio gobierno. Tuvo vedado el uso de imagen y voz, o incluso el nombre en la propaganda gubernamental.
“Dada esta circunstancia, la crisis económica que nos tocó vivir, la virulencia y la violencia de los criminales que tanto han afectado al país, y muchos otros factores, me parece que el grado de aceptación que las diversas encuestas reflejan, incluso la de Excélsior, pues tienen un grado importante de benevolencia y comprensión respecto del gobierno.”
—Presidente, la cifra de los asesinados y los desaparecidos, ¿qué sensación le deja cuando está a 15 días de terminar la gestión de gobierno?
—Pues independientemente de la cifra, el hecho mismo de que haya gente que pierde la vida por la violencia, y yo sí enfatizo, por la violencia desatada por los criminales en México, por supuesto, deja una sensación y sentimiento de dolor y de tristeza.
“Pero por otra parte, me queda muy claro que quienes son responsables de todas esas muertes son los delincuentes, y tienen que pagar por ello.
“También me queda claro que hay una gran incomprensión respecto del fenómeno que ocurrió en México en la última década en general, y el sexenio, desde luego. Y que es el surgimiento de una espiral de violencia que, por cierto, nos fue común a todos los países, prácticamente sin excepción, desde los Andes hasta Estados Unidos, o de los Andes hasta México, un fenómeno que acompañó a toda Centroamérica, a todo el Caribe, y que está asociado, o más bien vinculado a la violencia asociada con el crecimiento del crimen organizado y el narcotráfico.
“En otras palabras, se trata de una violencia y de unos homicidios que son responsabilidad de una delincuencia que se prohijó, se toleró y se permitió, y que cuando brotó como una terrible supuración, cuando ésta estalló, pues había sido verdaderamente mucho tiempo perdido para hacerle frente.
“Para mí fue algo así como un volcán que acumula una gran energía y de repente entra en erupción. Una infección en alguna parte del cuerpo que un buen día se satura y estalla por todos lados. Yo se lo decía hace poco al secretario de Gobernación, y creo que la metáfora tiene algo de sentido: es como haber entrado a una casa y de repente ver cómo pasan un par de cucarachas por el piso y cuando uno le sigue la pista y encuentra su nido o su agujero, se da cuenta de que todo el tapiz, toda la pared y el piso están plagados o infestados de cucarachas y de termitas. Y lo que queda no es simplemente recubrir el tapiz, lo que queda es prácticamente limpiar toda la casa. Eso fue lo que me tocó hacer.
“Y una de las consecuencias de esta infestación del crimen en México, de esta penetración brutal de organizaciones criminales a lo largo y ancho de territorio nacional, en diversas estructuras de la sociedad y del gobierno, es la causa eficiente y clara de la violencia, más que de la clara acción del Estado mexicano.”
—Cuando escucha decir al Presidente electo que habrá un cambio de enfoque en la lucha contra la delincuencia, ¿qué sensación le deja?
—Que tiene el derecho de plantear las estrategias que considere más pertinentes. Y también creo que entre todos los mexicanos, trae el derecho de saber exactamente en qué consiste ese cambio. Creo que cualquier Presidente tiene el derecho de plantear el sentido de la estrategia que a su juicio es la que más convenga.
—Acaba de anunciar Enrique Peña Nieto una iniciativa para regresar la estructura de la Secretaría de Seguridad Pública a Gobernación. Más allá de que cada Presidente tiene el derecho de plantear las cosas que mejor crea convenientes, ¿qué piensa usted de la desaparición o la fusión de la SSP, que fue una secretaría creada por el PAN?
—Yo creo que el tema de la seguridad tiene una importancia indiscutible. La clave es que se entienda bien la importancia de contar con fuerza policiaca de carácter civil a nivel federal, que era prácticamente inexistente antes de este gobierno.
“México necesita urgentemente una policía nacional sólida, una Policía Federal que fue la que nosotros construimos, por lo menos. Y que en la medida que se le dé más fuerza a esa policía, y más autonomía, con los controles internos sociales debidos, se generará un bien público mucho mayor.
“Yo hago votos por que cualquiera que sea el cambio que se haga en esa estructura, se haga en el sentido de fortalecer una institución pública y civil de seguridad que le hace muchísima falta a México. En otras palabras, es increíble que en México no se haya contado con una fuerza civil capaz de hacer cumplir la ley, distinta del Ejército mismo.
“La carencia de una policía nacional, de origen civil, bien estructurada, explica la indispensable presencia de las Fuerzas Armadas en labores de seguridad pública y respaldo a los estados y municipios. Mientras no se abandone esa premisa se pueden hacer los cambios administrativos que se quieran.
“También hago votos, por supuesto, para que ese cambio no implique la utilización de la inteligencia policiaca para propósitos políticos. Una inteligencia policiaca que costó un enorme trabajo construir, que por cierto tampoco había.”
—Presidente, una de las acciones que se van a recordar de este último tramo de su sexenio fue haber utilizado la iniciativa preferente, producto de la reforma política. ¿Qué conclusión saca usted del debate de la reforma laboral?
—Primero, sobre la forma: creo que la iniciativa preferente resucitó un extraordinario instrumento constitucional para estimular la capacidad decisoria de los órganos del Estado, que estaba de alguna manera bloqueada.
“Dicho en otras palabras: que la iniciativa preferente haya permitido la aprobación de dos reformas de gran envergadura como la reforma en materia de la Ley de Transparencia y Gastos Gubernamentales y la reforma a la Ley Federal del Trabajo, indica que creo que son de los avances más grandes en el diseño orgánico de los poderes en México, del diseño constitucional.
“Por otra parte, la reforma a la Ley Federal del Trabajo, la reforma laboral, permite que México vaya avanzando en la imperiosa necesidad de modernizar sus arquetipos, las estructuras jurídicas que mucho le hacen falta.
“Me parece que es un gran avance la reforma laboral, y aunque se pierde en todo este fenómeno de la transición política misma, me parece que es uno de los avances más importantes en materia legislativa, vinculado a lo económico, que se hayan tenido en mucho tiempo.”
—La alianza que se anunció entre el PAN y el PRD, aunque haya sido para algo muy concreto y no sepamos a estas alturas si va a perdurar, ¿le tomó a usted por sorpresa? ¿Qué impresión le dejó?
—Bueno, el PAN tuvo, ejerció o realizó unas alianzas muy audaces con el PRD, sobre todo en el año 2010, que, en términos del objetivo buscado, que era el cambio de gobierno, resultaron exitosas. Pero como en toda alianza, siempre lleva implícito el riesgo de pérdida de cierto grado de identidad política e ideológica. En otras palabras: mientras el PAN sea capaz no sólo de mantener, sino de acrecentar su identidad política con los electores y de establecer mecanismos diferenciadores que le hagan saber a cada votante que el PAN es una opción distinta y mejor que todas las demás, mientras sea capaz de preservar eso, creo que puede diseñar las tácticas o las estrategias electorales que considere pertinentes y éticamente válidas.
“Ahora bien, aquí hay dos preguntas que habrá que hacerse dentro del panismo. Una es ¿las alianzas contribuyen a fortalecer esa identidad y esa diferenciación? Probablemente no. Y dos: ¿el PAN es ahora una opción nítida y claramente identificable para los ciudadanos, como opción política y mejor de otros partidos políticos? Quizá no. Y de esa respuesta depende en gran parte la explicación de los resultados electorales.
“Yo hago votos para que el PAN pueda posicionarse en el futuro inmediato como una opción política distinta y mejor. Distinta y distinguible del PRD, del PRI, del Verde y de muchas otras opciones. Y no sólo distinguible sino mejor; mejor por sus propuestas, mejor por sus dirigentes, mejor por sus candidatos, mejor por su comportamiento público y, desde luego, mejor por su gobierno. En la medida en que el PAN no sea distinguible y notoriamente superior en términos de alternativa política, le costará mucho más trabajo regresar a gobernar al país.”
—Por último, Presidente, cuénteme cómo ve usted estos últimos 15 días de su gobierno, y, después, lo que sigue para usted, para su familia.
—Bueno, los últimos 15 días los veo de mucha intensidad, hay una gran cantidad de programas y de obras públicas que quedan por inaugurar, por concluir, etcétera, y lo veo claramente desde hace prácticamente dos semanas, desde fines de octubre concluimos el diseño de la agenda para todo noviembre y es una de las agendas más intensas que pueda tener no sólo un Presidente, sino cualquier servidor público y, dos, por otra parte lo veo como un periodo de 15 días llenos de realizaciones y satisfacciones personales, de cosas logradas, de ciclos concluidos, en fin.
“También en lo personal y en lo familiar es un… todos estos meses, después de la elección sobre todo, ha sido un periodo de preparación mía y de mi familia para una nueva etapa de nuestra vida. Hemos trabajado mucho por asumir estos días como una vuelta, un cambio de página, positivo en el sentido de que siempre lo que viene implicará nuevos retos, nuevos desafíos, y cosas siempre interesantes y dignas de vivirse.
“En ese sentido estamos muy contentos con lo hecho, pero es muy difícil decirse satisfecho en un país con tantas necesidades y problemas como México. Siempre hay un elemento que viene de la filosofía que compartimos y que es la llamada tranquilidad y satisfacción, más que de las cosas realizadas en sí mismas, la tranquilidad de conciencia del deber cumplido. Ésa la tenemos.
“¿Qué viene en el futuro? No lo sé todavía con certidumbre, pero tengo varias opciones. Una claramente para mí, lo que viene en el futuro en México es consolidar un proyecto personal, que es fundar y desarrollar una asociación civil vinculada al desarrollo humano sustentable, una fundación que tenga por objeto, primero, hacer un recuento de los hechos, de las acciones, de las obras y las políticas públicas del humanismo político, ya no sólo desde una perspectiva teórica y abstracta, sino desde un recuento práctico y concreto en obras de gobierno.
“Quiero dedicarme a sistematizar la obra y las políticas públicas que realizamos, ponerlas en la perspectiva de principios filosóficos e ideológicos mucho más trascendentes que la obra misma, que yo las enmarco en el desarrollo humano sustentable. Y que la experiencia de gobierno pueda sistematizarse de tal manera que sean útiles las buenas y las malas experiencias. Entonces, una parte muy importante de mi propia actividad personal la voy a dedicar a ello, a la fundación, a hacer la fundación de desarrollo humano sustentable y convertir tal cosa en un instrumento útil para la vida de México.
“Desde luego, también tengo la perspectiva muy importante para mí de escribir la propia experiencia de gobierno, insisto, las políticas públicas realizadas, su concreción en obras y programas públicos, la experiencia misma de gobierno, mis propias memorias, aunque pienso que eso lo podría hacer muchísimo después, pero está en mi propio plan.
“Está también pendiente el desarrollo mismo de la vida personal y profesional, la vida política de Margarita (Zavala), que de alguna manera quedó encapsulada, suspendida a lo largo de estos seis años, y tengo algunas invitaciones académicas, algunas en México, otras fuera de México, otras que tienen que ver con organismos internacionales que tengo, por supuesto, que ponderar y valorar, pero así veo un poco mi futuro, al menos inmediato, con una gran cantidad de tareas que realizar, y vinculado básicamente al análisis y a la sistematización de las experiencias vividas.
—¿Qué hará el 1 de diciembre?
—No lo sé. Primero, desde luego, voy a apoyar al próximo gobierno y al Presidente electo con todas las tareas inherentes a la transición misma, probablemente hacia la medianoche y en la transición, es decir, entre el 30 de noviembre y el primero de diciembre haré una entrega inmediata del mando de la fuerza pública, que creo que es una de las lagunas constitucionales que fuimos despejando en mi propia transición con el presidente Fox. Estaré en el acto solemne de protesta del nuevo Presidente y posteriormente iré a estar con mi familia, con algunos amigos quizá, en fin, no lo tengo bien claro, pero empezaré… tomaré unos días de descanso y terminaré de resolver mi futuro inmediato.
2012-11-18 04:44:00

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