lunes, 8 de octubre de 2012

MEXICANOS MANTIENEN RECHAZO A LABOR DE LEGISLADORES

59% está en desacuerdo con el trabajo de los diputados y 49%, con el de los senadores según la más reciente encuesta de BGC-Excélsior Ulises Beltrán y Alejandro Cruz/ BGC, Ulises Beltrán y Asocs., S. C. CIUDAD DE MÉXICO, 8 de octubre.- Tras iniciar la nueva legislatura y en medio del debate de la reforma laboral, la calificación del trabajo en el Congreso sigue siendo negativa. Sin embargo, el cuestionamiento popular a su trabajo es menor que hace unos meses, en especial en el caso de los senadores. Se tiene presente que la oposición tendió a aliarse para frenar las iniciativas del presidente Felipe Calderón, pero se espera que ahora PRI y PAN se alíen para aprobar las de Enrique Peña Nieto, según la encuesta telefónica nacional BGC-Excélsior más reciente. El juicio sobre el trabajo legislativo sigue siendo reprobatorio por parte de la opinión pública: 49% está en desacuerdo con la labor de los senadores (gráfico 1) y 59% con la de los diputados (gráfico 2). No obstante, repunta el porcentaje de personas que respaldan lo realizado por los legisladores en este inicio de sesiones, pues el acuerdo con los diputados pasa de 19% en mayo a 29% ahora (gráfico 2); en tanto, el acuerdo con los senadores asciende de 22% a 36% (gráfico 1) en ese lapso (el registro más alto en los últimos tres años). Uno de los aspectos más evidentes para la gente sobre la actuación actual del Congreso de la Unión es su relación con el Presidente. Con el paso del tiempo no se ha consolidado un consenso claro en torno a si es mejor un gobierno donde el poder Ejecutivo y Congreso estén dominados por un mismo partido o un gobierno con Presidente de un partido y mayoría opositora en el Legislativo. El hecho de que desde 1997 el Presidente de la República tenga que enfrentar una mayoría opositora provoca opiniones encontradas. Para 44% se trata de una situación mala para el país, en tanto que para 43% es buena (gráfico 3). Esta falta de consenso en torno a la idoneidad del gobierno dividido se refleja en la disposición a que los legisladores ejerzan mayor regulación sobre el Ejecutivo. Por ejemplo, los puntos de vista tienden a estar contrapuestos en torno a si el Congreso de la Unión debe controlar menos o más al Presidente. Si bien tiende a haber más personas que esperan una Presidencia más sometida al Legislativo (46%), una proporción sólo algo menor (gráfico 4) cree que debe tener menor control de los diputados y senadores (37%). La falta de acuerdos en las Cámaras desde hace 15 años no es necesariamente vista como el resultado de una política deliberadamente obstruccionista de los partidos opositores al Ejecutivo federal. Por ejemplo, aunque ciertamente 43% cree que los diputados han buscado debilitar al Presidente, otro porcentaje similar piensa que más bien lo que ha sucedido es que es común que los legisladores tengan diferencias y por eso les sea difícil ponerse de acuerdo (gráfico 5). En todo caso, ha sido evidente que el Presidente no puede imponer sus iniciativas al Congreso. Para 81%, en este sexenio lo más frecuente fue que los diputados y senadores sólo aprobaran algunas de las propuestas del Ejecutivo (gráfico 6). Frente al activismo del Congreso como poder de contrapeso, entre la opinión pública mexicana tiende a predominar algo más la creencia de que el Presidente ha perdido fuerza en comparación con el pasado (50%). Ante el próximo gobierno de Enrique Peña Nieto (gráfico 7) se tiende a vislumbrar una alianza legislativa entre PRI y PAN para aprobar las iniciativas presidenciales (46%). Esta expectativa contrasta con la situación que se ha percibido más frecuentemente en el sexenio que termina, es decir, una alianza entre PRI y PRD para oponerse a las propuestas del presidente Calderón (38%). Muy pocos esperan alianzas legislativas entre el PRI y el PRD en el sexenio de Enrique Peña Nieto (12%). Por el contrario, en comparación con lo que ha pasado en el gobierno de Felipe Calderón, se vislumbran más tomas de tribuna por parte de los legisladores perredistas para impedir que pasen las propuestas presidenciales de Peña Nieto (55%). Sin embargo, las tomas de tribuna como práctica para evitar la discusión y eventual aprobación de iniciativas es una acción que sigue siendo reprobable para la opinión pública (65%), pues se le ve incorrecta (80%) e ineficaz (81%).

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